En Siracusa, las arañas de Tomás Saraceno nos hablan de un futuro post-antropoceno


En Siracusa, en el Parque Arqueológico de Neapolis, continúa hasta el 30 de enero de 2022 el nuevo proyecto artístico itinerante del visionario Tomás Saraceno: "AnarcoAracnoAnacro", el arte contemporáneo dialoga con la naturaleza y el paisaje, visible en su metamorfosis.

Tomás Saraceno debuta en el Parque Arqueológico de Neapolis, en Siracusa(Sicilia).

Arañas, latomería y mundos paralelos. Hay experiencias en estrecho contacto con la naturaleza e informaciones que no se deben al hombre; coexistir es la única accesibilidad para estar en el mundo. Experimentar el caminar, hacerlo en un contexto sagrado para la memoria griega, hacerlo en diálogo con el paisaje y en estrecho contacto con la naturaleza es, desde su existencia, una de las prácticas más primordiales para el hombre. Saraceno experimenta, dialoga y respeta el mundo de los elementos naturales, desde el agua hasta el aire, previendo la superación de las nefastas eras del Antropoceno y del Capital-Ceno, con el inicio de una nueva era, basada en el respeto a la atmósfera: el Aeroceno, como sostiene la autora del texto homónimo, Eva Horn.



En la presencia artística del experimentador Saraceno, está el sentido de una comunidad interdisciplinar que trabaja en nuevas expresiones de sensibilidad ecológica, está la innovación (o transición) digital de la realidad aumentada: visores, dispositivos y smartphones enmarcan escenarios arqueológicos en los que las arañas hacen acto de presencia, hasta el punto de recordar su atávica existencia en el podio de las especies vivas que existieron hace hasta cien millones de años. Una araña ciclópea se eleva sobre el anfiteatro del parque Neapolis de Siracusa, uno de los más grandes de la época altoimperial, y aparece en las pantallas para hacerles tomar conciencia de la imparcialidad entre el hombre y la naturaleza, entre los ciudadanos cosmopolitas y las arañas: de la aracnofobia a la idolatría de estos pequeños pero centenarios arácnidos, supervivientes, adaptadores, cohabitantes del globo.

El tiempo deja de tener un valor histórico limitado, menospreciando incluso las preexistencias antrópicas: una escena, la de la experiencia, corroborada por las lecturas del mito de Aracne, en efecto, que narra una disputa entre la protagonista (Aracne), hábil tejedora, y la diosa Atenea, derrotada esta última en el desafío, pero no perdedora, que castigó a la doncella mortal, convirtiéndola en una araña gigante obligada a tejer con la boca el resto de su existencia.

Pero la del artista Tomás Saraceno no es sólo aracnofilia, es también un homenaje al Genio, en la ciudad “del agua y de la luz”, como reza el eslogan de la candidatura de Siracusa como Capital Italiana de la Cultura 2024: un cuerpo de aire flota frente a la “Tumba de Arquímedes”, en recuerdo de su principio, conocido como fuerza de flotación. Un pneumatikós, un cuerpo de aire -precisamente- para habitar el espacio y experimentar la atmósfera.

Al igual que los mitos encarnaron y dieron forma a las relaciones entre especies en el pasado, las narrativas alternativas pueden hacer lo mismo en el presente. La espada se ha convertido en un aerosol insecticida, o en una chimenea, poniendo a prueba de nuevo el hábitat natural.

Otra instalación no menos importante es Gli Stati dell’Acqua (Los estados del agua), situada frente a la Intagliatella Latomia, cerca de la “Grotta dei Cordari”, que celebra la regeneración perenne de la Naturaleza: un hilo de agua entre cubos apilados, nidos de especies, todos apilados sobre el “hilo de la vida”. ¡Un tema necesario para subvertir el salvaje sistema de antropización para reconectar con el Arte y reconectarse con la Belleza de la coexistencia!

Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Estados de agua. Foto de Neoeco srls
Tomás Saraceno, Estados de agua. Foto de Neoeco srls
Tomás Saraceno, De la aracnofobia a la aracnofilia. Foto de Aurelia Nicolosi
Tomás Saraceno, De la aracnofobia a la aracnofilia. Foto de Aurelia Nicolosi
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
El Teatro Griego de Siracusa. Fotografía de Giuseppe Mineo
El teatro griego de Siracusa. Fotografía de Giuseppe Mineo
El anfiteatro romano de Siracusa. Foto de Giuseppe Mineo
El anfiteatro romano de Siracusa. Foto de Giuseppe Mineo

La exposición

AnarcoAracnoAnacro, un proyecto que Tomás Saraceno, artista argentino de origen italiano que vive y trabaja en Berlín, concibió especialmente para el Área Monumental de la Neápolis de Siracusa, se presenta del 29 de julio de 2021 al 30 de enero de 2022 en la Neápolis de Siracusa: compuesta por varios capítulos, ubicados en numerosos puntos distantes entre sí, la exposición construye su propio mundo sensorial y semiótico, evolucionando como una forma de vida a lo largo de los meses. Arqueología, ecología, aracnomancia, arte y activismo social dialogan, tejiendo nuevas poéticas visuales.

La exposición, comisariada por Paolo Falcone, está promovida por el Departamento de Patrimonio Cultural e Identidad Siciliana de la Región de Sicilia, el Parque Arqueológico y Paisajístico de Siracusa, Eloro, Villa del Tellaro y Akrai. Está producida y organizada por Civita Sicilia en colaboración con Studio Tomás Saraceno, INDA Istituto Nazionale del Dramma Antico y Accademia d’Arte del Dramma Antico.

La exposición está concebida como un dispositivo narrativo destinado a multiplicar las historias contadas por el yacimiento arqueológico, y cuestiona la centralidad de la historia de la humanidad y, en particular, la de Occidente, que encuentra su momento fundacional precisamente en la época clásica. La tela de araña, laaracnomancia, la evocación y reinterpretación de los mitos, así como el concepto de metamorfosis se convierten en conceptos rectores para repensar y redescubrir el entretejido de formas de vida, líneas temporales y redes simbiopoyéticas que animan elque animan el Espacio, llamando la atención del público sobre quienes lo habitan desde hace millones de años, como las cerca de sesenta especies de arañas que se encuentran en él. Arakronicidades y antropo-cronicidades, geo-historias e hidro-historias, mitologías híbridas y post-humanas cuentan las urgencias del presente a través de lenguajes oraculares y vibraciones imperceptibles, pidiendo a los visitantes que presten atención a las redes de vida que nos conectan con las ecologías que nos rodean y que reconozcan la responsabilidad necesaria para detener el ciclo destructivo del Capitaloceno.

Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Gotas de tela de araña (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. Estudio fotográfico Tomás Saraceno. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Tomás Saraceno, Cartas de aracnomancia (2018). Cortesía del artista y Aracnofilia. © Tomás Saraceno
Cuevas de Neapolis. Fotografía de Giuseppe Mineo
Cuevas de la Neápolis. Fotografía de Giuseppe Mineo
Tumba de Arquímedes. Foto de Giuseppe Mineo
Tumba de Arquímedes. Foto de Giuseppe Mineo
Latomie Paradiso. Fotografía de Giuseppe Mineo
Latomie Paradiso. Foto de Giuseppe Mineo

Itinerario de la exposición

El itinerario del visitante, dividido en cinco capítulos, comienza con Estados de agua, una escultura que se asemeja a la estructura molecular de la espuma, de Weaire Phelan, situada en la latomia de la Intagliatella, que se abrió al público por primera vez en la historia precisamente con motivo de la inauguración de la exposición de Tomás Saraceno. Plantas, arbustos y zarzas del maquis mediterráneo anidan en las ruinas de un tiempo humano remoto, reapropiándose de la latomia, encontrándose con la escultura, y transportándonos a un futuro post-antropoceno. Elagua es uno de los elementos que sustentan la vida y sufre continuas metamorfosis, y su suministro, en Sicilia como en cualquier otro lugar, es una cuestión problemática. La obra de Saraceno habla al principio de metamorfosis. Viola Castellano escribe: “como una ruina en una línea temporal paralela y alternativa, un hábitat parecido a una nube se convierte en un refugio en el camino hacia otro lugar, proporcionando agua fresca a los viajeros y convirtiéndose en un lugar donde pájaros, arañas, abejas, plantas y humanos pueden interactuar. States of Water ofrece un refugio para el diálogo contemplativo e interespecífico, donde el agua vuelve a ser un bien común y es disfrutada por seres diversos sin estar atrapada en botellas de plástico que amenazan los equilibrios de los ecosistemas. En un mundo en el que proliferan las catástrofes ”naturales“ antropogénicas y el agua es a menudo un enemigo más que un amigo, debemos preguntarnos, como sugería Anna Tsing, qué puede seguir viviendo en las ruinas que hemos creado. Es hora de experimentar con nuevos futuros, nuevas formas de fluir y cobijarse, reclamando las profundas hidrohistorias que dan forma a la red de vida en la que estamos enredados”.

