Fiesole, la Crucifixión de Beato Angelico vuelve a verse tras una importante restauración


El fresco conservado en el Convento de San Domenico de Fiesole, obra maestra temprana de Beato Angelico, ha vuelto a la luz gracias a un proyecto de conservación apoyado por la Fundación Amigos de Florencia. La obra, oculta durante siglos, vuelve a ser visible en toda su intensidad espiritual.

Tras una larga y delicada intervención conservadora, la Crucifixión de Beato Angelico vuelve por fin a estar expuesta en el Convento de San Domenico de Fiesole (Florencia). La obra, de extraordinaria importancia artística y espiritual, ha sido sometida a una restauración de mantenimiento que ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Amigos de Florencia. La intervención ha sido realizada por las restauradoras Cristiana Conti y Alessandra Popple, de la empresa SAR snc, bajo la alta supervisión de la Soprintendenza Archeologia, Belle Arti e Paesaggio de la Ciudad Metropolitana de Florencia y de las provincias de Pistoia y Prato.

El fresco, situado en la Sala Capitular del antiguo convento, era conocido por pocos, oculto durante siglos y sólo redescubierto a finales del siglo XIX. Su reaparición y reciente restauración devuelven a la comunidad una obra juvenil pero intensa del maestro florentino, pintada en la primera mitad del siglo XV y que ya atestigua la inconfundible espiritualidad que caracterizaría toda su producción.

“El compromiso de Amigos de Florencia con las obras de Beato Angelico continúa con este proyecto para la hermosa Crucifixión de la Sala del Capitolo de San Domenico”, subraya Simonetta Brandolini d’Adda, Presidenta de Amigos de Florencia. "Frente al fresco, entre los muros del convento, en la Sala del Capitolo, la serenidad y la espiritualidad que nos transmite la obra forman parte de una experiencia verdaderamente conmovedora. Queremos dar las gracias a los Padres que nos abrieron las puertas del Convento de San Domenico permitiéndonos trabajar, a los funcionarios de la Superintendencia de la ABAP que supervisaron cuidadosamente la obra, al generoso donante Gerhard De Geer y a los iluminados doctores del Grupo Belacqua (Camilla Alderighi, Raffaele Rasoini y Steven Woloshin). Además, agradecemos a Cristiana Conti y Alessandra Popple la excelente restauración llevada a cabo.

Crucifijo de Beato Angelico tras su restauración
Crucifijo de Beato Angelico tras la restauración

Una obra redescubierta tras siglos de olvido

El fresco representa la Crucifixión de Cristo con una composición esencial y meditativa, en la línea de la pintura de Fra Angelico. La cruz se siluetea sobre un Gólgota estilizado y un fondo azul oscuro, casi negro, originalmente destinado a la aplicación en seco de azurita, pigmento que, sin embargo, no se utilizó. Llama la atención la postura de Cristo, con la cabeza reclinada hacia abajo, en una representación en perspectiva inusual para el artista, presente también en una celda del convento de San Marcos, pero muy deteriorada en la actualidad.

El marco decorado con motivos vegetales y cuadrangulares enmarca el fresco, que se completa con una cartela con la inscripción “Jesús Nazareno Rey de los Judíos” en griego, latín y hebreo, igual que el fresco de la antigua Sala Capitular de San Marcos. Lo más probable es que la obra se ocultara en 1566, cuando se encaló toda la pared de la sala capitular, según se relata en una crónica del convento del siglo XIX. No fue redescubierta hasta 1880 por el padre Raimondo Magrini, y fue seguida de una primera restauración en 1881, durante la cual se retocaron el rostro de Cristo y el marco, que entonces se encontraba en grave estado.

Crucifijo de Beato Angelico antes de la restauración
Crucifijo de Beato Angelico antes de la restauración

Las restauraciones históricas y el largo silencio de conservación

Tras la restauración del siglo XIX, Dino Dini llevó a cabo otras dos intervenciones: la primera en 1955 y la segunda en 1984, cuando el experto restaurador aplicó hidróxido de bario a la superficie -una técnica innovadora en aquella época- y procedió a nuevos retoques pictóricos. Desde entonces, la obra no se ha restaurado, dejando que con el tiempo aparecieran signos evidentes de degradación y cambios de color, sobre todo en la figura de Cristo, donde la materia pictórica había desaparecido casi por completo.

