Nueva York, una paloma monumental en el High Line: la obra de Iván Argote

Una paloma monumental escruta a todo el mundo en el High Line de Nueva York: es la obra hiperrealista de Iván Argote, artista nacido en 1983 en Bogotá (Colombia), pero que ahora vive y trabaja en París. La escultura de aluminio y pintada a mano se titula Dinosaur (2024) y se presentó por primera vez como propuesta para el High Line Plinth en 2020. Colocada sobre un pedestal de hormigón, Dinosaurio pretende invertir la típica dinámica de poder entre el ave y el ser humano, elevándose por encima del Espolón, por encima de los peatones y automovilistas que transitan a diario por la 10ª Avenida.

“El nombre Dinosaurio”, explica el artista, "hace referencia al tamaño de la escultura y a los antepasados de la paloma que dominaron el globo hace millones de años, como hacemos hoy los humanos... el nombre también sirve de referencia a la extinción de los dinosaurios. Como ellos, algún día desapareceremos, pero quizá un resto de humanidad siga viviendo, como las palomas, en los rincones oscuros y los espacios vacíos de los mundos futuros. Creo que esta escultura podría generar un extraño sentimiento de atracción, seducción y miedo entre los neoyorquinos.

Dinosaurio, como las palomas que la inspiraron, quiere reflejar la evolución de la ciudad y confrontar a todos con nuestra relación siempre cambiante con el mundo natural y sus habitantes. Estas criaturas, a menudo ignoradas y objeto de burla, que parecen superpoblar las zonas urbanas, llegaron por primera vez a Estados Unidos a través de Europa, probablemente en el siglo XIX. En un principio se tenían como animales de compañía, pero se utilizaban sobre todo como fiables portadoras de mensajes: las palomas siempre encuentran el camino de vuelta a casa. Esta capacidad las hizo indispensables en tiempos de guerra: se utilizaron como mensajeras militares tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, llevando rápidamente mensajes de las trincheras al frente.

Dinosaurio quiere celebrar su anonimato en el paisaje urbano, apuntando al mismo tiempo a los monumentos clásicos erigidos en honor de los grandes hombres. Al destacar sus orígenes, Argote también nos recuerda que, en cierta medida, todos son migrantes. Incluso la paloma emigró inicialmente e hizo de la ciudad su hogar, como millones de neoyorquinos “nativos”.

El arte de Iván Argote se centra en temas de justicia social y procesos históricos, a menudo inspirados en su infancia en Bogotá. Criado en una familia con una larga tradición de activismo político y social desde los años 50 hasta la actualidad, Argote cuestiona nuestra íntima relación con los demás, las instituciones, el poder y los sistemas de creencias a través de sus esculturas, instalaciones, películas e intervenciones. En sus intervenciones en monumentos, instalaciones a gran escala y performances, Argote propone nuevos usos simbólicos del espacio público y desafía las ideas tradicionales sobre a quién y qué conmemoramos, veneramos y recordamos.

Nueva York, una paloma monumental en el High Line: la obra de Iván Argote

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