El anuncio del despido de la directora de la National Portrait Gallery , Kim Sajet, por parte del presidente Donald Trump (aquí el artículo anterior) ha abierto una brecha institucional que pone en entredicho la relación entre la Casa Blanca y una de las instituciones culturales más importantes de Estados Unidos. Cuatro días después del anuncio, la Smithsonian Institution, de la que forma parte la National Portrait Gallery, aún no ha hecho ningún comentario oficial sobre el asunto, ni ha confirmado que acepte la autoridad del presidente respecto a la destitución de la directora de un museo de un alto cargo.
En una reunión de urgencia celebrada el lunes, el secretario del Smithsonian , Lonnie Griffith Bunch III, y la junta directiva de la institución debatieron cómo responder a la comunicación presidencial. La destitución de Kim Sajet, que ha dirigido el museo durante años, fue anunciada a través de las redes sociales por el propio Trump, que la calificó de “persona muy partidista y firme partidaria de la DEI, lo que es totalmente inapropiado para su cargo”, en referencia a los programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Según Trump, este tipo de posiciones serían “totalmente inapropiadas” para alguien con un cargo directivo en un museo nacional.
La Casa Blanca proporcionó al New York Times una lista de razones que, según dijo, motivaron la decisión. La lista incluye la participación de Sajet como coautora del libro The Obama Portraits, la publicación de fotos con figuras políticas demócratas como Hillary Clinton y Barack y Michelle Obama en las redes sociales, y su presencia en una recepción ofrecida por la vicepresidenta Kamala Harris. Algunas de estas actividades formaban parte de sus deberes institucionales, pero la administración también destacó donaciones de campaña a figuras del Partido Demócrata, entre ellas Clinton y el actual presidente Joe Biden, por un total de 3.982,40 dólares.
El caso ha abierto un frente delicado para el Smithsonian. Aunque la institución recibe cerca de dos tercios de sus fondos del gobierno federal, no forma parte del poder ejecutivo ni está configurada como una agencia gubernamental. Está regida por un consejo de 17 miembros, en parte nombrados por el Congreso, en parte elegidos por el propio consejo y aprobados por una resolución firmada por el presidente. Entre los miembros figuran, de derecho, el vicepresidente y el presidente del Tribunal Supremo. Con esta estructura, el poder del Presidente de los Estados Unidos para intervenir directamente en el nombramiento o cese de los directores del museo es jurídicamente incierto. La página web oficial del Smithsonian lo define como un fideicomiso público, con su propio gobierno interno y un secretario que actúa como jefe ejecutivo. El papel del presidente, por tanto, parece más limitado de lo que sugiere el anuncio de la destitución de Sajet. Sin embargo, la Casa Blanca no ha aclarado cómo interpreta su autoridad en relación con la alta dirección del Smithsonian, ni ha respondido a las preguntas sobre el asunto. Trump ya presionó al Kennedy Center for the Performing Arts, donde obtuvo la presidencia del consejo y el nombramiento de su propio aliado como presidente interino. Ahora, en una nueva orden ejecutiva, ha encargado al vicepresidente JD Vance que examine el Smithsonian en colaboración con el Congreso. En la orden, el presidente denuncia un “movimiento revisionista” que, según él, pretende reescribir la historia estadounidense en términos negativos, socavando los principios fundacionales de la nación.
“El presidente Trump no tiene autoridad para despedir a empleados de la Institución Smithsonian, incluido el director de la Galería Nacional de Retratos”, dijeron en un comunicado Joe Morelle, el demócrata de mayor rango en el Comité de Administración de la Cámara de Representantes, y Rosa DeLauro, la demócrata de mayor rango en el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes.
En una entrevista concedida al New York Times en 2022, Sajet afirmó que, durante siglos, los retratos habían sido patrimonio exclusivo de la élite masculina blanca, lo que contribuía a distorsionar la visión de la historia de Estados Unidos. Bajo su dirección, la National Portrait Gallery ha promovido exposiciones dedicadas a figuras hasta ahora marginadas y ha ampliado la inclusión de artistas contemporáneos comprometidos con cuestiones sociales como la inmigración y la desigualdad racial. Uno de los elementos citados por la Casa Blanca como prueba de la supuesta parcialidad política del director se refiere a un pie de foto que apareció junto a una fotografía del presidente Trump dentro del museo. El texto, relativo a una imagen que no es el retrato presidencial oficial, aún no expuesto, reza : "Impeached twice on charges of abuse of power and inciting insurrection after supporters attacked the US Capitol on 6 January 2021, he was absolved by the Senate in both trials". Tampoco sobre este punto se pronunciaron ni Sajet ni la dirección del museo.
Tras el anuncio presidencial, Rebecca Kasemeyer, directora de compromiso público de la National Portrait Gallery, envió un correo electrónico a los comisarios pidiéndoles que no hicieran declaraciones a la prensa a la espera de una aclaración por parte del Smithsonian. La propia Sajet solicitó el martes una reunión con la junta del museo a través de su presidente. “Kim está hablando con el Smithsonian Central y estamos esperando orientaciones”, escribió Kasemeyer en un correo electrónico enviado al New York Times. “Sin duda mantendremos a todos informados a medida que sepamos más”.
“El presidente tiene razón en que Sajet es parcial”, dijo James Panero, editor ejecutivo de New Criterion, una revista de arte conservadora. “Sólo ha mostrado desprecio por la colección de la National Portrait Gallery mientras dedicaba la mitad de su presupuesto de adquisiciones a las llamadas iniciativas de diversidad. Los resultados no han sido nada diferentes, con exposiciones politizadas como ’UnSeen’, que muestra la destrucción simbólica de retratos históricos de la colección permanente”.
“Kim es una gran colega, comprometida, proactiva y colaboradora”, afirma Thomas Patrick Campbell, director de los Museos de Bellas Artes de San Francisco. “Ha sido valiente y reflexiva al ampliar el mandato del G.P.N. para cuestionar realmente lo que significa ser estadounidense y quién debería estar representado en el G.P.N. Debería estar recibiendo premios por su trabajo, no este trato vengativo”.
La situación también planteó cuestiones más amplias sobre el papel de los directores de museos nacionales y su independencia de influencias políticas. Dean Sobel, profesor de estudios museísticos de la Universidad de Denver, subrayó que los directores no deben ser juzgados por su orientación política, sino por su capacidad para hacer que el museo refleje al público al que sirve. En su opinión, Sajet estaba haciendo “un buen trabajo”. El caso trae a la memoria un episodio anterior: durante el primer mandato de Trump, su Administración ya se centró en la National Gallery of Art, con la que a menudo se confunde la National Portrait Gallery. Allí, las iniciativas de DEI se suspendieron para cumplir con una orden ejecutiva que prohibía los programas de diversidad en organizaciones financiadas con fondos federales.
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| El Smithsonian se paraliza tras el anuncio de Donald Trump del despido de Kim Sajet |
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