Sangiuliano, duro con Sgarbi: "No lo quería, me veo frenando sus problemas


Durísima entrevista del ministro Gennaro Sangiuliano al subsecretario Vittorio Sgarbi, tras un artículo en Il Fatto Quotidiano sobre sus actividades no institucionales: "No le quería", "le mantengo a distancia de mi persona, quiero tratar con él lo menos posible".

La entrevista que no te esperas: el ministro Gennaro Sangiuliano abiertamente contra el subsecretario Vittorio Sgarbi, con declaraciones muy duras a Il Fatto Quotidiano. Todo parte del artículo, firmado por Thomas Mackinson, que el diario dirigido por Marco Travaglio publicó ayer sobre las actividades que Sgarbi desarrolla fuera de su papel institucional, y que según la tesis de Il Fatto serían incompatibles con su cargo, y en particular no estarían en línea con la ley 215/2004 sobre conflicto de intereses. Il Fatto acusa a Sgarbi de haber devengado alrededor de 300.000 euros en concepto de honorarios por conferencias, inauguraciones, presentaciones y actividades varias que el subsecretario ha celebrado desde febrero hasta la actualidad, con facturas emitidas “en su mayoría”, reza la pieza de Mackinson, “por dos sociedades de personas cercanas a él, ambas sin empleados y cuyo core business parece ser uno y el mismo: lucrarse con el caché del secretario crítico”. Fueron creadas en 2017 y 2018, cuando Sgarbi era concejal de Patrimonio Cultural de Sicilia, alcalde de Sutri y presidente de varias fundaciones, todas ellas funciones incompatibles con la actividad de conferenciante remunerado".

También ayer llegó la respuesta del abogado de Sgarbi, Giampaolo Cicconi, que devolvió las acusaciones al remitente y anunció acciones legales. “La actividad conferenciante del subsecretario de Cultura Vittorio Sgarbi, así como la presentación de libros, exposiciones e iniciativas culturales de entidades privadas o públicas”, especificó el abogado, “nunca ha estado en ’conflicto de intereses’ con sus deberes institucionales, que son los -conviene repetirlo- de protección y conservación del patrimonio cultural”. La tesis de Cicconi es que “la protección es competencia exclusiva del Estado, que establece las normas y dicta las medidas administrativas necesarias para garantizarla; la valorización se lleva a cabo de forma concurrente entre el Estado y la región, y prevé también la participación de entidades privadas”. Además, Cicconi cita una resolución dela AgCom, con fecha de 17 de mayo de 2023, que “consideró cualquier incompatibilidad en virtud de la Ley no. 215/2004”, y añade que “precisamente para evitar situaciones de posible conflicto, se lleva a cabo de vez en cuando una cuidadosa verificación, hasta el punto de que se pide contractualmente a los organizadores de exposiciones, conferencias y presentaciones de libros que declaren que se trata de iniciativas que no gozan de ningún apoyo financiero del Ministerio de Cultura, ni siquiera de mero patrocinio”. En definitiva, para el abogado de Sgarbi, lo que hace su cliente “no es más que una actividad laboral normal, como puede ser la de un periodista que participa, remunerado, en una conferencia, presenta un libro o pone en escena una obra de teatro”.

A pesar de las aclaraciones del abogado, Il Fatto ha decidido hoy redoblar la dosis con un nuevo artículo, firmado de nuevo por Mackinson, en el que se enumeran diversas actividades, con sus respectivas compensaciones, que Sgarbi ha llevado a cabo desde que es subsecretario, y sobre todo con la entrevista al ministro Sangiuliano en la que el propietario del Collegio Romano no oculta cierto malestar.

“Estoy indignado por el comportamiento de Sgarbi, ¿de acuerdo? Yo le veía ir por ahí haciendo inauguraciones, exposiciones y demás. Pero nunca pensé que cobraría por estas cosas”. No sabía nada“, añadió el ministro, ”me enteré leyendo el artículo de Il Fatto. Pero si hasta ayer podía decir que no lo sabía, ahora sí lo sé, y por tanto se desencadena mi responsabilidad. Y de hecho voy a poner en marcha una serie de actos que podrían tener consecuencias. Pero no quiero hablar de esto, lo haré con actos oficiales".

“Desde luego, no puedo saber todo lo que trama Sgarbi”, declara Sangiuliano. “Lo veo una vez cada tres meses también porque, a decir verdad, lo mantengo alejado de mi persona, quiero tener lo menos posible con él”. Y cuando se le pregunta cómo es posible mantener la distancia, dado que Sgarbi es el subsecretario, Sangiuliano responde: “Yo no elegí a Sgarbi. No debería ser yo quien interviniera, dado que el subsecretario es nombrado por el Primer Ministro. En lo que a mí respecta, yo le otorgué delegaciones secundarias. Me propuso una reforma del comercio del arte que me cuidé mucho de no considerar ni remotamente. Y, sin embargo, me encuentro ”frenando los problemas de Sgarbi". ¿Qué problemas? Va por ahí prometiendo cosas irrealizables“, dice el ministro. ”Anuncia compras de edificios y cosas por parte del ministerio que sólo tiene 20 millones en el presupuesto para comprar bienes. Y yo después tengo que ir a explicar a los periódicos que eso no existe, que no se puede hacer, que hay un procedimiento, que hay que respetar las leyes, que hay que hacerlo todo con la Agencia Estatal de la Propiedad“. Será necesario, concluye el ministro, que Antimonopolio verifique ’si esa actividad pagada es contraria a la ley. A mí me parece que sí, y de hecho, en cuanto tuve conocimiento del asunto el viernes, cogí todos los papeles y los envié inmediatamente a Defensa de la Competencia, que es la institución competente. Y puedo demostrarlo”. El Primer Ministro Giorgia Meloni, subraya Sangiuliano, “ya ha sido informado, porque creo que esto también les había llegado [al Palazzo Chigi]”.

Las grietas que ya se percibían entre Sangiuliano y Sgarbi (entre otras cosas por la cuestión del Pabellón italiano, con Sgarbi expresando explícitamente su perplejidad por la decisión de confiar la presencia italiana en la Bienal de Venecia al proyecto de Luca Cerizza y Massimo Bartolini) se han convertido por tanto en una auténtica fractura, y ahora sólo queda ver qué ocurrirá en el Gobierno.

Sangiuliano, duro con Sgarbi:
Sangiuliano, duro con Sgarbi: "No lo quería, me veo frenando sus problemas


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