Las personas esclavizadas en ciertos casos parecen haber recibidouna mejor alimentación que los individuos libres. Esta hipótesis, sugerida por fuentes escritas, encuentra ahora una nueva confirmación en las excavaciones de la villa de Civita Giuliana, cerca de Pompeya, financiadas con una aportación de 140.000 euros en el marco de la “Campaña nacional de excavaciones en Pompeya y otros parques nacionales”, apoyada por la Ley de Presupuestos 2024 a propuesta del Ministerio de Cultura.
Según se informa en elE-Journal de las excavaciones de Pompeya, en una de las habitaciones del primer piso de las dependencias serviles de la gran villa se encontraron ánforas que contenían habas, una de las cuales aún está medio vacía, y una gran cesta con fruta, entre la que había peras, manzanas y sorbas. Se trataba de alimentos complementarios para los hombres, mujeres y niños esclavizados, que vivían en pequeñas habitaciones de unos 16 metros cuadrados, cada una con un máximo de tres camas. Dado que estos individuos eran considerados “herramientas de producción”, cuyo coste podía alcanzar varios miles de sestercios, el propietario probablemente había considerado oportuno aumentar su dieta a base de cereales con alimentos ricos en vitaminas (como manzanas o peras) y proteínas (como habas).
El almacenamiento de estos productos en el primer piso, en una zona que se investigará más a fondo en los próximos meses, tenía probablemente una doble función. Por un lado, los alimentos estaban mejor protegidos de plagas como ratones y ratas: ya en 2023 se identificaron restos de varios roedores en la vivienda de la planta baja, que no tenía suelo propiamente dicho, sino sólo una capa de tierra batida. Por otra parte, es plausible que existiera un sistema de racionamiento, con un control minucioso de las cantidades ingeridas diariamente, que variaban en función de la edad, la ocupación y el sexo. El almacenamiento de los alimentos en el piso superior habría facilitado esta gestión, quizá confiada a los sirvientes de mayor confianza del propietario, que ejercían el control sobre los demás según un sistema previamente reconstruido a través del análisis del vecindario servil.
Se calcula que se necesitaban unos 18500 kilogramos de grano al año para mantener a unos cincuenta trabajadores (cifra correspondiente a la capacidad del sector servil de la villa, uno de los mayores conocidos hasta ahora en el área vesubiana). Para obtener tal cantidad era indispensable cultivar al menos 25 hectáreas de tierra. Sin embargo, para prevenir enfermedades debidas a una dieta deficiente, era crucial añadir otros alimentos a esa base. En consecuencia, no era raro que los esclavos de las villas de los alrededores de Pompeya estuvieran mejor alimentados que muchos ciudadanos libres, cuyas familias carecían a menudo de lo necesario para sobrevivir y se veían obligadas a pedir limosna a personajes influyentes de la ciudad.
Las investigaciones arqueológicas se concentraron en el sector norte del barrio servil, bajo el trazado actual de la Via Giuliana, donde aparecieron estructuras murales referibles a los pisos superiores de la villa, en particular cuatro habitaciones delimitadas por tabiques en opus craticium.
En los espacios examinados en la planta baja se encontró un vaciado de la hoja de una puerta formada por dos paneles rectangulares, todavía con los montantes de hierro. Se trata probablemente de una de las alas de la puerta doble que conducía del pórtico al pasillo que desembocaba en la entrada del santuario. Otra pieza de fundición parece pertenecer a un apero agrícola, tal vez un arado de hombro o un stemma, el elemento utilizado para dirigir un arado de tracción animal. Otro molde, de tamaño considerable, podría representar la puerta de un gran portón que, a juzgar por las juntas y los alojamientos de la parte superior, debió de ser también de dos hojas. Su ubicación, ligeramente inclinada hacia la pared, y su proximidad a la llamada habitación del carpintero sugieren que estaba a la espera de trabajos o reparaciones.
“Es en casos como éste donde se pone de manifiesto lo absurdo del antiguo sistema esclavista”, comenta el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, coautor del estudio sobre el barrio servil de Civita Giuliana. “Los seres humanos son tratados como herramientas, como máquinas, pero la humanidad no puede borrarse tan fácilmente. Y así, la frontera entre esclavos y libres corría constantemente el peligro de desaparecer: respiramos el mismo aire, comemos las mismas cosas, a veces los esclavos comen incluso mejor que los llamados libres. Así se explica que en aquella época a autores como Séneca o San Pablo se les ocurriera la idea de que al final todos somos esclavos en un sentido u otro, pero también todos podemos ser libres, al menos en el alma. Se trata, además, de un tema que no sólo pertenece al pasado, ya que la esclavitud, bajo otras formas y con otros nombres, sigue siendo una realidad a nivel mundial; algunas estimaciones hablan de más de 30 millones de personas en el mundo que viven en condiciones comparables a las formas modernas de ”esclavitud".
La villa Civita fue objeto de una campaña de excavaciones iniciada en 2017 gracias a la colaboración con la Fiscalía de Torre Annunziata, que en 2019 se sancionó con la firma de un Memorando de Entendimiento, renovado varias veces, destinado a poner fin al saqueo sistemático que afectaba a la villa desde hacía años. Las investigaciones de 2023-24 se centraron en el tramo urbano de la carretera, investigando por primera vez un área entre los dos sectores ya conocidos, la zona residencial al norte y el barrio servil al sur, con el objetivo de verificar la fiabilidad de la información recuperada de las investigaciones judiciales realizadas por la Fiscalía. Actualmente está en curso el proyecto “Demolición, excavación y valorización en la zona de Civita Giuliana”, financiado con fondos ordinarios del Parque, que prevé la demolición de dos edificios del barrio servil y la posterior ampliación de la excavación arqueológica de este barrio, del que, por el momento, sólo conocemos una parte. La excavación permitirá reconstruir una imagen más completa y articulada de la organización planimétrica de la villa y de su extensión en el barrio servil, elemento de importancia fundamental para el desarrollo de nuevas estrategias de conservación y valorización de toda la zona en cuestión.
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| Pompeya, nuevos descubrimientos sobre la alimentación de los esclavos en la villa de Civita Giuliana |
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