By Fabrizio Federici | 16/09/2025 19:43
Desde hace algunos años, en el florilegio de capitales temporales que, siguiendo el modelo de la Capital Europea de la Cultura, salpican la península, figura también el reconocimiento de Capital Italiana del Arte Contemporáneo, establecida en 2024. Las candidaturas para 2027 se presentaron el pasado mes de junio: entre las ciudades que aspiran al título se encuentran dos localidades umbras, que han unido sus fuerzas con la esperanza de alcanzar el objetivo. Dos centros, Spoleto y Foligno, que como tantos otros lugares de Umbría poseen extraordinarios testimonios artísticos del pasado, sobre todo de la Edad Media y el Renacimiento: baste pensar, en el caso de Spoleto, en el Duomo y los restos lombardos, empezando por el impresionante "clasicismo" de la iglesia de San Salvatore, o, en el caso de Foligno, en esa joya del gótico tardío que es el Palacio Trinci, con sus frescos.
Sin embargo, el papel que desempeñó Spoleto en los acontecimientos artísticos del siglo XX no es menos significativo: la exposición Esculturas en la Ciudad de 1962 representó un momento fundamental en la historia de la escultura monumental y en la reflexión sobre el arte público, cuyos signos siguen siendo muy evidentes en la ciudad, empezando por la creación más grandiosa y emblemática de aquella iniciativa, el Teodelapiode Alexander Calder, que saluda a los viajeros que llegan a la estación de Spoleto; desde 1958, el Festival dei Due Mondi (en cuyo contexto, además, vio la luz Sculture nella città ) es un acontecimiento internacional dedicado al teatro y la música de nuestro tiempo. Foligno, por su parte, ha reforzado su perfil de centro abierto a la contemporaneidad desde 2010, cuando la gigantesca Calamita Cosmica de Gino de Dominicis, adquirida seis años antes por la Fondazione Cassa di Risparmio di Foligno, encontró su última morada en la antigua iglesia de la Santissima Trinità in Annunziata, segundo espacio expositivo del CIAC (Centro Italiano de Arte Contemporáneo).
El "esqueleto" del artista de Ancona está, pues, encerrado, casi al milímetro, dentro de un antiguo relicario: una iglesia que, erigida entre 1760 y 1765 según diseño del arquitecto Carlo Murena, quedó inacabada, carente de las decoraciones previstas y, por tanto, con la mampostería vista. La exposición de la Calamita nos hace ganar: ciertamente, la obra se lee mejor en el contexto de la mampostería actual, que envuelta en el yeso y el estuco claros que deberían haber cubierto el interior de la iglesia. Se trata de un buen ejemplo de reutilización con fines expositivos de un espacio del pasado que había perdido su función y necesitaba una nueva, para volver a integrarse plenamente en el tejido de la ciudad. Una coexistencia lograda entre lo antiguo y lo contemporáneo: un término quizá preferible al ya maltratado "diálogo" entre épocas diferentes, tras el que a menudo se ocultan operaciones engañosas y yuxtaposiciones poco más que casuales.
Se puede hacer un discurso similar para el Palacio Collicola de Spoleto. Uno de los principales palacios aristocráticos de la ciudad, construido entre 1717 y 1734 según un diseño del arquitecto sienés Sebastiano Cipriani, el edificio alberga en su segunda planta la Galería de Arte Moderno "Giovanni Carandente", el museo de arte contemporáneo más importante de la región, junto con la Fundación Burri de Città di Castello, que cuenta en sus colecciones, en particular, con obras adquiridas por el municipio de Spoleto a través de las ediciones del Premio Spoleto, celebradas entre 1953 y 1968, pinturas del llamado "Grupo de los Seis", creaciones de Calder y otros ilustres participantes en la legendaria exposición de 1962, obras de Leoncillo y Sol LeWitt. Mientras que la segunda planta del Palazzo Collicola carece de elementos históricos significativos, el piano nobile conserva interiores ricamente decorados (empezando por la espléndida galería) y una colección de pinturas antiguas en muchos casos de notable interés (un nombre para todas: la conocida Spezieria del ámbito de Guercini).
La animada actividad expositiva de la Galleria d'Arte Moderna se despliega, a través de exposiciones temporales, también en esta parte del edificio de mayor valor histórico y artístico: es el caso de la hermosa muestra dedicada a William Kentridge, Pensieri fuggitivi (Pensamientos fugitivos), comisariada por Saverio Verini, director de los Musei Civici Spoletini. La exposición, abierta hasta el 2 de noviembre de 2025, presenta una amplia selección de obras creadas en los últimos veinticinco años por el artista sudafricano, entre las que se incluyen dibujos, esculturas, vídeos, grabados y cuadernos de notas. Las obras de Kentridge se sitúan en espacios históricos sin asfixiarlos, al contrario, estableciendo en varios casos relaciones con las antiguas pinturas de las paredes: relaciones que hacen más articulada la experiencia de la visita e invitan al espectador a considerar de forma más compleja tanto el lienzo del siglo XVII-XVIII como la obra del artista contemporáneo (cuya investigación, por otra parte, tiene y muestra sin reticencias firmes raíces en el arte del pasado, desde la antigüedad clásica hasta las vanguardias históricas).
Pero antes de 2027, año en el que Spoleto y Foligno podrían asumir el papel de capitales italianas de la contemporaneidad, está 2026, año en el que se cumple el centenario del nacimiento de Dario Fo, personaje muy vinculado a Umbría: él y Franca Rame frecuentaron asiduamente la Universidad Libre de Alcatraz, creada por su hijo Jacopo en 1982 en las colinas entre Gubbio y Perugia, y que sigue siendo hoy un taller de importantes proyectos artísticos y sociales (entre otras cosas, hay también una hermosa pintura mural realizada por Dario, que fue también, o quizá ante todo, pintor, dedicada a su amado San Francisco). Para 2026 está prevista una rica serie de iniciativas que tendrán lugar en Umbría, pero no sólo, sino en todo el mundo (donde se traducen y ponen en escena las obras de Fo): representaciones teatrales, exposiciones, proyecciones, jornadas de estudio. Entre los actos programados ocupará un lugar central el proyecto "100 años para 100 países", organizado por la Fundación Dario Fo y Franca Rame, que se articula en una serie de eventos que tendrán lugar hasta en cien países diferentes y, al mismo tiempo, en cien manifestaciones repartidas por toda Italia. En Perugia, el Museo Civico del Palazzo della Penna estará ocupado íntegramente por una exposición dedicada al pintor Fo y, en particular, a sus obras centradas en la figura de San Francisco, de cuya muerte se cumplen 800 años en 2026.