El escultor Arnaldo Pomodoro ha fallecido la víspera de su 99 cumpleaños. El fallecimiento se produjo anoche, pero la noticia fue dada a las 8 de esta mañana por la Fundación Arnaldo Pomodoro. Nacido el 23 de junio de 1926 en Morciano di Romagna, estaba considerado uno de los más grandes escultores italianos contemporáneos. Hermano mayor del también famoso escultor Giorgio “Giò” Pomodoro, Arnaldo convirtió la escultura en una forma de investigación intelectual y visual: grandes sólidos perfectos en bronce -esferas, cubos, columnas, discos- marcados en su interior por incisiones, grietas y cortes que revelan mecanismos internos y estructuras complejas.
Tras diplomarse como topógrafo, Pomodoro se embarcó en una profesión técnica, pero pronto orientó sus pasiones hacia la escultura. A principios de los años 50, fascinado por la materia, experimenta con materiales heterogéneos: el oro y la plata en joyería, luego el hierro, la madera, el hormigón y, por último, el bronce, que se convertirá en su soporte predilecto para obras de pequeño formato y esculturas monumentales. Se traslada a Milán en 1954 y sigue viviendo y trabajando cerca de la Dársena de Porta Ticinese, en pleno centro de la ciudad. En 1961-1962, se une al grupo informal “Continuità”, fundado junto a Lucio Fontana y otros, donde consolida un estilo estilístico informal que pronto evoluciona hacia tipos formales más rígidos, conservando la tensión entre superficies lisas y estructuras internas complejas. Este impulso doblemente estético y técnico se convierte en la marca de fábrica de las obras que le darán fama internacional.
El primer gran punto de inflexión tiene lugar en Spoleto, en 1962, cuando Pomodoro crea La columna del viajero, iniciando la investigación por la que es universalmente conocido. Muy representativas de esta trayectoria son sus “esferas que se rompen”: monumentales estructuras de bronce que, aparentemente perfectas y pulidas, ocultan incisiones que rasgan la superficie, revelando complejos sólidos y sorprendentes mecanismos escultóricos. La obra escultórica se convierte en un diálogo entre el orden y el caos, entre lo evidente y lo oculto.
Su lenguaje, caracterizado por un riguroso “espíritu geométrico”, emplea formas simples y perfectas -esfera, cubo, cilindro, cono, paralelepípedo- repetidas o segmentadas como en una composición musical o un mecanismo de engranajes. El efecto estético es dinámico: las llamativas superficies lisas se abren a paisajes interiores, arrastrando al espectador a una exploración visual y emocional.
Pomodoro ha expuesto en algunos de los espacios artísticos más prestigiosos del mundo: Milán (Rotonda della Besana, 1974), París (Musée d’Art Moderne, 1976), Florencia (Forte Belvedere, 1984), Ferrara (Palazzo dei Diamanti, 1987), Hakone en Japón (1994), Nueva York (Marlborough Gallery, 1996) y muchos otros. Sus obras se encuentran en espacios públicos de ciudades como Lampedusa, Sorrento, Rímini, Pesaro, Génova, Roma, Pavía, Terni, Turín, Tivoli, Belluno, San Giovanni Rotondo (en el complejo de la Basílica di Padre Pio de Renzo Piano), así como en Copenhague, Brisbane, Dublín, Los Ángeles y en el campus de la ONU. Pomodoro también ha enseñado en departamentos de arte de universidades americanas - Stanford, Berkeley, Mills College - contribuyendo a la formación de nuevas generaciones de artistas. Reconocido con numerosos galardones, Pomodoro recibió el Præmium Imperial de escultura de la Asociación Japonesa de Arte en 1990, el mismo año en que Federico Fellini recibió el premio de cine y teatro.
El rasgo distintivo de sus obras, la mirada al interior de una geometría perfecta, atestigua la visión escultórica de Pomodoro: el exterior se convierte en contenedor de complejidad, tensión y misterio. Sus formas no buscan la simple belleza, sino que cuestionan la doble relación entre superficie y estructura, entre orden aparente y desorden subyacente.
“Con el fallecimiento de Arnaldo Pomodoro”, escribe la Fundación, “el mundo del arte pierde una de sus voces más autorizadas, lúcidas y visionarias. El Maestro deja un inmenso legado, no sólo por la fuerza de su obra, reconocida a nivel internacional, sino también por la coherencia e intensidad de su pensamiento, capaz de mirar al futuro con incansable energía creativa”. La Fundación “seguirá funcionando según la voluntad del fundador, garantizando la conservación y valorización de su obra, comprometiéndose a difundir su patrimonio material e inmaterial mediante la realización de exposiciones, eventos e iniciativas en un espacio inventivo, casi experimental, de estudio y confrontación sobre los temas del arte y la escultura, que aspira a una implicación profunda y global con las personas y la sociedad”.
![]() |
Adiós a Arnaldo Pomodoro, el escultor fallece la víspera de su 99 cumpleaños |
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.