Tras la toma del poder por los talibanes, ¿qué ocurrirá con el patrimonio cultural de Afganistán?


¿Qué ocurrirá con el patrimonio cultural de Afganistán después de que los talibanes tomaran el poder en Kabul el 15 de agosto? Aseguran que no se tocará el patrimonio cultural, pero la situación es muy incierta.

Los talibanes vuelven al poder en Afganistán después de veinte años: corría 2001 cuando el régimen fundamentalista fue derrocado tras la intervención de Estados Unidos en apoyo de la Alianza del Norte, que logró retomar Kabul en noviembre de ese año. El pasado 15 de agosto, veinte años después, los talibanes reconquistaron la capital del país y, en el mundo de la cultura, hay muchos temores por lo que pueda ocurrir con el patrimonio cultural del país, dado que en el pasado los talibanes han sido capaces de saquear (a menudo con el objetivo de vender obras y artefactos en el mercado negro, como ocurre en muchos escenarios bélicos) y destruir, culminando esto último con la demolición de los famosos Budas de Bamiyán, los grandes monumentos budistas del siglo VI demolidos con armas y explosivos.

En estos momentos, todas las organizaciones internacionales activas en la protección del patrimonio cultural siguen de cerca la situación en Afganistán para ver qué puede ocurrir. Hay mucha inquietud, entre otras cosas porque el destino del patrimonio cultural del país es incierto, y tampoco se sabe por el momento hasta qué punto son creíbles las promesas del régimen, que hoy, tras la primera conferencia de prensa de los dirigentes del emirato islámico que acaban de crear los talibanes, ha dejado escapar la imagen de una fuerza más moderada que hace veinte años.



Estudiantes afganos de secundaria durante un taller en el Museo Nacional de Kabul (junio de 2021)
Estudiantes afganos de secundaria durante un taller en el Museo Nacional de Kabul (junio de 2021). Foto: Museo Nacional de Afganistán


Museo Nacional de Afganistán
El Museo Nacional de Afganistán


Artefactos y objetos de Afganistán vendidos en el mercado negro devueltos por EE.UU. al Museo Nacional de Kabul en abril de 2021.
Artefactos y objetos procedentes de Afganistán y vendidos en el mercado negro devueltos por Estados Unidos al Museo Nacional de Kabul en abril de 2021. Foto: Museo Nacional de Afganistán

Preocupación por el patrimonio cultural de Afganistán

El 13 de agosto, National Geographic sondeó el terreno con un artículo que recogía las opiniones de varios expertos activos en la materia. La rápida conquista de los talibanes (que de todas formas aún no habían llegado a Kabul en esa fecha) sorprendió a los conservadores y arqueólogos afganos, que ya llevaban días asegurando las obras y artefactos en lugares protegidos, dada la incertidumbre de la situación, aunque no en todas partes la operación fue un éxito, ya que la derrota del ejército afgano y el colapso del gobierno de Asraf Ghani fueron mucho más rápidos de lo esperado. La revista se puso en contacto con Noor Agha Noori, director del Instituto de Arqueología de Afganistán en Kabul, y con Mohammad Fahim Rahimi, director del Museo Nacional de Afganistán, también con sede en Kabul: ambos declararon estar en contacto con colegas en ciudades ocupadas por los talibanes, y por ahora parece que todos están a salvo. Noori y Rahimi afirmaron también que los talibanes permitieron a los trabajadores de los institutos culturales de las ciudades ocupadas continuar con sus tareas, pero al estar confinados en sus casas, no fue posible obtener información sobre el estado de las colecciones y los yacimientos arqueológicos.

Si tienen malas intenciones, se hará evidente sobre la marcha", declaró a National Geographic Cheryl Benard, que dirige la Alianza para la Restauración del Patrimonio Cultural, con sede en Washington: el patrimonio cultural no parece ser una prioridad de los talibanes por el momento. La situación -afirma Philippe Marquis, director de la delegación arqueológica francesa en Afganistán- es impredecible. La gente de Kabul tiene mucho miedo de los talibanes".

