En Kiev, capital deUcrania aún devastada por la invasión rusa, se inaugurará el 14 de septiembre de 2025 una obra de arte centrada en reflexiones sobre la guerra, la paz y la realidad contemporánea: El artista y activista chino Ai Weiwei trae a la capital ucraniana la obra Tres esferas perfectamente proporcionadas y uniformes de camuflaje pintados de blanco, una nueva instalación site-specific que permanecerá visible hasta el 30 de noviembre en el Pabellón 13, un edificio histórico de la ciudad.
El proyecto, encargado por RIBBON International, pretende ser una respuesta artística a las guerras que marcan nuestro tiempo, un mensaje sobre la capacidad del arte para cuestionar y quizá salvar a la humanidad de derivas autoritarias y deshumanizadoras. Ai Weiwei califica su obra no sólo de expresión estética, sino sobre todo de postura individual ante los acontecimientos actuales. “En esta época, al ser invitado a celebrar una exposición en Kiev, la capital de un país en guerra, espero expresar algunas ideas y reflexiones a través de mi obra”, declaró el artista. “Mis obras no son simplemente una expresión estética, sino también un reflejo de mi posición como individuo que se enfrenta a inmensos cambios políticos, hegemonías internacionales y conflictos. Esta exposición ofrece una plataforma para articular estas preocupaciones. En esencia, esta exposición es un diálogo sobre la guerra y la paz, la racionalidad y la irracionalidad”.
La obra se basa en la larga reflexión del artista sobre la guerra y la paz, la racionalidad y la irracionalidad, temas que impregnan toda su investigación. Ai Weiwei parte de una base formal de fuerte rigor: tres esferas perfectamente proporcionadas, realizadas en metal e inspiradas en el ciclo Divina Proportione (2004-2012), a su vez influido por los estudios de Leonardo da Vinci sobre las matemáticas y la armonía universal. Estas esferas, para Ai Weiwei, representan antiguos ideales de orden y racionalidad propios del Renacimiento y la Ilustración, visiones que promovían la transformación de la naturaleza para el bien de la humanidad pero que, paradójicamente, también multiplicaban los medios de destrucción. Alrededor de estas formas está el tema del camuflaje, con un tejido militar modificado cubierto de una pintura blanca que altera la percepción.
La elección de la tela de camuflaje -una referencia a las múltiples investigaciones de Ai Weiwei sobre el significado de este material- entrelaza la naturaleza conel arte militar, un lenguaje visual que emula los métodos de camuflaje de los animales para sobrevivir. La pintura blanca añade una “segunda piel” de camuflaje, un efecto que evoca el fenómeno del borrado ideológico, una especie de “blanqueo” que oculta pero no elimina lo que hay debajo.
Como explica el propio artista, la idea de cubrir algo conlleva la paradoja de lo que permanece oculto, cuestionando la naturaleza de la realidad y cuánto de ella es realmente perceptible o comprensible. La obra, por tanto, nos invita a reflexionar sobre las múltiples “realidades” a las que nos enfrentamos y sus capas visibles e invisibles.
La instalación cobra vida en el Pabellón 13 de Kiev, construido en 1967 como espacio de exposiciones dedicado a los logros económicos de la región del Donbass. El propio edificio, con su estructura de cristal y acero, asume así un papel dialogante con la obra, resaltando contrastes y resonancias entre transparencia y ocultación. A través de este marco arquitectónico, la obra pretende sacar a la luz el debate sobre el patrimonio cultural y político, mientras la ciudad y el país viven un momento crucial de su historia. La instalación relee el pasado soviético del pabellón desde una perspectiva contemporánea, en un juego de referencias cruzadas entre contenido y forma, entre arquitectura y conflicto actual.
El proyecto se realiza en colaboración con ФОРМА (FORMA) Architects y Pavilion of Culture, una institución que opera en la intersección del arte contemporáneo, la arquitectura y la nueva música.
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Ai Weiwei lleva a Kiev su obra pacifista y contra la guerra |
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