Un doble manuscrito del siglo XIII que narra la vida de San Guillermo de Vercelli


La Biblioteca Estatal de Montevergine conserva un manuscrito del siglo XIII, la "Legenda" de San Guillermo, que narra la vida y milagros del santo fundador de la abadía de Montevergine. Se trata de un... doble manuscrito: de hecho, es el resultado de la unión de dos códices.

El manuscrito número 1 del catálogo de la Biblioteca Estatal del Monumento Nacional de Montevergine coincide con el que quizá sea el manuscrito más conocido y estudiado de la biblioteca del santuario de Montevergine en Mercogliano, Irpinia: se trata de la Legenda de vita et obitu de Sancti Guilielmi confessoris et heremite, que en realidad reúne dos manuscritos, uno en letra Benevento y otro en letra gótica, unidos en un único volumen compuesto por 109 hojas sanadas para darles el mismo tamaño, y encuadernado con una cubierta de marroco rojo del siglo XVII con frisos dorados. El libro, del siglo XIII, relata la vida y milagros de san Guillermo de Vercelli, también conocido como Guillermo de Montevergine (Vercelli, 1085 - Abadía de Goleto, 1142), monje errante y abad, fundador de la abadía de Montevergine. La Legenda narra los viajes y milagros de San Guillermo, a quien se sigue en todos sus viajes: su peregrinación a Santiago de Compostela para ver las reliquias de Santiago, su viaje a Italia con la intención de ir a Jerusalén, su estancia en Atripalda y su estancia en Montevergine.

Son precisamente las partes de la Legenda que se centran en Montevergine las que nos dan una interesante visión del nacimiento y las primeras etapas del monasterio irpiniano, que fue fundado por Guillermo y creció en tamaño precisamente por su fama de taumaturgo, ya que muchos monjes querían establecerse en Montevergine para ver de primera mano los milagros de los que era capaz el fundador. La fama de santidad que ya rodeaba su figura no atraía demasiado a Guillermo, que inicialmente había emprendido su viaje al sur de Italia también para huir de esta situación: cambiaría de perspectiva tras conocer a san Juan de Matera, que hizo que Guillermo, explica el estudioso Orazio Limone, “simpatizara más con una opción de vida dedicada a la evangelización y al amor al prójimo y no sólo encaminada a mortificar el propio cuerpo en el deseo de Dios”. Juan de Matera convenció así a Guillermo de que también se puede estar cerca de Dios difundiendo su palabra y estando cerca de los fieles. El joven piamontés, inicialmente poco convencido, reanudó su viaje, pero pronto tuvo que cambiar de opinión y no tardó en interrumpir su vida de ermitaño para vivir su vida de cristiano en comunidad.



La manta Legenda
La portada de la Legenda
Comienzo del manuscrito en escritura Benevento
Principio del manuscrito en letra de Benevento, con la miniatura de San Guillermo
Escritura benaventana
Escritura beneventana

En Montevergine, Guglielmo necesitaba organizar la comunidad y disciplinó a los monjes en este sentido: En particular, estableció que todos los monjes debían trabajar “propriis manibus” para asegurar el sustento del monasterio, pero los monjes, si al principio acogieron con agrado el “consilium” de San Guillermo, pronto reclamaron el derecho a dedicarse a los oficios divinos, lo que implicaba la abstinencia del trabajo, y presionaron para que los bienes de la Iglesia se destinaran al monasterio en lugar de distribuirse entre los pobres. Guglielmo, quizá para no alimentar enfrentamientos, prefirió abandonar Irpinia durante algún tiempo para ir a Bari a comprar libros y ornamentos para el santuario, tras lo cual regresó a Montevergine, donde los hermanos le pidieron que mandara construir una iglesia: el santo accedió, y la construcción se terminó en 1126. La biblioteca propiamente dicha se fundó a instancias del propio San Guillermo, que convenció a los hermanos de la importancia de disponer de instrumentos de estudio: el scriptorium de Montevergine se inició precisamente a partir de copias de los libros que el santo había traído de Bari, a lomos de una mula. La producción del Scrittorio Verginiano fue intensa y, según Placido Mario Tropeano, que fue director de la biblioteca de Montevergine, se dedicó principalmente a libros de historia, patrística y obras litúrgicas. La propia Legenda podría ser un producto del scriptorium iniciado por Guillermo.

El manuscrito de Montevergine ha sido siempre la fuente principal de la hagiografía de san Guillermo de Vercelli, hasta el punto de que la primera atestación del manuscrito es también muy antigua: encontramos la Legenda mencionada en el Martyrologium virginianum de 1492. El volumen tuvo cierta fama incluso en la época de la Contrarreforma: el texto, explica la estudiosa Veronica De Duonni en su reciente estudio (2022) del material en pergamino de la Biblioteca de Montevergine, “atrajo la atención de los eruditos y estudiosos de las tradiciones hagiográficas a raíz del interés suscitado por el Concilio de Trento”. Además, en aquella época florecieron las hagiografías de la santa basadas en la Legenda, que experimentaron un renovado interés en el siglo XX, cuando la obra comenzó a ser examinada por los estudiosos de los manuscritos antiguos, y en 1962 se publicó la primera edición crítica de la Legenda, obra del padre Giovanni Mongelli, que fue también el primero en ocuparse de la decoración del códice.

