Hasta el 19 de junio de 2025, la galería Longari Arte Milano, situada en el interior del Palazzo Cicogna, en Corso Monforte 23, acoge la exposición Il sogno in una stanza (El sueño en una habitación), una muestra individual de la artista contemporánea Silvia Ciaccio (Milán, 1985). El proyecto expositivo se presenta como una investigación sobre el espacio onírico entendido como verdadera morada del alma. El camino trazado por Ciaccio conduce al espectador a través de imágenes que se erigen como umbrales de acceso a otra dimensión, donde sueño y realidad se superponen hasta desdibujarse. El diseño de la exposición transforma el espacio de la galería en un ambiente íntimo y acogedor, en el que el color azul de las paredes contribuye a construir una atmósfera nocturna, suspendida, casi meditativa. La sala se convierte así en el lugar del sueño: no es un simple contenedor de las obras, sino parte integrante de la narrativa visual, un dispositivo expositivo que pretende solicitar la implicación sensorial y perceptiva.
Las obras de Silvia Ciaccio se articulan en una variedad de superficies pictóricas y materiales, reflejo del deseo de la artista de explorar las distintas posibilidades expresivas que ofrece la materia. Los lienzos adquieren la apariencia de paisajes interiores, afloramientos de visiones que se configuran como instrumentos para indagar en el alma. La pintura, en este contexto, actúa como un acto generativo: las imágenes son a la vez producto del pensamiento y fuente de otras imágenes, en un proceso que se renueva constantemente. La exposición propone un itinerario visual en el que se alternan brechas y umbrales, aperturas inesperadas y caminos celestiales. Elementos que invitan al observador a recorrer un camino en busca de lo inmaterial, en un equilibrio precario pero intencionado entre presencia y ausencia, entre forma y disolución. Las obras parecen contener una energía cósmica concentrada en el espacio delimitado por el lienzo, ofreciendo al espectador la oportunidad de sumergirse en la dimensión poética y simbólica del sueño.
Un elemento relevante de la exposición es el diálogo que se establece entre las obras contemporáneas y una selección de obras de arte antiguo de la colección de la galería. El encuentro genera una comparación sutil pero eficaz, permitiendo que las dos dimensiones temporales interactúen sin forzarse. Las esculturas, seleccionadas por su valor simbólico y formal, participan en la construcción del paisaje onírico esbozado por Ciaccio. Entre las obras antiguas de la exposición destaca una cabeza de Sibila del siglo XV, caracterizada por una mirada absorta y un elaborado peinado de rizos y antorchas que evocan figuras femeninas mitológicas o de cuentos de hadas. Junto a ella, aparecen figuras angélicas en madera y terracota, fechables entre los siglos XIV y XV. Sus expresiones, gestos y posturas se integran visualmente con los ángeles de papel de seda creados por Ciaccio, formando una especie de coro celestial que atraviesa los siglos.
La yuxtaposición de lo antiguo y lo contemporáneo no tiene una intención provocativa ni nostálgica. Por el contrario, se basa en una tensión común hacia lo metafísico, hacia una dimensión que se encuentra más allá de la realidad tangible. Las esculturas seleccionadas comparten un carácter que recuerda el significado original del término “metafísica”, del griego μετά τὰ φυσικά, que significa literalmente “lo que está más allá de las cosas físicas”. En este sentido, encajan perfectamente en la narrativa construida por Ciaccio, contribuyendo a ampliar el horizonte temporal y conceptual de la exposición. La elección cromática de las obras contemporáneas refuerza aún más esta impresión de suspensión y trascendencia. Tonos azules profundos y aterciopelados, alternados con velos azul claro, dominan la escena, con ocasionales acentos rosas que emergen en la distancia. Es una paleta que sugiere silencio, introspección y deseo de elevación. La pintura se convierte así en un medio para representar no lo que se ve, sino lo que se percibe al borde de la conciencia, en los momentos en que sueño y memoria se funden.
Silvia Ciaccio nació en Milán el 25 de marzo de 1985. Tras cursar estudios clásicos, se licenció en Estética con una tesis titulada Un colore solo. Poética del monocromatismo. Su investigación artística se desarrolla en torno a la relación cielo-tierra, un diálogo que también se refleja en su elección de materiales: desde la fragilidad del papel de seda y el papel de arroz japonés hasta la sólida esencialidad del acero corten. Su trayectoria se nutre de lecturas intensas y fundacionales, entre ellas La poética del espacio, del filósofo Gaston Bachelard, La psicología alquímica, del psicoanalista James Hillman, y textos de filosofía oriental. La artista realizó numerosos viajes a Japón, donde descubrió una profunda afinidad con la cultura del Sol Naciente: la estética de las cosas, la percepción de una energía cósmica en equilibrio entre plenitud y vacío, la ceremonia del té como ritual suspendido en el tiempo y la relación sinestésica con la naturaleza la conmovieron profundamente. Actualmente está desarrollando un nuevo proyecto inspirado en el shinrin yoku -el “baño de bosque”- que explora una inmersión sensorial total en el paisaje forestal.
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| Silvia Ciaccio transforma la galería Longari Arte Milano en un espacio entre el sueño y la materia |
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