Continúa con la tumba de Arquímedes y la instalación de realidad aumentada Flotando en el fondo del océano de aire, que dibuja aeroglifos, una obra por tanto dibujada directamente... sobre la atmósfera. Y una obra que rinde homenaje a Arquímedes y Evangelisa Torricelli: el primero intuyó el principio de la flotabilidad del cuerpo en un fluido, la segunda afirmó que “vivimos en el fondo de un océano de aire”. Cada Aeroglifo impulsa la reinvención de nuestro imaginario medioambiental, recordándonos que el aire es de todos y no debe depender de ningún tipo de soberanía. Luego está De la Aracnofobia a la Aracnofilia, un experimento de biodiversidad y tecnodiversidad (término acuñado por el escritor y filósofo Yuk Hui) hacia una verdadera Realidad Aumentada. La protagonista es Maratus speciosus, “la araña pavo real gigante”, explica Viola Castellano, “que baila en las ruinas del anfiteatro de Siracusa”, y es “un espíritu ancestral que se metamorfosea a partir de los restos de las ferias, un embaucador que denuncia la violencia pasada y presente, tanto en las arenas de los anfiteatros como en el uso de pesticidas y agroquímicos que están exterminando a los invertebrados, desafiando los miedos más arraigados de los humanos”. Subvertir lo digital para reconectar con lo físico e implicarse en sensibilidades ampliadas de convivencia".

La exposición continúa con la instalación móvil y dispersa Aracnomancia, una cartografía de diferentes especies de arañas que hace referencia ala aracnomancia, la práctica adivinatoria del pueblo mambila de Camerún. Guiados por las sugerencias de la comunidad dearacnofilia (arachnophilia.net) y los mapas de aracnomancia, los visitantes son conducidos por la instalación en un recorrido por la zona, presentándoles los conocimientos científicos y las narraciones adivinatorias de las arañas/arañas, que han habitado la zona desde antes de la humanidad (de hecho, se han contabilizado unas sesenta especies de arañas en la zona de Neápolis). Las cartas de la aracnomancia son, explica Viola Castellano, “una invitación a sintonizar con nuestro futuro simpoiético, celebrando la interconexión radical de todas las cosas, tanto vivas como no vivas”. Las telarañas son las bocas por las que come la araña y habla el oráculo. El oráculo es un mensajero entre los mundos perceptivos, trascendiendo la ceguera mutua entre las formas de vida [...]. Esta guía aracnomántica sigue a las arquitecturas orgánicas y a sus habitantes, que llevan millones de años tejiendo redes de relaciones entre especies. La aracnomancia alude a la posibilidad de otras mitografías, en las que en lugar de Aracne y su capacidad para tejer el mundo a través de su red, es Atenea, la encarnación de la arrogancia de la racionalidad, quien es castigada por su envidia. Las señales interactivas repartidas por el parque guiarán a los visitantes para que se fijen en las especies locales de arañas, oráculos que cuentan historias de simbiosis y extinción, de ruinas y nuevos comienzos, de caminos ocultos y puntuaciones cósmicas. Se invita a los visitantes a escanear el código QR para saber más de y sobre estos aracnofiláculos y los mundos y palabras que desvelan en el sitio web de Aracnofilia. Aracnofilia es una iniciativa interdisciplinar impulsada por la investigación que ha surgido de más de diez años de colaboración de Saraceno con los seres humanos, las arañas y sus telas: A través de esta comunidad, Aracnofilia refina conceptos e ideas relacionados con las arañas y las telarañas a través de diferentes formas de conocimiento y múltiples disciplinas artísticas, científicas y teóricas, como la adivinación, la comunicación vibracional, la biomateriómica, la arquitectura y la ingeniería, la etología animal, la filosofía no humana, la antropología, la biodiversidad/conservación, los estudios sonoros y la música.

El último capítulo, que conecta todo el proyecto, es el recorrido performativo realizado en colaboración con la Accademia d’Arte del Dramma Antico, la Escuela de Excelencia para Jóvenes Actores del INDA, que reúne improvisaciones imaginativas, historias sonoras de metamorfosis y propuestas posthumanistas. Una narración nómada de la que emergen dimensiones no jerárquicas y no lineales del tiempo, que deconstruye fobias y lógicas extractivas, y sirve de invitación para tejer relaciones interespecíficas.


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