Maurizio Cattelan vuelve a sorprender al mundo del arte contemporáneo con una iniciativa que vincula provocación y participación colectiva: el artista ha anunciado el lanzamiento de una nueva escultura de edición limitada, acompañada de una caza mundial en la que participarán coleccionistas y entusiastas de tres ciudades internacionales. La obra, titulada We are the Revolution, estará disponible en mil ejemplares y presenta al propio Cattelan en miniatura, transformado en una escultura totalmente pintada a mano. “Si nunca pensaste que podrías colgar mi efigie en tu casa, ya somos dos”, dice Cattelan.
Como informa Avant Arte, el proyecto tiene varias capas. Se han escondido tres esculturas en diferentes lugares del mundo, y quien consiga descubrirlas será coronado ganador. La primera ciudad implicada es Nueva York, donde la primera pista se publicará el 30 de septiembre. La iniciativa finalizará con el sorteo de participación, fijado para el viernes 24 de octubre a las 18.00 horas, cuando se elegirá a los tres afortunados ganadores de una de las esculturas escondidas. We are the Revolution se distingue por el tono irónico y autocrítico típico del artista, que se retrata a sí mismo como sujeto principal de un retrato escultórico hecho a mano. La idea se hace eco en parte de la filosofía ya explorada en su obra de 2000, We are the Revolution, que recordaba el famoso traje de fieltro del artista alemán Joseph Beuys. En aquella ocasión, Beuys afirmaba que “todo hombre es un artista”, mientras que Cattelan invierte el concepto al afirmar que él no es realmente un artista. La afirmación, plasmada ahora en la nueva escultura, combina así la reflexión sobre el papel del artista en la sociedad con la habitual ironía que caracteriza la producción del artista.
Cada escultura mide 23 centímetros de alto y 6 de ancho, está hecha de resina y pintada a mano. Está pensada para ser instalada sobre un solo clavo y, aunque es compatible con la mayoría de las superficies domésticas, no se recomienda sobre materiales como la piedra, el ladrillo o el azulejo. Cada pieza está numerada a mano en el reverso, con un número manuscrito que garantiza su autenticidad y un certificado firmado por el artista incluido en el paquete. La tirada total asciende a mil piezas, que se enviarán entre el 10 y el 17 de julio, con un precio de 1.830 euros por pieza. Cattelan ha desafiado a menudo las convenciones del mercado del arte, jugando con el concepto de fama, reconocimiento y el papel del artista. Al transformarse en objeto de coleccionista, el artista sigue cuestionando la relación entre arte y público, entre objeto artístico y experiencia participativa. La caza global de las tres esculturas se convierte así en un experimento de interacción, en el que el coleccionismo se funde con el juego y con un enfoque lúdico de la fruición artística.
La decisión de convertir al propio artista en protagonista de la miniatura recuerda también la tradición del retrato, pero con un enfoque deliberadamente paródico. La escultura parece situarse entre el retrato y el ready-made, revelando irónicamente la vanidad implícita en el papel de creador y la percepción social del artista como icono. La obra se sitúa así en una línea crítica, en la que el juego formal convive con la reflexión conceptual, haciendo de cada ejemplar algo más que un objeto de exposición: una reflexión sobre la figura del propio artista. La operación, como ocurre a menudo con las producciones del artista, suscita preguntas sobre la frontera entre la creación artística y el marketing experiencial. El uso de la miniatura y la reproducción del yo como objeto de coleccionista crean un cortocircuito entre la identidad personal y la imagen pública, presentando una interpretación crítica, aunque lúdica, de la posición del artista en la sociedad contemporánea. Toda la iniciativa confirma el interés de Cattelan por la experimentación, el diálogo con el público y la capacidad de generar atención a través de modalidades poco convencionales.
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Cattelan organiza una caza del tesoro mundial: tres ganadores se llevarán a casa tres de sus esculturas |
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