Mantua, descubrimiento de una rica necrópolis de los cenomani, antiguo pueblo guerrero de cultura celta


En Casalromano (Mantua), una excavación de la superintendencia permitió descubrir una rica necrópolis, de finales de la Edad del Hierro, de los cenomani, antiguo pueblo guerrero de cultura celta que mantenía relaciones de alianza con los romanos.

Importante descubrimiento arqueológico en Casalromano (Mantua), donde una excavación de la Superintendencia de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de Cremona, Mantua y Lodi ha permitido descubrir una necrópolis de finales de la Edad del Hierro (entre la segunda mitad del siglo II a.C. y principios del siglo I a.C..), gracias a las investigaciones geofísicas con magnetómetro y georradar realizadas por el experto en arqueología digital de campo Guglielmo Strapazzon, en colaboración con el Instituto Central de Arqueología y fondos especiales asignados por la Dirección General de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje. Los arqueólogos se percataron de la presencia de una necrópolis estudiando los resultados del georradar, que identificó un núcleo de fosas rectangulares dispuestas en varias hileras, y los del magnetómetro, que permitió observar fuertes anomalías magnéticas en algunas de las fosas. Los sondeos posteriores permitieron descubrir dos tumbas de incineración (es decir, con las cenizas de los difuntos), con valiosos ajuares funerarios.

Una tumba femenina y otra masculina: en la tumba femenina se encontraron cerámicas, un cuchillo de hierro y joyas como fíbulas (es decir, broches) y un collar de vidrio y vágulas de bronce. En cambio, en la habitación de los hombres se encontró el ajuar de un guerrero, con un escudo del que se conservaba el umbo, una lanza (pero sin el asta de madera, que se había deteriorado con el tiempo), una espada larga con vaina, un cuchillo y un rico ajuar de cerámica.

Este descubrimiento inicial llevó a la Superintendencia a solicitar fondos adicionales al Ministerio de Cultura para completar la excavación de toda la necrópolis, que se confió a la empresa ArcSAT, con el fin de preservar el contexto de posibles daños agrícolas y de posibles excavaciones clandestinas. Así pues, la excavación se reabrió en septiembre y se descubrieron otras once tumbas, también de incineración (las cenizas debían de estar contenidas en unas cajas de madera, como revelaron algunos hallazgos), dispuestas en orientación norte-sur como las dos primeras. Los ajuares funerarios que han aparecido han confirmado la datación a finales de la Edad del Hierro y han permitido identificar los enterramientos como una necrópolis de los cenomani, un pueblo guerrero de cultura celta, que desde finales del siglo III a.C. mantenía una relación de alianza con los romanos. Se dice que las relaciones pacíficas entre este pueblo y los romanos llevaron a los cenomani a adoptar varias costumbres romanas, como la cremación de los muertos, la costumbre de colocar monedas en las tumbas y la adopción de tipos cerámicos de imitación. Típicamente celtas, en cambio, son ciertas elecciones de ajuares que ven la colocación cerca de las cenizas de las armas, en las tumbas masculinas, y joyas de vidrio coloreado, como colgantes de collar, colgantes de bronce y armillae (es decir, brazaletes para llevar a la altura del bíceps), que caracterizan generalmente las tumbas femeninas. Interesante, entre los bronces, es el descubrimiento de un elemento en forma de rueda coronado por un pequeño caballo que, por su gran similitud con el más conocido del yacimiento etrusco de Forcello di Bagnolo San Vito (Mantua), abre varias hipótesis que se investigarán mejor durante el estudio post-excavación del contexto.

En las últimas semanas de excavación, los arqueólogos han descubierto que dos de las trece tumbas que componen la necrópolis eran tumbas de inhumación, es decir, que los muertos no fueron incinerados antes de ser enterrados. Se trata de dos infantes, entre ellos una niña que llevaba un brazalete de vidrio azul (armilla) en la muñeca izquierda, y un segundo, cuyo sexo no se puede determinar, que tenía algunos fragmentos de hueso en uno de los recipientes de cerámica, probablemente los restos de una comida sagrada.

También hay una serie de pequeños hallazgos, entre ellos un peroné de bronce, recuperado en las actividades de cribado en las que participaron voluntarios de la asociación Klousios - Centro Studi e Ricerche Basso Chiese, que ayudaron a los arqueólogos durante las actividades de excavación.

Las investigaciones de campo han llegado a su fin, ahora comienza la fase de estudio. El rico ajuar funerario hallado en la necrópolis se ha depositado temporalmente en el cercano Museo Cívico “G. Bellini” de Asola, a la espera de su restauración por parte de la Superintendencia. Durante las investigaciones también se tomaron muestras del suelo, que se analizarán para reconstruir el paleoambiente. También se llevarán a cabo nuevos análisis de los restos óseos de las dos tumbas de inhumación, en busca de respuestas sobre la vida del pueblo cenomani de Casalromano.

Mantua, descubrimiento de una rica necrópolis de los cenomani, antiguo pueblo guerrero de cultura celta
Mantua, descubrimiento de una rica necrópolis de los cenomani, antiguo pueblo guerrero de cultura celta


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