Lo que más preocupa es la vasta colección del Museo Nacional, el primer museo de Afganistán, fundado en 2019 y que alberga una colección de unos 800.000 objetos. El 15 de agosto, el mismo día en que los talibanes entraron en Kabul, el instituto emitió un comunicado a través de su página de Facebook en el que afirmaba que “en varias zonas de la ciudad, saqueadores y traficantes asaltaron propiedades privadas y públicas”. Sin embargo, el personal, los objetos y los bienes del museo están a salvo, pero la continuación de esta situación caótica causa gran preocupación por la seguridad de los objetos y bienes del museo y de sus empleados. Por lo tanto, el Museo Nacional de Afganistán hace un llamamiento a las fuerzas de seguridad, a la comunidad internacional, a los talibanes y a otros actores influyentes para que presten atención a la seguridad de los objetos y no permitan que los aprovechados exploten esta situación para dañar y saquear los objetos y propiedades de esta institución". El museo de Kabul ya fue objeto de saqueos en la década de 1990, por lo que se desea evitar que la historia se repita.

Afganistán es un país rico en cultura: además de los dos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, a saber, el paisaje del valle de Bamiyán y las ruinas de Jam, se puede contar toda la ciudad de Herat, considerada una especie de Florencia de Oriente y el corazón de la cultura afgana, y luego la ciudad de Balkh, el complejo de Gawhar Shah, los restos del monasterio budista de Mes Aynak, el Museo de Arte Islámico de Ghazni, el yacimiento grecobattriano de Hadda (este último ya muy dañado durante la última guerra) y mucho más. Un patrimonio que ya ha sido severamente puesto a prueba por décadas de guerra y que no puede permitirse una mayor devastación.

El Buda del Gran Bamiyán. Fotografía de Françoise Foliot
El Buda del Gran Bamiyán antes de su destrucción. Foto de Françoise Foliot


El minarete de Jam
El minarete de Jam. Foto de David Adamec (2006)


La Gran Mezquita de Herat
La Gran Mezquita de Herat. Fotografía de Didier Tais (2011)

La posición de la comunidad internacional

La primera organización que se ha pronunciado sobre la situación en Afganistán ha sidoel ICOM (Consejo Internacional de Museos), que publicó ayer una nota en la que se declara “especialmente alarmado por las amenazas a las que se enfrentan la población civil y los hombres y mujeres de Afganistán que dedican sus vidas a proteger el rico y diverso patrimonio cultural de esta nación histórica”. El ICOM, prosigue la nota, “espera que todas las autoridades de Afganistán sigan respetando la integridad de los museos, sus colecciones y sitios patrimoniales, así como de los profesionales del patrimonio que custodian y salvaguardan este rico patrimonio material e inmaterial confiado a todo el pueblo afgano, independientemente de su etnia, sexo u opinión política. Además, esperamos que las autoridades sigan cumpliendo sus obligaciones internacionales de protección del patrimonio como Estado Parte en la Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales y sus Protocolos, y en la Convención de la UNESCO de 1970 sobre las Medidas que Deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales.”

“Observando los acontecimientos de los últimos días”, prosigue la nota, “el ICOM recuerda los dolorosos retos a los que se ha enfrentado el pueblo afgano en las últimas décadas para proteger su pasado. Muchos hombres y mujeres que trataban de proteger el patrimonio cultural afgano han arriesgado sus vidas al hacerlo; organizaciones criminales se han beneficiado de la venta de bienes culturales afganos saqueados y excavados ilegalmente; y los sitios patrimoniales han sufrido daños irreversibles. Durante estas terribles crisis, el ICOM, junto con muchas otras organizaciones internacionales, estuvo al lado del pueblo afgano para proteger su patrimonio de todas las amenazas. En la década de 1990, el ICOM organizó seminarios para poner de relieve el saqueo del patrimonio de los museos y en la década de 2000 publicó una Lista Roja de objetos culturales en peligro para Afganistán. Los esfuerzos del ICOM y de la comunidad museística para combatir el tráfico ilícito de bienes culturales procedentes de Afganistán y sensibilizar a la opinión pública siguen siendo visibles. En la actualidad, el ICOM colabora estrechamente con sus socios y agentes internacionales en la región y sigue de cerca la evolución de la situación. Seguiremos ofreciendo todo el apoyo posible para paliar cualquier amenaza potencial a la que pueda enfrentarse el patrimonio de Afganistán en los inciertos días y semanas venideros”.

