El 30 de mayo, en el yacimiento arqueológico de Xi’an, en el centro de China, dos estatuas pertenecientes al antiguo Ejército de Terracota fueron dañadas por un visitante que saltó las barreras de protección del museo y saltó al foso nº 3 de la zona de exposición, destruyendo parcialmente las esculturas. El autor, un hombre de unos 30 años, identificado por las autoridades sólo por su apellido Sun, fue detenido por la policía local y se encuentra bajo custodia. Según una reconstrucción de la Oficina de Seguridad Pública de Xi’an y la información aparecida en los medios de comunicación chinos, el incidente ocurrió sobre las 17.30 horas del viernes. Al parecer, el hombre, que se encontraba de visita en el museo, saltó repentinamente las vallas y redes de protección y se arrojó al foso, de más de cinco metros de profundidad. Como consecuencia del impacto, al menos dos de las estatuas presentes sufrieron daños importantes. Según fuentes locales, el hombre, de 30 años, sufre trastornos mentales. Las imágenes de la escena, captadas por cámaras de vigilancia y difundidas posteriormente por Internet, muestran a un individuo tendido en el suelo junto a una de las estatuas derribadas, con numerosos fragmentos esparcidos por todas partes.
La dinámica ha sido confirmada por las autoridades: al parecer, el visitante, tras entrar en el foso nº 3, empujó y tiró de algunas de las esculturas, causando daños de diversa consideración a los artefactos. La intervención de la policía fue inmediata. El hombre fue detenido in situ y trasladado por los agentes, mientras el personal del museo aislaba la zona afectada. Las dos estatuas afectadas, consideradas parte del Ejército de Terracota que data de hace más de 2000 años, se someterán ahora a restauración. Los daños se consideraron graves pero potencialmente reversibles. Los Guerreros de Terracota constituyen uno de los complejos funerarios más importantes e impresionantes de la historia de la arqueología mundial. Situados en Lintong, cerca de Xi’an, en la provincia de Shaanxi, los Guerreros custodian idealmente el mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huang (Handan, 259 a.C. - Shaqiu, 210 a.C.). Por tanto, la acción llevada a cabo por el hombre corre el riesgo de tener consecuencias muy graves: según la legislación china, dañar deliberadamente bienes culturales es un delito severamente castigado, con penas de prisión de hasta diez años. Además de la condena penal, el responsable podría verse obligado a sufragar los costes de restauración, a menudo muy elevados: en casos similares, se habla incluso de decenas o cientos de millones de yuanes. Mientras tanto, las autoridades ya han iniciado peritajes para cuantificar los daños y planificar las obras de restauración.
El mausoleo, que ocupa unos 49 kilómetros cuadrados, fue encargado por el propio Qin Shi Huang en el siglo III a.C., durante su reinado (221-210 a.C.), con la intención de ser custodiado en la otra vida por un ejército leal y silencioso. La primera evidencia del Ejército de Terracota salió a la luz el 29 de marzo de 1974, cuando un granjero local, Yang Zhifa, descubrió accidentalmente algunos fragmentos durante unas labores agrícolas. Desde entonces, se han excavado tres fosas funerarias diferentes que han arrojado más de 2.000 guerreros y caballos. Sin embargo, los arqueólogos calculan que al menos otros 6.000 ejemplares siguen enterrados bajo tierra. Cada estatua, tallada en terracota a tamaño natural, tiene características únicas, lo que confirma el nivel de detalle e individualización alcanzado por los artesanos de la época. En 1987, el yacimiento arqueológico fue reconocido oficialmente porla Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El organismo destacó su extraordinaria importancia cultural, describiendo la tumba del primer emperador como “la mayor de la historia de China, con un estándar y una disposición únicos y un gran número de objetos funerarios de gran valor”. El complejo es testigo de la fundación del primer imperio unificado, la dinastía Qin, que en el siglo III a.C. ejerció una autoridad sin precedentes en las esferas política, militar y económica, contribuyendo decisivamente al progreso de la civilización china. El Ejército de Terracota sigue considerándose uno de los símbolos más emblemáticos de la antigua sofisticación artística y militar de China. Las estatuas representan guerreros, oficiales, arqueros y caballos, organizados según una estricta disposición táctica.
El incidente, por tanto, reaviva la atención sobre la cuestión de la protección de los yacimientos arqueológicos y la necesidad de garantizar medidas de seguridad adecuadas, especialmente en lugares frecuentados por miles de turistas cada año. La valla violada por el treintañero tenía precisamente por objeto impedir el acceso directo a las estatuas. A pesar de la presencia de cordones y redes de protección, el gesto impulsivo del hombre demostró cómo tales barreras pueden superarse en cuestión de segundos. Las autoridades del museo no han dado más detalles sobre el alcance exacto de los daños ni sobre el plazo previsto para la restauración de las dos estatuas. En cualquier caso, el episodio ha tenido una amplia repercusión en los medios de comunicación internacionales, avivando el debate sobre la fragilidad del patrimonio cultural mundial y los riesgos asociados a episodios de naturaleza impredecible. El yacimiento de Xi’an sigue representando un hito en la historia de la antigua China y permanece abierto al público, aunque con nuevas medidas de seguridad que están siendo evaluadas. La prioridad ahora sigue siendo salvaguardar la integridad de los objetos y garantizar que no puedan repetirse incidentes similares.
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China, un turista se arroja sobre los guerreros del Ejército de Terracota de Xi'an y daña a dos de ellos |
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