Pompeya, salas descubiertas en la Domus del Larario con mobiliario y objetos

El último descubrimiento en la zona norte del Regio V del Parque Arqueológico de Pompeya se refiere a las habitaciones de la Domus del Larario que aún ocultaban el mobiliario. Pequeñas habitaciones amuebladas encontradas alrededor del suntuoso lariarium que representa un"jardín encantado", ya excavado en 2018 durante los trabajos de mantenimiento de los frentes de excavación. Vajillas, jarrones, ánforas, objetos de vidrio y terracota abandonados en baúles y armarios, y hoy recuperados gracias a las herramientas de la excavación estratigráfica, pero también objetos menos documentados, como un precioso quemador de perfume decorado, y el singular grupo de siete tablillas enceradas recogidas por un cordel, de las que fue posible hacer un molde.

En esta zona, en 2018 se descubrió un lujoso larario ricamente decorado: una estancia destinada al culto decorada en una de sus paredes por un nicho sagrado a los Lares, las divinidades tutelares de la casa, y por dos grandes serpientes “agatodemones”, símbolos de prosperidad y buen augurio. Alrededor, muros pintados con paisajes idílicos y una naturaleza exuberante con plantas y pájaros y, en un lado, toda una pared con escenas de caza sobre fondo rojo.

En 2021, un proyecto de excavación y restauración del Parque Arqueológico de Pompeya permitió ampliar la investigación arqueológica de las estancias superiores del primer nivel y las de la planta baja, situadas frente al lararium, gracias a lo cual se descubrieron otras habitaciones (dos arriba y dos abajo) que aún ocultaban diversos muebles, de los que se pudieron hacer calcos, y objetos de uso cotidiano.

Las salas inferiores permitieron recuperar todo el mobiliario de la estancia, ya que los huecos creados durante la excavación en la cinerita permitieron hacer vaciados de los muebles (la técnica consiste en verter yeso líquido en los huecos, restituyendo las formas de los objetos o cuerpos, una vez consolidados). En una de las habitaciones hay una cama, de la que se conservan partes del armazón, así como el volumen del cojín, cuya trama aún es visible. La tipología de la cama es idéntica a la de las tres camas descubiertas el año pasado en la villa de Civita Giuliana, en la Sala de los Esclavos: se trata de un simple catre, desprovisto de elementos decorativos, desmontable y sin colchón; se tendía sobre una red de cuerdas, cuyas huellas se conservan en el molde realizado, y sobre un tejido que descansaba encima. A su lado había un baúl de madera de dos piezas, sobre el que se desplomaban vigas y tablas del piso de arriba. El baúl contenía un platillo sellado y una lámpara de aceite de doble pitorro con un bajorrelieve que representaba la transformación de Zeus en águila. También una mesita circular de tres patas con un cuenco de cerámica encima que contenía dos vinajeras de cristal, un platillo de sigillata y otro platillo de cristal. A los pies de la mesita, una vinagrera de vidrio, jarras y ánforas que atestiguan el uso cotidiano de la estancia.

La otra habitación descubierta parece ser un almacén o depósito. Es la única de las habitaciones que no tiene las paredes enlucidas y el suelo también es de simple tierra batida. Se pudieron hacer dos calcos, uno de los cuales devolvía la forma apenas perceptible de una estantería en la que se apretujaba el ánfora, mientras que el segundo devolvía una acumulación de tablones de madera atados con cuerdas. Tablones de madera de diferentes maderas, con diferentes cortes y acabados, probablemente para una gran variedad de usos, desde muebles hasta trabajos de reparación en edificios domésticos y de servicios. Fuera de la habitación, en la esquina sur del pasillo corto, frente a la cocina, se encontró un armario de madera con al menos cuatro puertas. La parte superior del armario y las puertas delanteras estaban comprometidas por el derrumbe del piso de arriba, con baldosas, suelos y enlucidos que habían destripado los niveles superiores, cuyas formas aún pueden verse en la pared de detrás. Un armario de unos dos metros de altura, con al menos cinco estantes. En la superior se encontraron jarras, ánforas y platos de cristal, mientras que la excavación de los niveles inferiores sigue en curso.