La agencia de noticias rusa Tass se puso en contacto con un portavoz dela UNESCO, Thomas Mallard, quien informó de que “la UNESCO sigue de cerca la evolución de la situación en Afganistán y coordina sus acciones con los organismos asociados del sistema de las Naciones Unidas para garantizar la seguridad del personal. El rico y diverso patrimonio existente en el territorio de Afganistán tiene un valor excepcional para la humanidad. Y este patrimonio debe ser preservado”.

Templo budista Mes Aynak. Foto de James Starkey
Templo budista de Mes Aynak. Fotografía de James Starkey (2011)


El mausoleo de Gawhar Shah. Fotografía de Marius Arnesen (2009)
El mausoleo de Gawhar Shah. Foto de Marius Arnesen (2009)

Las palabras tranquilizadoras de los talibanes

Las pocas veces que los talibanes han hablado recientemente sobre el tema de la protección de los bienes culturales, han utilizado tonos tranquilizadores. La preocupación en Afganistán no es de los últimos días: se elevó por encima del nivel de alerta cuando los militares estadounidenses comenzaron a abandonar el país bajo la administración Trump. Y en febrero, según National Geographic de nuevo tres meses después, los talibanes emitieron un comunicado (“sorprendente” según la revista estadounidense) en el que afirmaban que habían dado instrucciones a los miembros del grupo para “proteger, vigilar y preservar con firmeza” los bienes culturales, detener las excavaciones ilegales y salvar “todos los sitios históricos”. Además, también en febrero, los talibanes prohibieron la venta de objetos en el mercado negro: “Nadie debe perturbar estos sitios ni pensar en utilizarlos con fines lucrativos”, rezaba la declaración citada por la revista. Sin embargo, National Geographic también informó de las preocupaciones de Noor Agha Noori, según el cual había pruebas de que los fundamentalistas seguían dedicándose a actividades de saqueo para generar beneficios. Rahimi se hizo eco de Noori: “Desgraciadamente -dijo entonces-, la declaración no es clara, especialmente en lo que se refiere al patrimonio preislámico. Sabemos muy bien lo que ocurrió con la colección [del Museo Nacional de Kabul] durante la guerra civil y en 2001”.

Que los talibanes no quieren dañar el patrimonio también lo confirmaba ayer el diario ruso Moskovskij Komsomolets, uno de los de mayor difusión en el país, que informaba de que un portavoz talibán aseguró el 16 de agosto que “los lugares budistas de Afganistán no corren peligro”. En efecto, hay quien ve las declaraciones de los talibanes con un velo de optimismo: el respeto del patrimonio cultural podría ser, de hecho, una de las claves de cualquier tratado de paz y no deteriorar la posición del régimen ante la comunidad internacional.

Nasratullah Hewadwall, portavoz de la rama de Kabul de la Alianza para la Restauración del Patrimonio Cultural, declaró a National Geographic que las señales enviadas por los talibanes representan “un paso importante y positivo”. Hewadwall también señaló que, el año pasado, los talibanes repudiaron la destrucción de los Budas de Bamiyán en 2001, y que se han dado cuenta de cómo el patrimonio cultural puede ser al menos un recurso para atraer el turismo internacional cuando la situación en el país se haya estabilizado, y de cómo la destrucción deliberada del patrimonio cultural puede ser extremadamente perjudicial en términos de relaciones internacionales. No obstante, por el momento hay que tener en cuenta el factor caos, especialmente en las zonas rurales del país, donde vive el 80% de la población afgana y donde los controles sobre los bienes culturales, aun suponiendo que los talibanes quieran realmente hacer un esfuerzo por conservarlos, podrían ser menos estrictos. Por ahora, en resumen, la situación es de gran incertidumbre. Y hay quien sigue siendo pesimista, como Omar Sharifi, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Americana de Afganistán, que abandonó ayer Kabul en dirección a Delhi, y declaró a National Geographic que había recibido amenazas de los talibanes. Han limpiado su imagen, pero siguen siendo un grupo muy ideologizado y radical". Sin embargo, aún es pronto para saber qué será del patrimonio cultural afgano en las próximas semanas y meses.


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