Durante el enjambre sísmico que sacudió esta mañana la zona de los Campos Flegreos, con temblores que se sintieron claramente en Nápoles y el interior de los Campos Flegreos y una magnitud máxima de 3,2, se produjo un derrumbe parcial en el interior delyacimiento arqueológico de Pompeya. El derrumbe afectó a un muro y a parte de una bóveda situados en lainsula Meridionalis, una zona de la ciudad antigua de la que ya se sabía que había sufrido daños considerables durante el terremoto de Irpinia de 1980. La estructura en cuestión había sido apuntalada tras aquel suceso y se encontraba en proceso de restauración, que aún no había concluido en el momento del incidente.
Así lo anunció el Parque Arqueológico de Pompeya, que subrayó la ausencia de heridos y precisó que la zona afectada por el derrumbe no contiene frescos ni reliquias móviles. La zona se habilitó de inmediato para evitar nuevos riesgos y ya se están llevando a cabo todas las comprobaciones necesarias para comprender la dinámica del derrumbe y evaluar los problemas críticos que puedan quedar. Según los informes de los técnicos del parque, actualmente no es posible establecer con certeza una correlación directa entre el evento sísmico registrado en los Campos Flegreos y el derrumbe ocurrido en Pompeya: podría tratarse de una coincidencia, pero los expertos están llevando a cabo estudios en profundidad para aclarar todos los aspectos.
“Pompeya es un yacimiento frágil y estamos trabajando en una inspección exhaustiva de toda la zona para comprobar si se han producido daños tras el enjambre sísmico de esta mañana, con el fin de obtener una imagen completa lo antes posible”, declaró el director del yacimiento, Gabriel Zuchtriegel.
El seísmo de esta mañana se inscribe en un contexto de creciente atención a la actividad sísmica en la zona de Flegrea, objeto desde hace meses de una vigilancia constante por parte del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología. Los fenómenos telúricos, ligados al bradiseísmo que afecta en particular a la zona de Pozzuoli y al área de Solfatara, siguen suscitando preocupación por la estabilidad de las estructuras, incluidas las de alto valor histórico y arqueológico, como las de Pompeya. En respuesta al derrumbe, la dirección del parque arqueológico activó inmediatamente un protocolo de control extraordinario, que incluye una inspección minuciosa de toda la zona de la antigua ciudad romana. En las inspecciones participa no sólo el personal interno, sino también un equipo de expertos externos, a los que se ha encomendado recientemente la tarea de vigilar sistemáticamente y con regularidad las 13.000 salas que componen el yacimiento arqueológico.
El seguimiento se lleva a cabo a través de una plataforma digital especialmente desarrollada, que permite recopilar y analizar datos sobre el estado de conservación de los edificios, la mampostería, las cubiertas y otros componentes estructurales y decorativos de la ciudad antigua. Se trata de una herramienta concebida para garantizar un enfoque planificado y científicamente fundamentado del mantenimiento del yacimiento, cuya extensión y complejidad exigen un seguimiento continuo y puntual. Los datos recogidos se utilizan para definir las prioridades de los trabajos de mantenimiento ordinarios y extraordinarios, con el fin de prevenir en la medida de lo posible las situaciones de riesgo estructural. En este contexto, el Parque también está colaborando con el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología para llevar a cabo una evaluación más amplia del evento, tanto en relación con su intensidad real en la zona de Pompeya, como para identificar cualquier cuestión crítica relacionada con una posible interacción entre la actividad sísmica y la vulnerabilidad estructural de los artefactos arqueológicos. La combinación de un patrimonio edificado antiguo y delicado con las tensiones derivadas de fenómenos naturales requiere una atención especial tanto a nivel científico como operativo.
La estructura dañada ya había sido objeto de apuntalamiento tras el terremoto de 1980, lo que demuestra la persistencia en el tiempo de situaciones de vulnerabilidad que requieren intervenciones complejas, a menudo ralentizadas por los requisitos de protección y las limitaciones de conservación impuestas por la naturaleza del yacimiento. Las actuales obras de restauración en curso demuestran que la zona ya estaba bajo observación y era objeto de trabajos, pero el acontecimiento sísmico ha acelerado una situación crítica que aún no se ha resuelto del todo. Mientras tanto, toda la zona arqueológica permanece abierta al público, pero los visitantes no tienen acceso a la zona afectada por el derrumbe, que permanece transvallada a la espera de que finalicen las comprobaciones y los trabajos de seguridad. El Parque ha anunciado que continuará con la campaña extraordinaria de inspección y que cualquier actualización sobre la evolución de la situación se difundirá puntualmente. El incidente pone de relieve una vez más la complejidad de la gestión de un yacimiento arqueológico como Pompeya, que con sus más de 60 hectáreas excavadas representa uno de los contextos más amplios y articulados de la arqueología mundial.
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Pompeya, un muro se derrumba en la Insula Meridionalis durante el enjambre sísmico de Campi Flegrei |
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