Primero se excavaron las salas superiores, y los materiales hallados cayeron principalmente en el volumen de las salas inferiores. Entre ellos se encuentra el pequeño molde de las tablillas de cera. Un unicum para el tipo de hallazgo que permitió realizar el primer molde, que permite restituir perfectamente la volumetría y los detalles. Se trata de un conjunto de siete trípticos, unidos por una cuerda tanto horizontal como verticalmente. Probablemente, el políptico estaba guardado en alguna estantería, junto con otros objetos de cerámica y bronce. Dentro de un gran armario, que se derrumbó durante la erupción, también se recuperaron varias formas de cerámica de uso cotidiano, de cocina y de mesa, así como sigillata (un tipo de vajilla fina romana) y formas de vidrio muy bien conservadas. A ellas se añade un pequeño conjunto de formas de bronce, entre las que destaca una pelvis (jofaina) bien conservada, con base de cuentas y asas con aditamentos de palmetas, así como dos jarras de bronce, una de las cuales tiene un asa con un aplique superpuesto en forma de esfinge y un aditamento inferior en forma de cabeza de león. Además de los moldes metálicos, también se descubrió un quemador de perfume en forma de cuna, en excelente estado de conservación, con decoración pictórica policroma perfectamente conservada que aún muestra detalles de los labios, la barba y el cabello del sujeto masculino y decoración geométrica en el exterior.

Detrás de la Domus del Larario se investigó finalmente una estancia perteneciente a otra unidad habitacional, que devolvió el derrumbe parcial del techo suspendido en el que, mediante la técnica de los vaciados de yeso, se pudo recuperar el volumen detallado del dintel contenido en el corazón de la argamasa del techo suspendido. Son visibles los diferentes haces de finas pajas, atadas entre sí por un fino cordón y recubiertas de una gasa que las aislaba del mortero húmedo. Utilizando la misma técnica, más tarde fue posible obtener calcos de lo que actualmente parece ser un revestimiento de paneles a lo largo de las paredes norte, este y sur de la sala. Algunos paneles muestran una decoración de artesonado grabado, mientras que otros muestran una decoración de taracea con la inserción de pequeños y finos elementos de hueso.

“Pompeya realmente no deja de sorprender y es una hermosa historia de redención, una demostración de que cuando en Italia trabajamos en equipo, invertimos en los jóvenes, en investigación y en innovación conseguimos resultados extraordinarios”, comentó el Ministro de Cultura, Dario Franceschini.

“En el Imperio Romano había un amplio segmento de la población que luchaba por su estatus social y para el que el ’pan de cada día’ era cualquier cosa menos un regalo”, explicó el director del parque arqueológico, Gabriel Zuchtriegel. “Una clase vulnerable durante las crisis políticas y las hambrunas, pero también ambiciosa por ascender en la escala social. En la Casa del Lararium de Pompeya, consiguieron que el patio con el lararium y la cisterna estuvieran decorados con pinturas excepcionales, pero evidentemente los medios no alcanzaron para decorar las cinco habitaciones de la casa, una de las cuales servía de almacén. En las otras habitaciones, dos en el piso superior y a las que se accede a través de un entresuelo, encontramos una mezcla de objetos, algunos de materiales preciosos como el bronce y el cristal, otros de uso cotidiano. Los muebles de madera de los que pudimos hacer moldes son extremadamente sencillos. No conocemos a los habitantes de la casa, pero seguramente la cultura de la ociosidad que inspiró la maravillosa decoración del patio era más un futuro soñado que una realidad vivida por ellos”.

Pompeya, salas descubiertas en la Domus del Larario con mobiliario y objetos

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