La vida, retratos y viajes de Inge Morath en una exposición en el Museo Diocesano de Milán


En el Museo Diocesano de Milán, del 19 de junio al 1 de noviembre de 2020, visite la retrospectiva dedicada a la fotógrafa austriaca Inge Morath.

El Museo Diocesano ’Carlo Maria Martini’ de Milán abre al público, del 19 de junio al 1 de noviembre de 2020, la exposición Inge Morath. Vida. Fotografía, una retrospectiva dedicada a la fotógrafa austriaca Inge Morath (Graz, 1923 - Nueva York, 2002), con 150 imágenes y documentos originales para reconstruir la vida humana y profesional de la primera mujer que entró a formar parte de la famosa agencia Magnum Photos.

Comisariada por Brigitte Blüml-Kaindl, Kurt Kaindl y Marco Minuz, la exposición recorre la trayectoria de Inge Morath, desde sus inicios junto a Ernst Haas y Henri Cartier-Bresson hasta su colaboración con prestigiosas revistas como Picture Post, LIFE, Paris Match, Saturday Evening Post y Vogue, donde Inge publicó sus principales reportajes de viajes (de Italia a Rusia, de España a Irán pasando por China), que preparaba con un esmero maníaco, estudiando la lengua, las tradiciones y la cultura de cada país al que iba, hasta el punto de que su marido, el célebre dramaturgo Arthur Miller, recordaba que “en cuanto ve una maleta, Inge empieza a hacerla”.



La exposición presenta algunos de sus reportajes más famosos, como el realizado en Venecia en 1953, con imágenes captadas en lugares menos frecuentados y en los barrios populares de la ciudad lagunar, que abrazan la tradición fotográfica de la agencia Magnum de retratar a la gente en su vida cotidiana. Algunos escenarios surrealistas y composiciones fuertemente gráficas son una referencia explícita a la obra de su temprano mentor, el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson.

La exposición continúa con fotografías de España, país que Inge visitó a menudo, ya en 1954, cuando recibió el encargo de reproducir algunos cuadros para la revista de arte francesa L’Oeil y de retratar a Lola, la hermana de Pablo Picasso, que a menudo se mostraba reacia a ser fotografiada, pero también de la Rumanía comunista, su Austria natal y el Reino Unido. También hay una sección dedicada a París, ciudad que la fotógrafa visitaba a menudo y donde conoció a los fundadores de la agencia Magnum, Henri Cartier-Bresson, David Seymour y Robert Capa. Como no sólo fue la primera mujer en incorporarse a Magnum, sino también la fotógrafa más joven de la agencia, en París se le asignó trabajar en lo que ella consideraba encargos menores, como desfiles de moda, subastas de arte o fiestas locales. Sin embargo, incluso en estas imágenes emerge claramente su interés por los aspectos extraños de la vida cotidiana.

La fotografía de viajes se reanuda con el reportaje de Rusia, un país que siempre soñó visitar y al que se acercó mientras estudiaba su cultura y aprendía su idioma antes de su primer viaje en 1965, en compañía de su marido Arthur Miller, entonces presidente del PEN club (una asociación internacional no gubernamental de literatos). Durante el viaje, Inge y el consoerte tuvieron la oportunidad de visitar a artistas e intelectuales rusos oprimidos por el régimen, así como de llevar a cabo programas oficiales. De aquel viaje surgió un extenso trabajo fotográfico, que en los años siguientes se enriqueció con otro material recogido en otras ocasiones.

Esta vuelta al mundo con Inge Morath continúa en Irán, donde pudo profundizar en su conocimiento del país captando la relación entre las viejas tradiciones y las transformaciones desencadenadas por la moderna sociedad industrial en una nación fuertemente patriarcal. Termina con fotografías de Nueva York, donde en 1957 la fotógrafa realizó un reportaje para Magnum: se centró en el barrio judío y en la vida cotidiana de la ciudad, pero también hizo retratos de artistas con los que entabló amistad. Nueva York, como atestigua el libro homónimo publicado en 2002, seguiría siendo un lugar importante a lo largo de su vida. Tras su matrimonio con el escritor Arthur Miller en 1962, Morath se trasladó a una vieja granja aislada en Roxbury, a unas dos horas en coche de Nueva York. Un lugar en el campo, lejos del ajetreo de la ciudad, donde crió a sus dos hijos, Rebecca y Daniel.

