Un importante proyecto de restauración en el Palacio de Versalles ha devuelto a la Galería de los Espejos su aspecto original. La intervención, fruto de una rigurosa investigación histórica y de trabajos de restauración arquitectónica, ha permitido recrear los volúmenes, los efectos luminosos y las perspectivas previstos originalmente, devolviéndole toda su coherencia formal y la extraordinaria magnificencia artística que la convirtieron en uno de los símbolos absolutos del Grand Siècle francés. En particular, se ha restaurado el equilibrio visual de la bóveda pintada por Charles Le Brun, considerada una de las mayores obras maestras de la pintura del siglo XVII.
La imagen que caracterizó a la Galería durante décadas, con tres hileras de modernas lámparas de araña dispuestas por toda la sala, se inspiró en un uso excepcional de la sala como salón de baile. En efecto, durante el Antiguo Régimen, la Galería sólo se convirtió en salón de baile en contadas ocasiones -unas diez-, como con ocasión de la boda del Delfín de Francia y los hermanos del futuro Luis XVI, entre 1697 y 1773. Las lámparas de araña, que no formaban parte del mobiliario permanente, se instalaban temporalmente y se retiraban inmediatamente después de las celebraciones. En la década de 1970, para devolver la vitalidad a un palacio que entonces se percibía como desnudo, se decidió evocar el ambiente de la boda entre Luis XVI y María Antonieta, creando veinte lámparas de araña y veinticuatro antorchas en 1980. Sin embargo, esa configuración permanente como salón de baile se desviaba de ladisposición auténtica del siglo XVIII y pronto suscitó dudas sobre su corrección histórica.
La nueva disposición, con una única fila central de seis candelabros, confiere ahora a la Galería de los Espejos un aspecto más auténtico. La Galería, que sustituyó a una terraza inadaptada al clima francés, conectaba los Apartamentos de Estado del Rey y de la Reina, proporcionando un suntuoso marco para las grandes ceremonias de recepción de embajadores e invitados de alto rango.
La nueva disposición de las arañas, fiel a la histórica, realza el diálogo entre las ventanas que dan a los jardines y los espejos que reflejan la luz, restableciendo el juego de perspectivas y la ilusión espacial original. Las proporciones monumentales, los pilares con capiteles de orden francés y las grandes aberturas hacia los dos salones de esquina recuperan así toda su armonía.
La bóveda de Le Brun vuelve así a ser plenamente legible. Considerada la “Capilla Sixtina del arte francés”, celebra las victorias y hazañas del Rey Sol durante la guerra franco-holandesa. Cada escena, enriquecida con referencias a la Antigüedad y detalles exóticos -como una armadura de samurái, símbolo de la apertura del reino al mundo-, va acompañada de una cartela en trampantojo con textos de Racine y Boileau, autores llamados a aclarar y amplificar el mensaje político y cultural del conjunto. Esta renovación de la Galería de los Espejos permite admirarla tal y como debió de parecer a los ojos de la corte del Rey Sol: el visitante puede ahora abarcar toda la altura de la sala con una sola mirada y se sentirá naturalmente atraído hacia arriba, hacia los techos, cuya iluminación también se ha renovado por completo.
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| La Galería de los Espejos de Versalles recupera su aspecto original |
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