Dedicada a la obra de Susan Rothenberg (Buffalo, 1945 - Galisteo, 2020) es la nueva exposición de la Galería Hauser & Wirth en su sucursal de Nueva York, la primera sobre la artista organizada por Hauser & Wirth que presenta 14 pinturas, incluidos lienzos raros y nunca antes expuestos, que abarcan toda la carrera de la artista. La exposición, titulada Susan Rothenberg. The Weather, comisariada por Alexis Lowry, estará abierta del 4 de septiembre al 18 de octubre. Además de las obras maestras canónicas, la exposición presenta obras con las que Rothenberg convivió y escondió durante décadas. En conjunto, estas obras ofrecen una visión inusualmente íntima de la inquieta inmensidad de la psique de Rothenberg, revelando, a su vez, la cruda profundidad emocional que definía su singular visión.
Durante más de cincuenta años, Rothenberg desarrolló un poderoso lenguaje pictórico, guiado por un sentido intrínseco del rigor formal y una intuición infalible. Desde el impacto asteroide de su ruptura radical con las convenciones minimalistas hasta las fantasmales apariciones de sus últimos cuadros, Rothenberg ha redefinido constantemente el medio, situándose en el centro del renacimiento mundial de la pintura que comenzó a mediados de los años setenta. Rothenberg ha codificado en su obra un lenguaje feroz, a veces críptico, de resistencia y alteridad, estableciéndose como modelo de integridad artística y autodeterminación. Al hacerlo, desarrolló una obra que ha servido de inspiración a generaciones de pintores.
La exposición pretende destacar la conmovedora y personal factura de cada uno de los lienzos de Rothenberg, su inmediatez táctil. Mediante vigorosas pinceladas, la artista estadounidense creaba en cada lienzo una especie de presión atmosférica -lo que ella solía llamar “el tiempo”, que da título a la exposición- de la que surgían sus enigmáticas figuras. Desde el principio, los audaces contornos de los caballos de Rothenberg, silueteados sobre agitados fondos monocromos, parecían glifos, cargados de una fuerza primordial. Los sucesivos cuerpos, tanto humanos como animales, se someten a presión, se doblan, se rompen, se multiplican y se disuelven.
El crítico Peter Schjeldahl comentó en una ocasión: “Los cuadros golpean más alto que las entrañas. Su efecto es a la vez frenético y helado, una violencia congelada que es muy embriagadora, sin llegar a ser intoxicante, porque están firmemente compuestas y astutamente pintadas”.
Desde el fantasma de las huellas de sus manos en los márgenes de Outline (1978) hasta las audaces líneas de Red Head (1981) -un homenaje a las herramientas del artista-, el toque literal y figurativo de Rothenberg es inconfundible en toda su obra. Las cabezas flotantes de Las Blancas (1996-1997), pintadas tras una experiencia cercana a la muerte provocada por la picadura de una abeja, la muestran a la deriva en el espacio liminal entre la conciencia y la mortalidad, mientras que los cuerpos entrelazados y ruidosos de All Night Long (2000-2001) palpitan con energía. Y en Sin título (Manos verdes con banda) (2018), pintada hacia el final de la vida de Rothenberg, las manos agarradas transmiten una sensación de urgencia y elegía. Aquí, como en todas las obras de la exposición, irradia la esencia del artista, como sujeto que abarca multitudes.
Conjuntamente con la exposición, la editorial Hauser & Wirth también publicará Susan Rothenberg. The Weather, una monografía profusamente ilustrada que recorre la carrera de Rothenberg, desde las monumentales pinturas de caballos que la encumbraron en los años setenta, pasando por los miembros fragmentados y las figuras en movimiento que definieron su obra en los ochenta, hasta el drama natural del paisaje desértico de Nuevo México que impregnó su obra a lo largo de los noventa. Presentadas por el comisario de la exposición Alexis Lowry, las reproducciones de los cuadros de Rothenberg van acompañadas de comentarios de escritores, artistas y pensadores, mientras que una biografía meticulosamente documentada ofrece una visión de la extraordinaria vida de Rothenberg.
Susan Charna Rothenberg nació en Buffalo, Nueva York, en 1945. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad Cornell de Ithaca (Nueva York) en 1967, tras estudiar pintura y escultura. Durante y después de la universidad, Rothenberg viajó a Grecia y España, respectivamente, y asistió brevemente a la Corcoran School of Art, antes de trasladarse a Nueva York en 1969, donde vivió los veinte años siguientes.
A pesar del amplio reconocimiento de la crítica a su obra, el arte de Rothenberg sólo fue objeto de dos grandes exposiciones antológicas a lo largo de su vida. En 1992, la Albright-Knox Art Gallery, un museo que Rothenberg había visitado mientras crecía en Buffalo, presentó Susan Rothenberg: Paintings and Drawings, con más de 80 obras que exploraban la relación entre los dibujos y las pinturas de la artista desde el principio de su carrera. En 2009, Michael Auping organizó la exposición Susan Rothenberg: Moving in Place en el Modern Art Museum de Fort Worth. El objetivo de la exposición era recorrer la trayectoria de la artista desde un punto de vista más holístico y formal, identificando su enfoque distintivo de la organización del espacio pictórico independientemente del tema, mucho más allá de sus primeras y más conocidas pinturas de caballos.
Las obras de Rothenberg se conservan en numerosas e importantes colecciones públicas y privadas, entre ellas: Albright-Knox Art Gallery, Buffalo; The Museum of Modern Art, Nueva York; Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington D.C.; Crystal Bridges Museum of American Art, Bentonville; The Baltimore Museum of Art, Baltimore; Museum of Fine Arts, Boston; Los Angeles County Museum of Art, Los Ángeles; The Metropolitan Museum of Art, Nueva York; National Gallery of Art, Washington D.C.; Louisiana Museum of Modern Art, Humlebaek, Dinamarca; Stedelijk Museum, Ámsterdam; Tate, Londres; Walker Art Center, Minneapolis; Whitney Museum of American Art, Nueva York.
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| Nueva York, exposición dedicada a Susan Rothenberg en Hauser & Wirth |
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