La última campaña de conservación, que acaba de concluir, también ha resultado fundamental para el estudio técnico de la obra. Se ha descubierto, por ejemplo, que el fresco se ejecutó en nueve días, con el uso de dorados de concha -como el de la aureola- y el empleo de técnicas mixtas como el dibujo a la sanguina y el espolvoreado. También han aparecido trazos de lápiz que pueden remontarse a retoques del siglo XIX, signos evidentes de las diversas fases de conservación que ha sufrido la obra.

Detalle de la obra durante la restauración
Detalle de la obra durante la restauración
Detalle de la obra durante la restauración
Detalle de la obra durante la restauración

La intervención de conservación: del polvo a la luz

El estado de conservación previo a la intervención era definible como “intermedio” según la valoración de los restauradores, pero con algunas criticidades significativas. Toda la superficie pintada estaba comprometida por depósitos de polvo y una espesa capa de humo negro, probablemente debido a la calefacción de la sala. La zona más afectada era precisamente el rostro de Cristo, donde eran evidentes las lagunas y la pérdida de detalles morfológicos, debidos también a las imprecisiones del descialbo del siglo XIX, que había eliminado de forma inexacta la cal con la que se había cubierto el fresco.

Durante las operaciones de limpieza se puso de manifiesto la presencia de marcas de martillo -señal de intervención manual para retirar el enlucido- y pequeños restos del mismo, lo que confirma la práctica de ocultación que sufrió la obra en siglos pasados. Otros daños eran visibles a lo largo de las grietas del enlucido, en los bordes de los días de ejecución y en el marco decorativo, que presentaba abrasiones, pérdidas de color y repasos.

El fondo azul oscuro, antaño uniforme, estaba alterado por manchas de humedad que comprometían su lectura visual. La parte inferior del fresco, en particular el Gólgota y la parte inferior de la cruz, fue repintada en gran parte, probablemente debido a infiltraciones procedentes del exterior.

Presentación de la obra restaurada
Presentación de la obra restaurada

Una obra coral entre instituciones y mecenas

Gracias a la solicitud de algunos visitantes asiduos de la iglesia de San Domenico, a la contribución decisiva de Gerhard De Geer y al apoyo del Grupo Belacqua -compuesto por Camilla Alderighi, Raffaele Rasoini y Steven Woloshin-, la iniciativa fue aceptada por la Fundación Amigos de Florencia, que financió íntegramente la restauración.

Un ejemplo virtuoso de colaboración entre particulares, entidades religiosas e instituciones públicas, que ha permitido no sólo conservar la obra, sino también valorizarla y devolverla a la comunidad. En la presentación del fresco restaurado estuvieron presentes, entre otros, el Prior de la comunidad dominicana Padre Giovanni Monti, la Alcaldesa de Fiesole Cristina Scaletti, la Presidenta de los Amigos de Florencia Simonetta Brandolini d’Adda, y los historiadores del arte Angelo Tartuferi y Carl Brandon Strehlke.

Un patrimonio que hay que preservar y hacer accesible

La restauración de la Crucifixión de Beato Angelico se inscribe en una reflexión más amplia sobre la necesidad de salvaguardar el patrimonio artístico menos conocido, a menudo oculto en conventos o ambientes de clausura, y sin embargo de altísimo valor cultural. El caso del fresco de Fiesole muestra cómo la intervención de conservación no es sólo una cuestión técnica, sino también una labor de redescubrimiento y restauración de la memoria.

Hoy, la posibilidad de volver a admirar el fresco -durante mucho tiempo desconocido incluso para muchos estudiosos- representa un enriquecimiento no sólo para la comunidad religiosa local, sino para todos aquellos que reconocen en el arte de Fra Angelico una cumbre absoluta de la espiritualidad figurativa del Renacimiento. Una obra que, en su silenciosa esencialidad y en su atribulada historia, vuelve a relatar el profundo valor de la belleza como bien común.

Fiesole, la Crucifixión de Beato Angelico vuelve a verse tras una importante restauración
Fiesole, la Crucifixión de Beato Angelico vuelve a verse tras una importante restauración


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