Continúa en Milán el proyecto expositivo del Palazzo Citterio, destinado a acoger a las voces más conocidas del arte italiano contemporáneo. Del 26 de junio al 31 de agosto de 2025, los espacios de la segunda planta del edificio de Via Brera acogerán Anteguerra, una obra monumental de Pietro Geranzani (Londres, 1964), una de las personalidades más interesantes del panorama artístico nacional. La exposición, comisariada por Angelo Crespi, se desarrolla en torno a un gran tríptico pictórico, flanqueado por una selección de veinte dibujos preparatorios y una muestra del libro de Qoelet en traducción literaria de Davide Brullo.
“La visión prebélica de Geranzani”, prosigue Angelo Crespi, “nos remite a arquetipos sedimentados en nuestras profundidades, los cuerpos destrozados, la sangre, los esqueletos, y en el centro ese vacío absoluto, la tierra que se vuelve cóncava y tremenda, y abajo el sol en el horizonte, un paisaje que recuerda a Kaspar Friedrich, con el cielo abrasador à la Thomas Cole”.
"El aspecto formal del tríptico de Anteguerra", escribe Angelo Crespi, Director General de la Pinacoteca di Brera, del Palazzo Citterio y de la Biblioteca Nazionale Braidense, “remite sin embargo en la composición a la gran época prerrenacentista cuando Beato Angelico intentó la primera visión en perspectiva en la parte central de su ”Juicio Final“, representando sepulcros abiertos, y en el lateral imaginó un infierno digno de las pesadillas de Jerónimo Bosch con un Satán antropófago en la parte inferior”.
El título elegido para la obra, Anteguerra, evoca explícitamente un estado mental suspendido, de alerta y percepción de peligro inminente. La referencia al clima actual, marcado por nuevos brotes de conflicto e inestabilidad global, es evidente, pero Geranzani evita cualquier planteamiento didáctico o interpretación ideológica. El tema de la guerra se aborda a través del poder de las imágenes, en una narrativa visual que se mueve por contrastes y deja espacio a múltiples lecturas.
El tríptico, corazón de la exposición, está dividido en tres paneles separados que proponen visiones complementarias y alternativas de un mismo acontecimiento: el conflicto armado. El primer panel está dominado por soldados uniformados que rodean cuerpos mutilados, víctimas evidentes de la violencia y la devastación. Las figuras, desgarradas y desarticuladas, confrontan al espectador con la dimensión física e inhumana de la guerra, haciendo imposible cualquier forma de distanciamiento emocional.
El segundo panel representa una fosa común, llena de cuerpos desnudos, privados de toda identidad. No hay narración, no hay contexto: sólo el silencio y la naturaleza estática de una escena que alude a la pérdida colectiva y al borrado del individuo. Los dos lados del tríptico responden y contrastan, mientras que la escena central opera como síntesis simbólica de las visiones anteriores. En el centro se alza un enorme cráter, excavado en un paisaje desierto y desolado. El vacío producido por la explosión parece hacerse eco del vacío existencial generado por la propia guerra. La elección compositiva, desprovista de figuras humanas, acentúa una sensación de desorientación e inquietud, reforzada por el cielo rojo sobre el horizonte. Un sol ambiguo, casi abstracto, destaca en la distancia: su posición no deja claro si está saliendo, trayendo consigo la posibilidad de un nuevo comienzo, o si se está poniendo, dejando espacio a una oscuridad definitiva.
La disposición figurativa elegida por Geranzani revela una profunda conciencia de la tradición pictórica occidental. Las escenas recuerdan, por su composición y tensión narrativa, a la gran pintura de historia, pero están filtradas por una sensibilidad expresionista que altera proporciones, gestos y colores para realzar la carga emocional de la obra. Acompañando al tríptico, veinte dibujos preparatorios trazan la trayectoria creativa del artista. Se trata de estudios, bocetos y pruebas que ponen de relieve las opciones compositivas y simbólicas que subyacen en la obra. Los dibujos, autónomos en sí mismos, permiten observar el proceso que conduce a Geranzani a una síntesis final densa en referencias y tensiones internas.
Cierra la exposición la presencia del texto de Qoelet, un libro del Antiguo Testamento conocido por su tono desilusionado y meditativo, traducido por Davide Brullo. La inclusión de este texto en la exposición introduce otro nivel de interpretación. Qoelet, con su reflexión sobre el tiempo, la vanidad y el sinsentido de la vida, actúa como contrapunto verbal a las imágenes de Geranzani. La instalación de Anteguerra forma parte de un programa más amplio con el que el Palazzo Citterio pretende apoyar y hacer visibles las prácticas artísticas italianas contemporáneas, sin renunciar a una confrontación con los temas de la sociedad actual. La elección de Geranzani y su tríptico adquiere un valor paradigmático en este sentido, proponiendo una obra que reflexiona sobre el presente pero a través de la solidez de la pintura, devolviendo al espectador un espacio de silencio y contemplación.
Pietro Geranzani pasó su infancia y adolescencia entre Alemania y Suiza. Actualmente vive y trabaja en Milán. Se formó en la Academia Ligustica de Bellas Artes de Génova bajo la dirección de Gianfranco Bruno. Desde el principio, cultivó un gran interés por el dibujo y la pintura: tras un periodo inicial marcado por influencias neoexpresionistas, que maduró en la década de 1980, orientó gradualmente su investigación hacia la pintura de matriz simbolista.
A principios de la década de 2000, inició una exploración personal en el campo del videoarte, realizando cortometrajes y mediometrajes. En 2003, fue invitado a participar en la exposición Fuori contesto. Viaggio intorno all’opera en la Galleria d’Arte Moderna de Génova; dos años más tarde participó en la exposición Il Male - Esercizi di Pittura Crudele, comisariada por Vittorio Sgarbi en la Palazzina di Caccia di Stupinigi (Turín). En 2009, celebró la exposición individual Ombre Ammonitrici en el Palazzo Ducale de Génova y en 2011 expuso en la 54ª Bienal de Arte de Venecia. Sus obras forman parte de las colecciones permanentes del MART - Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Trento y Rovereto, la Galería de Arte Moderno de Génova y el Museo de Villa Croce.
Horario: de jueves a domingo, de 14.00 a 19.00 h.
Entrada: tarifa completa, 12,00 euros; reducida, 8,00 euros (válida sólo para el Palacio Citterio)
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En el Palazzo Citterio (Milán) Pietro Geranzani expone un tríptico contra el horror de la guerra |
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