Del 30 de mayo al 1 de septiembre de 2025, el Museo Diocesano de Brescia abre sus puertas a HOMO VIATOR, una exposición concebida como un mapa artístico y espiritual del Jubileo, que compara el pasado con el presente para ofrecer una reflexión actualizada sobre el acto de caminar. Este gesto, entendido en sus múltiples facetas de peregrinación, migración geográfica y crecimiento personal, se relata a través de un estrecho diálogo entre documentos históricos y obras de artistas contemporáneos, trazando un itinerario expositivo dividido en cuatro salas temáticas. La iniciativa forma parte del proyecto integrado MAB Giubileo 2025 Nel tuo nome - l’arte parla di comunità (MAB Jubileo 2025 En tu nombre - el arte habla de comunidad), en el que participan tres institutos culturales diocesanos de Brescia: el Museo Diocesano, el Archivo Histórico Diocesano y la Biblioteca Diocesana Luciano Monari.
La exposición parte de la figura de Dante Alighieri, el primer peregrino de la historia, símbolo por excelencia del camino espiritual, vinculado al primer Jubileo convocado por el Papa Bonifacio VIII en 1300. La primera sala, dedicada al Camino como pérdida, se abre con grabados del siglo XVII procedentes del Compendio de la Comedia, una de las raras ediciones del siglo XVII de la Divina Comedia. La imagen del Infierno de Dante, acompañada del grabado del frontispicio delInfierno ilustrado por Anselm Roehr, sintetiza la dimensión del camino oscuro y arduo. Para completar la sección, una instalación tridimensional de Giulia Nelli utiliza tramas de medias negras para evocar los bosques oscuros, las marañas de zarzas y los intrincados territorios que hay que atravesar, metáfora de los obstáculos concretos y mentales que acompañan a todo viaje existencial. Esta representación envuelve al visitante en una reflexión sobre la sensación de desconcierto y búsqueda de una dirección posible, comparable a la de Dante en el bosque oscuro.
La segunda sala, titulada El viaje como salvación, explora la migración como fenómeno que une pasado y presente, entrelazando historias individuales y colectivas. En el centro de la atención están los Duplicati anagrafici del Regno lombardo-veneto (1815-1865), registros de nacimientos, matrimonios y defunciones recogidos en las parroquias de la diócesis, hoy herramienta fundamental para reconstruir genealogías u obtener la ciudadanía italiana, especialmente solicitada por los descendientes de emigrantes del siglo XIX. El contexto migratorio se amplía hasta nuestros días, gracias a las fotografías de Carlo Bianchetti, que documentan el viaje de los emigrantes por el Mediterráneo. Las imágenes retratan momentos nocturnos en el puerto de Roccella Jonica y a bordo de un barco de la Guardia Costera, ofreciendo una mirada directa y sin filtros de las penurias contemporáneas. También se exponen objetos relacionados con la peregrinación y la oración itinerante, como un icono ortodoxo plegable del siglo XVIII y una cantimplora de peregrino de calabaza pirograbada del siglo XVI, símbolos del alma espiritual que acompaña al viaje físico.
La tercera sección, El viaje como búsqueda, explora el viaje entendido como tensión interior hacia una meta espiritual o existencial. La figura de San Obizio da Niardo, ermitaño bresciano canonizado en 1600, ofrece la referencia histórica: su partida de Val Camonica para llegar a Lucca y contemplar el Santo Rostro se convierte en paradigma de la búsqueda de sentido y transformación. Los textos hagiográficos de la exposición, como elopúsculo hagiográfico Vita sancti Obitii de 1869 y la Vida de San Obicio de 1658, incluyen también las propias palabras del santo, que subrayan cómo el cambio de lugar influye a menudo en el cambio interior. Este concepto encuentra eco en la obra de la artista contemporánea Rita Siragusa, que ha creado una fundición de latón con forma de estrella polar, rodeada de elementos escultóricos en blanco y negro. La instalación evoca la complejidad y los contrastes de todo viaje interior, marcado por la luz y la sombra.
La exposición concluye en la cuarta sala, El camino como compartir, con la presencia de la gran estatua de madera de Santiago (principios del siglo XVIII), figura simbólica de la peregrinación en Europa gracias al culto desarrollado en torno a su tumba en Santiago de Compostela. El icono del santo, evangelizador de España, está flanqueado por dos comunicaciones episcopales que atestiguan el papel de las autoridades eclesiásticas brescianas en la difusión del anuncio jubilar entre la población. La primera, fechada el 17 de enero de 1725, es una carta del obispo Fortunato Morosini en la que invita a los fieles a dirigirse a Roma para obtener la indulgencia. La segunda, fechada el 22 de junio de 1826, informa de la decisión del Papa León XII de prorrogar el Jubileo de 1825, suspendido en 1800 a causa de las guerras napoleónicas. Cierra el recorrido de la exposición el díptico escultórico de Giovanni Rossi, formado por un molde de escayola de la mano de su padre y un altorrelieve con dos ángeles de la guarda, que evocan la presencia invisible pero constante de quien acompaña el camino de todos. La referencia a Virgilio al lado de Dante cierra idealmente el círculo, reafirmando que el viaje existencial nunca es solitario.
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| Homo Viator: el viaje entre arte y espiritualidad en el Jubileo del Museo Diocesano de Brescia |
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