La nueva intervención de Banksy en las calles de Londres no ha tenido una larga vida (ya hablamos de ella aquí). En la fachada del Queen’s Building, parte del complejo de los Tribunales Reales de Justicia, ha aparecido en los últimos días un mural que representa a un juez con peluca y toga en el acto de golpear a un manifestante tendido en el suelo. El hombre sostiene una pancarta empapada en sangre, símbolo de la protesta violentamente sofocada. La obra, reivindicada por el propio artista a través de un post de Instagram titulado “Royal Courts of Justice. Londres”, fue inmediatamente tapada con láminas de plástico negro y protegida por barreras metálicas, a la espera de su retirada definitiva.
Según el diario Open, la decisión fue tomada por las autoridades competentes con el objetivo de preservar el carácter original del histórico edificio. Según escribe la revista, un portavoz de HM Courts and Tribunals explicó que los Tribunales Reales de Justicia, al ser un edificio protegido, no pueden albergar intervenciones que alteren su aspecto arquitectónico. Por lo tanto, el mural, a pesar de su reconocible firma y resonancia internacional, no tendrá una larga vida. De hecho, la aparición del mural se produce pocos días después de una vasta operación policial que condujo a la detención de casi 900 personas.
Los arrestados habían participado en manifestaciones contra la prohibición de Acción Palestina, organización declarada terrorista por la entonces ministra del Interior, Yvette Cooper. La represión de las protestas reavivó el debate público sobre la libertad de expresión y los límites de la contestación política. El tema de la justicia y el poder represivo encuentra así una transposición visual en la imagen elegida por Banksy: un juez, figura emblemática de la institución, que convierte la ley en un instrumento de violencia física. Una representación que atrajo inmediatamente la atención de los transeúntes y también de quienes vigilan las acciones del artista, conocido por sus incursiones urbanas capaces de combinar denuncia social y provocación estética.
La obra, colocada en un edificio muy simbólico para la justicia británica, también ha suscitado dudas sobre el anonimato de Banksy. La rapidez con la que fue avistada, documentada y reivindicada ha alimentado las especulaciones sobre la identidad del artista, que siempre se ha escondido tras un seudónimo que ha contribuido a consolidar su mito. Como informa Open, el contexto de la obra se complica aún más por las declaraciones de la Presidenta del Tribunal Supremo, que hace unas semanas denunció un aumento de los abusos sensacionalistas e inexactos contra los jueces. En este contexto, la imagen de un magistrado agrediendo a un manifestante adquiere un valor polémico añadido, ya que subraya la creciente tensión entre las instituciones judiciales y la opinión pública. El juez violento de Banksy, aunque destinado a desaparecer de los muros de Londres, ha impreso así su imagen en el circuito mundial de la información y la reacción social.
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Banksy, el violento juez mural de Londres será retirado del Queen's Building |
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