Fue precisamente Giovanni Mongelli quien estudió también el problema de la autografía de los dos manuscritos, que el estudioso creía que derivaban de un antígrafo perdido (antes de él, sin embargo, se pensaba que el Gótico era una copia del manuscrito de Benevento, hipótesis que habría que descartar por demasiadas incoherencias). A causa del estilo y de ciertos contenidos que pueden leerse en los diversos capítulos de la Legenda, Mongelli llegó a la conclusión de que la hagiografía de san Guillermo debía ser obra de hasta tres autores diferentes: la atribución tradicional a Juan de Nusco, discípulo de san Guillermo, reconocido hasta entonces como autor de toda la Legenda, quedaba así en entredicho. La hipótesis de Mongelli aún no ha sido cuestionada, por lo que hoy se tiende a aceptar la idea de que la obra se debe a tres manos distintas.

Fin del manuscrito en letra Benevento y principio del manuscrito en letra gótica
Fin del manuscrito en escritura Benevento y principio del manuscrito en escritura gótica
Escritura gótica
Escritura gótica

El primer autor, al que se atribuyen los capítulos I a XVI, debió de ser un monje poco familiarizado con Montevergine, ya que sus descripciones de las tierras que rodean la abadía son incompletas y su juicio sobre los monjes es demasiado duro (“habla contra ellos”, escribe Mongelli, “tachándolos de locos, avaros, rebeldes, gente que desconfiaba de la misericordia de Dios”). Por el contrario, el copista es muy preciso cuando habla de la zona donde Guillermo fundó la abadía de Goleto, el lugar donde desapareció el santo en 1142, además de detallar la vida “austera y edificante” de este monasterio, que queda así bien parado, en contraposición a Montevergine. La conclusión, según Mongelli, es que el primer autor debió de ser un monje de Goleto, y no se puede añadir nada más. Los capítulos XVIII, XX, XXI y XXII se atribuyen al segundo autor: en este caso, según Mongelli, se trata de un monje de Montevergine, ya que al comienzo del capítulo XVIII se lee que el autor aprende los hechos narrados directamente de Juan de Nusco, de quien el mismo autor proporciona, en el capítulo XX, un perfil “inolvidable”, según Mongelli, recordando cómo Juan fue primero laico y luego sacerdote y gran contemplativo, que permaneció en Montevergine incluso después de la partida definitiva de Guillermo. Además, el segundo hagiógrafo parece mejor informado que el primero sobre todo lo referente al monasterio de Montevergine. Por último, el tercer autor, que se encuentra en los capítulos XVII, XIX, XXIII, XIV y en el Prólogo, sería todavía un monje de Goleto, ya que las partes contenidas en estos capítulos tratan con precisión de acontecimientos que tuvieron lugar en este monasterio.

La historia de los dos manuscritos, sin embargo, se nos escapa. Se considera unánimemente que el códice gótico es el menos valioso: tiene un pergamino de menor valor, con pequeñas mayúsculas en negro, iniciales poco interesantes, etc., por lo que sin duda fue una edición modesta. Y por esta razón, la unidad gótica está mucho más desgastada que la beneventana: el aspecto señorial de esta última, de hecho, “ha mantenido casi siempre alejadas las manos posteriores de tocar el texto del antiguo amanuense”, explica Mongelli, “en cambio, el códice gótico ha visto numerosas manipulaciones realizadas sobre sí mismo, que se vieron potenciadas por las expurgaciones demasiado frecuentes del propio amanuense”. Según Mongelli, el códice Benevento era el más antiguo, mientras que Francesco Panarelli ha propuesto la hipótesis de que la copia en escritura Benevento podría haber sido realizada en Goleto, al igual que la gótica, y que ambas habrían llegado posteriormente a Montevergine para ser unidas. Hay, por último, una curiosidad: en la unidad Benevento, en uno de los capiteles iluminados, una N, en oro perfilada en verde y rojo, está iluminada la figura de San Guillermo, que aparece con barba, aureola, sotana roja, escapulario, gorro puntiagudo, mientras sostiene la cruz con la mano derecha y un bastón con la izquierda (también encontramos una figura similar en la inicial de la unidad gótica). Se trata de una figura que ciertamente no destaca por ser especialmente fina, de hecho, fue realizada con cierta tosquedad. Sin embargo, es interesante observar cómo el monje responsable de la decoración de este códice quiso, a su manera, rendir homenaje al protagonista de la historia narrada.

La Biblioteca del Monumento Nacional de Montevergine

Se trata de la biblioteca del santuario de Montevergine, fundado por San Guillermo de Vercelli a principios del siglo XII. Comenzó siendo un instrumento de apoyo a las actividades de investigación y estudio de los monjes, y después, siguiendo las leyes de supresión de las corporaciones religiosas, pasó a depender del Estado italiano, tras la declaración de Montevergine como monumento nacional en 1868. En el territorio de la capital de provincia y de la provincia de Avellino, la biblioteca de Montevergine, única biblioteca estatal, es un punto de referencia para la investigación en el ámbito religioso, sobre todo, pero también en todas las demás disciplinas. La biblioteca y el archivo contiguo se encuentran en el palacio abacial de Loreto di Mercogliano, del siglo XVIII, obra de gran interés arquitectónico proyectada por el arquitecto napolitano Domenico Antonio Vaccaro. En la actualidad, la biblioteca depende del Ministerio de Cultura.

Los fondos de la Biblioteca Montevergine, relevantes para los estudios religiosos, sociales, políticos y económicos, están constituidos por manuscritos, incunables y libros del siglo XVI, colecciones de música, más de 200.000 volúmenes impresos de los siglos XVII al XX, 348 publicaciones periódicas y, entre el material de archivo, 7.000 pergaminos y más de 100.000 documentos sueltos.

Biblioteca del Monumento Nacional de Montevergine
Biblioteca Estatal del Monumento Nacional de Montevergine

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