El mundo de la cultura también se paralizó parcialmente ayer, 3 de octubre, con motivo de la huelga general convocada bajo el lema “Bloqueemos todo por Gaza”. Numerosos trabajadores del sector cultural se sumaron a la movilización, provocando el cierre parcial de museos, bibliotecas, teatros y yacimientos arqueológicos de todo el país. Desde las Galerías Uffizi hasta la Bienal de Venecia, pasando por instituciones públicas y privadas, la adhesión a la huelga ha adquirido dimensiones considerables.
Uno de los centros simbólicos de la protesta fue la Bienal de Venecia, donde se está celebrando la edición de 2025 de la Bienal de Arquitectura. En el recinto de los Giardini, hasta trece pabellones permanecieron cerrados: entre ellos, los de Gran Bretaña, Alemania, España, Australia, Canadá, Brasil y Suiza, así como el pabellón Rolex y una de las entradas principales a la zona de exposición. También en el Arsenal, varios pabellones no abrieron al público, entre ellos los de Luxemburgo, Marruecos, México, Arabia Saudí, Chile y Singapur. En total, más de veinte pabellones no garantizaron el servicio, mientras que en las taquillas sólo había cuatro operarios.
Muchos de los operadores en huelga se unieron a la procesión que atravesó el Ponte della Libertà, centro neurálgico entre Venecia y el continente. La manifestación, en la que participaron miles de personas, tenía como objetivo denunciar el comportamiento de las instituciones italianas ante el conflicto en curso en Gaza y, en particular, las operaciones militares llevadas a cabo por Israel. Una posición explícita y clara, en la que también participó el mundo del arte y la cultura, tradicionalmente más cauto a la hora de exponerse sobre cuestiones de actualidad política internacional. Los activistas de la asamblea permanente “Biennalocene” definieron la adhesión como una señal que no puede ser ignorada por la dirección de la Bienal.
La adhesión a la huelga también tuvo un impacto significativo en otras ciudades italianas. La asociación Mi Riconosci, que ha dado a conocer hoy la lista de los institutos que han cerrado total o parcialmente, ha hecho un recuento. En Florencia, las galerías Uffizi y Accademia permanecieron cerradas durante unas horas, limitando el horario de apertura a las horas garantizadas. También cerraron en Florencia el Museo de Prehistoria “Paolo Graziosi”, la Biblioteca de los Oblatos y la Biblioteca Universitaria de Arquitectura. En Bolonia suspendieron sus actividades los Museos Cívicos, la Pinacoteca Nacional, la Biblioteca Archiginnasio, la Biblioteca Universitaria y el Teatro Municipal. En Venecia, además del Museo de Historia Natural, se ha sumado el Ocean Space, mientras que en Piamonte y Lombardía numerosas bibliotecas cívicas, entre ellas las de Monza, Bérgamo, Brescia y Arese, se han visto afectadas por los cierres.
Los teatros también registraron importantes adhesiones: entre ellos el Teatro Regio de Parma, el Teatro Comunale de Módena, el Teatro Storchi y el Teatro delle Passioni. En Trentino-Alto Adigio, se adhirieron el MAG Museo Alto Garda y la Biblioteca Civica Tartarotti de Rovereto. En la zona de Nuoro, en Cerdeña, permanecieron cerrados el Museo Nivola, el Complejo Nurágico de Noddule y el Spazio Ilisso. En Apulia, el Museo Cívico de Bari suspendió su apertura, mientras que en Toscana se informó del cierre del área arqueológica de Volterra.
En total, la lista de instituciones que se han adherido, total o parcialmente, supera el medio centenar, entre excavaciones arqueológicas en activo y universidades. En San Casciano dei Bagni, las arqueólogas del centro CADMO se declararon en huelga durante las operaciones de campo. En Roma, las bibliotecas del Istituzione Sistema Biblioteche Centri Culturali y la Biblioteca Europea se declararon en huelga, mientras que la Biblioteca Civica de Rapallo, la Biblioteca de Figino Serenza y la Biblioteca de Cavenago di Brianza, en Lombardía, se sumaron a la huelga.
Otra novedad significativa fue la postura pública adoptada por unos 800 empleados del Ministerio de Cultura, que firmaron un documento, cada uno con su nombre y apellidos, para denunciar la situación en Gaza y expresar su disconformidad con lo que definen como una política de complicidad por parte de las instituciones. Se trata de un hecho sin precedentes en un contexto ministerial tradicionalmente alejado de posturas públicas y políticamente sensibles. Para muchos observadores, es señal de un cambio profundo en la cultura institucional del ministerio, que siempre se ha considerado uno de los más “neutrales” en la esfera política.
Según fuentes cercanas a la movilización, es el fruto de un largo proceso de concienciación, nacido desde abajo, en el que los trabajadores han recuperado su derecho a expresarse y a participar en la vida democrática del país, incluso mediante la huelga. Mi Riconosci, la red de trabajadores y trabajadoras de la cultura que apoyó la huelga, afirmó que esta movilización no es sólo una protesta contra la violencia en Gaza, sino también una oportunidad para “re-alfabetizar” al sector sobre los derechos sindicales y las posibilidades de reivindicarlos, en un contexto todavía marcado por la precariedad y los silencios institucionales.
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Huelga, movilización de la cultura: museos, pabellones de la Bienal y varios institutos cerrados |
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