Había grabado su nombre en el Coliseo, ahora quiere pagar por los daños. ¡Pero nadie le da el Iban!


¿Recuerda al turista británico que en junio grabó indebidamente su nombre y el de su novia en una pared del Coliseo? Se ha arrepentido, ha escrito una carta de disculpa y quiere pagar la restauración. Pero nadie, después de muchas peticiones, le ha dado todavía el IBAN para la transferencia.

Ya lo dijo Kafka: “Los papeles de los ministerios son las cadenas de la gente de hoy”. ¿Recuerdan al turista que en junio, en Roma, fue inmortalizado por un vídeo difundido en las redes sociales en el que grababa con llaves “Ivan+Hayley 23” en los ladrillos del Coliseo? Todas las autoridades se movilizaron por esta profanación del Anfiteatro Flavio y fue gracias a ese vídeo que se localizó al chico y se le identificó como un turista británico de origen búlgaro, que entretanto había sido repatriado.

Fue el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, quien denunció el incidente difundiendo el vídeo (un fotograma en la foto de abajo) en su perfil de Twitter, prometiendo tolerancia cero: “Considero muy grave, indigno y un signo de gran incivilidad que un turista desfigure uno de los lugares más famosos del mundo, el Coliseo, para grabar el nombre de su novia. Espero que quien haya realizado este acto sea identificado y castigado de acuerdo con nuestras leyes”. El turista en cuestión se arriesgaba a una multa de al menos 15.000 euros y a una pena de prisión de hasta cinco años, y tras ser descubierto escribió también una carta de disculpa a la ciudad de Roma y, aconsejado por los abogados italianos que le asistían, propuso un arrepentimiento voluntario en el que pedía devolver el precio de la restauración causada por los daños que había ocasionado.



Pues bien, tras cuantificarse los daños en unos mil euros, el contrito Ivan Danailov Dimitrov sigue esperando a que el Parque Arqueológico de Roma le comunique la cuenta bancaria en la que debe ingresar la suma. Parece increíble, pero así es la burocracia italiana, como informa Il Messaggero.

El ciudadano británico, de 27 años, instructor de fitness en Bristol, decidió de hecho pagar la indemnización para obtener la suspensión de la pena, pero nadie, tras varios recordatorios de fiscales y abogados, le ha comunicado aún los datos bancarios para efectuar el pago. Escuchados por Il Messaggero, los responsables del Parque Arqueológico afirman que “mañana actuará el responsable de la oficina de Presupuestos y Pagos del Ministerio de Cultura” para comunicar el Iban al que debe transferirse la suma. ¡Hasta un ejecutivo!

Pero recapitulemos el asunto, que ya el pasado mes de junio asumió tintes grotescos cuando Iván escribió una carta pública de disculpa dirigida al Alcalde de Roma. Después de sacar alegremente un manojo de llaves de su mochila y grabar ese mensaje de amor a su novia, que le observaba con un perrito a cuestas, volvió a cruzar el Canal de la Mancha y sólo después de que los Carabinieri le encontraran en Londres notificándole que había sido investigado por daños a bienes culturales escribió la carta de disculpa: Admito con la mayor vergüenza que sólo después de lo lamentablemente sucedido me enteré de la antigüedad del monumento. Consciente de la gravedad del gesto cometido, deseo con estas líneas ofrecer mis más sentidas y sinceras disculpas a los italianos y al mundo entero por los daños causados a un bien que es, de hecho, patrimonio de toda la humanidad". En esencia, afirmaba desconocer la importancia del monumento más visitado del mundo. Sin embargo, en comparación con los muchos vándalos impunes, al menos se disculpó y propuso devolver el daño, y en este punto la pelota volvió al tejado italiano, donde, sin embargo, se perdió en la refriega.

Para obtener la suspensión de la pena, el turista se ofreció a devolver los daños y el fiscal de Roma encargado del caso aceptó y delegó en los Carabinieri de la comandancia de Piazza Venezia “la comprobación y comunicación del alcance de los daños”. La cuantificación la hizo directamente un funcionario del Parque Arqueológico del Coliseo el 26 de junio que, en el informe que firmó, explica que para restaurar las cicatrices de la mampostería del siglo XIX harían falta dos días de trabajo de un restaurador de alto nivel, además del alquiler de equipos y la compra de materiales, por un total de 965 euros (más IVA).

Pero lo increíble es que después de tanta diligencia (se localizó en Inglaterra y se tuvo un informe firmado sobre el alcance de los daños en tres días) no se comunicó la cuenta bancaria en la que debía ingresarse la indemnización. Después de más de tres meses y de recordatorios tanto de los abogados italianos del chico como de la Fiscalía de Roma, que incluso dio instrucciones al Primer Grupo de la Policía de Roma Capital para que “adquiriera los datos bancarios del Parque Arqueológico del Coliseo”. Lacónico fue el comentario de los abogados defensores, que consideran “absurdo que la ley imponga una condición para la concesión de la suspensión de la pena y la administración pública, de hecho, impida que se aplique”.

Había grabado su nombre en el Coliseo, ahora quiere pagar por los daños. ¡Pero nadie le da el Iban!
Había grabado su nombre en el Coliseo, ahora quiere pagar por los daños. ¡Pero nadie le da el Iban!


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