El célebre artista belga Hans Op de Beeck (Turnhout, 1969), conocido por su capacidad para crear instalaciones inmersivas y sensoriales que invitan a la contemplación silenciosa, presenta en Viena, hasta el 18 de febrero de 2026, una nueva serie de obras que exploran la compleja relación entre el ser humano y el mundo que le rodea. Su versátil obra, que abarca desde la escenografía teatral hasta la pintura en acuarela, se centra ahora en la escultura y el cine. La exposición, titulada Curiosidades, constelaciones y puntos de fuga, se presenta en la Galerie Krinzinger y está dividida en dos secciones principales. La primera parte está configurada como una gran Wunderkammer, una cámara de las maravillas, en la que se mezclan de forma ecléctica y anacrónica elementos alusivos a la dicotomía entre cultura y naturaleza.
En esta sección, el artista explora un amplio abanico de temas, que incluyen referencias a elementos naturales fosilizados, animales, misticismo, planetarios, astronomía y las primeras formas de ciencia, haciendo dialogar tradiciones e imaginería orales con alusiones a la semántica contemporánea y la imaginería digital. Las obras expuestas interrogan poéticamente nuestra relación con la inmensidad del universo y, al mismo tiempo, con la realidad más mundana de la vida cotidiana, evocando la idea existencial clásica del memento mori.
Cabe destacar que Op de Beeck introduce por primera vez el uso de texto y componentes cinéticos en algunas esculturas, como un planetario que gira sobre su propio eje o un cuervo de tamaño natural que parece volar en el lugar. Curiosamente, su reflexión sobre los macroorganismos humanos, como las retículas arquitectónicas de las ciudades, le llevó a composiciones que recuerdan al abstraccionismo modernista.
La segunda parte de la exposición está dedicada a la proyección de la película Vanishing Point. El título hace referencia al punto de fuga en perspectiva, donde convergen líneas paralelas y desaparece la percepción de profundidad tridimensional. Op de Beeck utiliza el concepto en un sentido metafórico, entendiéndolo como el punto de inflexión más allá del cual se pasa de lo mensurable y legible al reino de lo desconocido, de lo abstracto a lo espiritual.
La película se basa íntegramente en acuarelas en blanco y negro y comienza con la imagen de un niño plácidamente tumbado con los ojos cerrados, antes de transportar al espectador a través de figuras, naturalezas muertas y paisajes de fantasía. La animación va acompañada de una composición musical especialmente creada por el músico Sam Vloemans e interpretada por el Hermes Ensemble (B). El conjunto crea una atmósfera serena y cautivadora que invita a un breve momento de entrega. El artista se siente especialmente atraído por esos momentos en los que el ser humano se despoja de su comprensión lógica y racional del mundo, deslizándose hacia un estado de intemporalidad y pérdida de sí mismo, convirtiéndose en “cero” o “nadie” por un instante.
Para más información, visite el sitio web de la Galerie Krinzinger.
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| Hans Op de Beeck en Viena: la nueva exposición de esculturas cinéticas, el universo y el arte de perderse |
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