La casa de subastas francesa Artcurial abre las puertas de su sede milanesa a una nueva propuesta expositiva que aúna dos lenguajes visuales aparentemente distantes. Del 14 de mayo al 15 de junio de 2025, los espacios de Corso Venezia acogerán Tarte Tatin, una exposición comisariada por Pia Sophie Biasi y Luca Zuccala, que propone un diálogo entre las obras de Marta Ravasi (Merate, 1987) y Gaetano Di Gregorio (Catania, 1972). El proyecto nace de la intención de construir una vía de contacto y resonancia entre dos investigaciones autónomas, unidas no por afinidades estilísticas sino por una disposición común a la confrontación.
“Las obras de los dos autores, aunque distantes en forma y contenido, se conciben como partes de un gran todo en el que cada obra dialoga con los demás componentes de sus respectivas producciones”, dicen los comisarios. “De ahí la idea de ponerlas en contacto, activando su capacidad de perpetuar su espíritu participativo y dispuesto a resonar también en otras formas de arte”.
Tarte Tatin se desarrolla así como un dispositivo que entrelaza dos poéticas autónomas, donde las obras no se enfrentan sino que se disponen según un principio de cohabitación fluida, poniendo de relieve tanto las diferencias como las posibles correspondencias. Marta Ravasi, nacida en Merate en 1987 y que actualmente trabaja en Milán, expone una serie de pequeñas naturalezas muertas que se caracterizan por una paleta de tonos apagados, principalmente marrones, verdes y grises. Los sujetos, extraídos de la vida cotidiana, parecen apenas emerger de la superficie pictórica, como si su presencia estuviera atenuada por una mirada acostumbrada y repetitiva. En obras como Due Gigli (Dos lirios), Quattro Gigli (Cuatro lirios), Prima Frutta (Primera fruta), Fruits (Frutas) y Peaches (Melocotones), el artista construye imágenes esenciales, sutilmente evocadoras, en las que la disposición de los objetos, la elección del corte compositivo, los volúmenes y la cantidad de los elementos presentes se convierten en herramientas para restituir una presencia casi meditativa. Lo que define la identidad de cada cuadro no es sólo el componente formal, sino también una dimensión más íntima y subjetiva, que los comisarios remontan a la “disposición emocional” del artista en el momento de crear cada obra. Los pensamientos, impresiones y sentimientos experimentados durante la pintura parecen inscritos en el material, sugiriendo un tiempo ralentizado y absorto, como si cada objeto hubiera sido observado tantas veces que se hubiera disuelto lentamente en el fondo que lo acoge.
Frente a esta pintura enrarecida y casi silenciosa, la práctica de Gaetano Di Gregorio introduce en la exposición un registro táctil y fragmentario. El escultor trabaja con materiales recuperados, en particular restos de arcilla y materiales de construcción semiacabados a base de cerámica, que ensambla mediante un proceso en seco. Su investigación se basa en una idea de reutilización total y circular de la materia, donde cada residuo puede encontrar una nueva forma y función. En la exposición Tarte Tatin, Di Gregorio presenta un conjunto de jarrones, platos y otros objetos de cerámica que se distribuyen directamente en el suelo, según una lógica de instalación que recuerda un juego descompuesto de contornos indefinidos. Los artefactos, carentes de una disposición rígidamente geométrica, aparecen como huellas residuales, fragmentos evocadores de una ritualidad pasada o imaginaria. La relación entre las obras de Ravasi y Di Gregorio se basa en una tensión entre movimiento y estasis, entre dispersión y concentración. Los cuadros del pintor lombardo, inmersos en una atmósfera amortiguada, proporcionan un contrapunto visual a la dinámica disposición de los objetos de cerámica, creando un equilibrio dentro del espacio expositivo. El título elegido para el proyecto, Tarte Tatin, hace referencia a un famoso pastel al revés de tradición francesa. Además de la referencia cultural, la elección también contiene una alusión metafórica al acto de invertir las convenciones, a la disposición no lineal de los elementos, a la posibilidad de contemplar un tema desde otra perspectiva. En este sentido, la exposición activa un dispositivo visual que sugiere lecturas alternativas de obras individuales, desencadenando un proceso de intercambio y resonancia entre artistas, materiales y público. Artcurial, fundada en París en 2002, continúa con Tarte Tatin su actividad de promoción cultural a través de exposiciones temporales junto a su actividad de subastas.
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Artcurial Milano acoge "Tarte Tatin", un diálogo visual entre Marta Ravasi y Gaetano Di Gregorio |
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