Tras casi dos décadas de presencia ininterrumpida, la grúa que ha dominado el cielo de los Uffizi y el corazón de Florencia se prepara para abandonar definitivamente la escena. La imponente estructura metálica, de más de 60 metros de altura y visible desde varios kilómetros de distancia, será desmontada entre el 16 y el 21 de junio. Los trabajos comenzaron a las 7:45 de esta mañana: una de las fases más cruciales y espectaculares, la retirada y depósito en el suelo del pesado brazo horizontal situado a unos sesenta metros de altura, se llevó a cabo con la ayuda de un maxi gancho elevado a la altura entre las 11:30 y las 11:45 aproximadamente. Todas las operaciones fueron documentadas por las fotografías de Massimo Sestini, que captó con su objetivo todos los momentos destacados de la puesta en marcha de la obra. Una retirada tan esperada como simbólica, que marca el retorno a la plena belleza del paisaje urbano florentino.
Las obras de ampliación de la Galería de los Uffizi habían comenzado en 2006, con la grúa destinada a realizar la carga, descarga y traslado de materiales para el proyecto de duplicación de los espacios expositivos. Durante estos largos años, su presencia ha suscitado polémica, ironía e incluso una auténtica “leyenda urbana”, convirtiéndose en el emblema de una obra interminable.
“Es un momento que Florencia esperaba desde hace mucho tiempo”, afirma el director de los Uffizi, Simone Verde. “Con el monstruo metálico fuera de juego, el rostro de Florencia vuelve intacto e inviolable en toda su deslumbrante belleza, después de casi veinte años. Esta operación confirma que la buena administración puede triunfar a pesar de las dificultades técnicas que hemos tenido que resolver en los últimos meses; y atestigua la determinación de las Galerías Uffizi de convertirse, plenamente renovadas, en embajadoras de la cultura italiana en el mundo”.
El momento culminante de la mudanza se celebrará con un acto oficial en la terraza del museo, justo encima de la Loggia dei Lanzi, en el que participará el Ministro de Cultura , Alessandro Giuli. Será la ocasión de subrayar no sólo el valor estético del gesto, sino también su valor político y cultural: la liberación del skyline florentino pretende ser también, de hecho, un mensaje de renacimiento, eficacia y preocupación por la identidad histórica de la ciudad.
La obra no se detendrá, sino que se transformará. De hecho, tras la retirada de la grúa, se iniciará un nuevo montaje, más ligero, que permitirá seguir trabajando en la realización de los “Nuovi Uffizi” sin desfigurar el centro histórico. En lugar de la gigantesca estructura, se instalará un polipasto no impactante, diseñado para garantizar la continuidad de las obras sin comprometer la visibilidad y la usabilidad del paisaje urbano.
La intervención ha sido posible gracias a la oportuna reorganización de la obra, llevada a cabo por el museo junto con el responsable de los Nuovi Uffizi, Valerio Tesi. Ha sido un trabajo de un año, realizado con discreción y determinación, destinado a optimizar la logística y garantizar el suministro de todos los materiales necesarios, para dejar obsoleta la maxigrúa.
Para el éxito de la operación ha sido fundamental la contribución del mundo empresarial, que ha ofrecido un apoyo económico concreto e inmediato. De hecho, la nueva obra “ligera” ha sido posible gracias a una financiación de unos 180.000 euros, puesta a disposición por un grupo de empresarios y empresas locales. Entre ellos figuran nombres destacados como Stefano Ricci, Leonardo Bassilichi, Giorgio Moretti, Stefano Gabbrielli, Elisabetta Fabri y Marco Carrai, junto con Confindustria, Enic y la Fondazione CR Firenze.
Una sinergia entre lo público y lo privado que atestigua el interés compartido por salvaguardar el patrimonio cultural y el paisaje de Florencia, así como la voluntad de realizar un cambio concreto en la gestión de las grandes obras de la ciudad. Un cambio de mentalidad que también pretende transformar el planteamiento de las obras públicas, con una mayor atención a los plazos, el impacto estético y la transparencia de las operaciones.
La instalación de la grúa en 2006 había dado el pistoletazo de salida a una larga y tormentosa temporada de obras de quitar el hipo, debates públicos y críticas. El impacto visual de la enorme estructura en uno de los paisajes más emblemáticos del mundo había despertado de inmediato perplejidad y descontento. A lo largo de los años, los intentos de retirarla habían resultado infructuosos, hasta el punto de que algunos florentinos habían empezado a considerar la grúa una presencia “fija”, dando lugar incluso a irónicos perfiles sociales como Gruinflorence, que bromeaban sobre su presunta eternidad.
Ahora ese capítulo está cerrado. Y no es sólo el final de una presencia física, sino un gesto de fuerte valor simbólico, que relee críticamente una larga temporada de estancamiento y relanza Florencia como modelo de armonía entre innovación, restauración e identidad histórica. Una ciudad que mira al futuro, sin olvidar el valor de su propia imagen.
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| Uffizi, adiós a la grúa: comienza el desmantelamiento. Fotos de Massimo Sestini |
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