La exposición también da amplio espacio a los retratos, un tema que la acompañó a lo largo de toda su carrera. Por un lado, le atraían las celebridades, como Igor Stravinsky, Alberto Giacometti, Pablo Picasso, Jean Arp, Alexander Calder o Audrey Hepburn; por otro, la gente sencilla que conoció durante sus reportajes. Entre las instantáneas más emblemáticas figura la fotografía de Marilyn Monroe ejecutando pasos de baile a la sombra de un árbol, tomada en el plató de la película de 1960 Los inadaptados, donde Inge conoció a Arthur Miller, casado entonces con la actriz estadounidense. El interés de Inge Morath siempre fue el ser humano como tal: su estilo fotográfico estaba enraizado en los ideales humanistas del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también en la fotografía del “instante decisivo”, como la había definido Henri Cartier-Bresson. De hecho, cada uno de sus retratos se basaba en una intensa relación o incluso en un profundo conocimiento de la persona inmortalizada. Una sección presenta también la serie de curiosos retratos “enmascarados” fruto de la colaboración con el dibujante Saul Steinberg, que se remontan a su primer viaje a Nueva York durante el cual conoció la producción artística del dibujante americano y quedó entusiasmado: en los años sesenta, Steinberg había empezado a realizar su serie de máscaras y pidió a Inge Morath que buscara personas para fotografiarlas con la ropa adecuada para estas máscaras. Las tomas tienen en común que están ambientadas en la vida cotidiana neoyorquina.

“En las fotografías de Inge Morath”, escribe el comisario Marco Minuz, “siempre emerge un elemento de proximidad, no sólo física, sino sobre todo emocional. La suya es una obra directa, desprovista de zonas de incertidumbre o misterio. Su obra es, como el buen periodismo, directa, desprovista de compasión y ambigüedad. Sus imágenes tienen siempre la capacidad de no simplificar nunca lo que es complejo, ni complicar lo que es simple; son fuertemente descriptivas y al mismo tiempo revelan una rara habilidad para analizar el contexto al que se enfrentaba. Un enfoque sistemático que la empujaba, antes de cada trabajo, a estudiar y profundizar en las culturas con las que iba a tratar, llegando así a conocer siete idiomas. Pero en última instancia, de acuerdo con uno de los dogmas de la agencia Magnum, la verdadera prioridad para Inge Morath ha sido siempre el ser humano”.

La exposición, producida por Suazes, Fotohof y Magnum Photos, con el apoyo del Foro Austriaco para la Cultura, con el apoyo de Rinascente, media partner IGP Decaux, puede visitarse en el horario de apertura del Museo Diocesano de Milán: de martes a domingo de 10.00 a 18.00 horas (la taquilla cierra una hora antes). Las exposiciones también pueden visitarse todos los días de 18.00 a 22.00 horas (entrada por Corso di Porta Ticinese 95). Para la fórmula exposición + museo, la entrada cuesta 8 euros, la reducida 6 euros. Para las visitas nocturnas, la primera copa en el Chiostro Bistrot es obligatoria: bebida y exposición al precio de 10 euros. Un volumen monográfico de Silvana Editoriale acompaña la exposición. Para más información, visite la página web del Museo Diocesano de Milán.

En la imagen: Inge Morath, Self-Timer (detalle), Jerusalén, 1958, © Fotohof archiv/Inge Morath/ Magnum Photos

La vida, retratos y viajes de Inge Morath en una exposición en el Museo Diocesano de Milán
La vida, retratos y viajes de Inge Morath en una exposición en el Museo Diocesano de Milán


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