Esodo Pratelli, un protagonista del siglo XX expuesto en el Centro Cultural de Milán


Una gran retrospectiva recorre toda la carrera del pintor romañés, desde sus inicios simbolistas hasta el futurismo, desde el Novecento italiano hasta el cine, hasta su regreso silencioso a la pintura: cincuenta obras en el Centro Culturale de Milán del 17 de abril al 13 de mayo, comisariadas por Elena Pontiggia.

Del 17 de abril al 13 de mayo de 2025, el CMC - Centro Culturale di Milano acogerá una exposición retrospectiva dedicada a EsodoPratelli (Lugo, 1892 - Milán, 1983), artista polifacético y protagonista de la pintura italiana de principios del siglo XX. La exposición, comisariada por Elena Pontiggia y titulada Esodo Pratelli. Dal futurismo al “Novecento” e oltre (Del futurismo al siglo XX y más allá), se inaugura el miércoles 16 de abril a las 18.00 horas y propone un recorrido cronológico por toda la producción del artista: unas cincuenta obras, entre pinturas, cerámicas, tapices, bocetos, documentos y fotografías, reconstruyen la compleja historia humana y creativa de un artista capaz de atravesar los movimientos más significativos del siglo pasado con una voz personal y coherente.

Nacido en Lugo di Romagna en 1892, Pratelli se formó inicialmente en la Escuela de Dibujo y Artes Plásticas de su ciudad natal, y luego continuó sus estudios en Roma, en la Accademia di Via Ripetta. En sus primeras obras se percibe la influencia del Simbolismo y de autores como Klimt y Beardsley, referencia explícita de algunas de sus primeras cerámicas, entre ellas la mayólica policromada Verano en la noche (1911), descrita en la correspondencia con su primo, el compositor futurista Balilla Pratella. Con él mantendría un denso intercambio de correspondencia a lo largo de toda su vida, alimentando una profunda relación humana e intelectual.

En 1913-14, durante una estancia en París, Pratelli entró en contacto con la vanguardia europea y conoció a Boccioni, Carrà, Severini, Marinetti, Gris, Delaunay y Sironi. Fue en esos años cuando se adhirió al Futurismo, como se aprecia en los lienzos Frammento della primavera (1913), de líneas quebradas y segmentos arremolinados, y sobre todo en los bocetos de decorado y vestuario para L’aviatore Dro, ópera futurista de su primo Balilla, estrenada en 1920. El trazo sintético y la tensión hacia el infinito que caracterizan estos dibujos se reflejan también en sus pinturas de la época, marcadas por la exploración del movimiento y la energía visual.

Esodo Pratelli, Boceto para L'Aviatore Dro, Acto I, Escena II (1913; acuarela y temple sobre cartón, 29 x 34 cm)
Esodo Pratelli, Boceto para El Dro Aviator, Acto I, Escena II (1913; acuarela y temple sobre cartón, 29 x 34 cm)
Esodo Pratelli, Boceto para El aviador Dro, Acto II (1913; acuarela y temple sobre cartón, 44,5 x 41,5 cm)
Esodo Pratelli, Boceto para L’Aviatore Dro, Acto II (1913; acuarela y temple sobre cartón, 44,5 x 41,5 cm)

Llamado a filas en 1915, Pratelli no reanudó su actividad artística hasta 1919, instalándose en Milán. En la década de 1920 se unió al movimiento del Novecento Italiano, ingresando en el “vivero de fuerzas jóvenes” promovido por Margherita Sarfatti y participando en la I Mostra del Novecento Italiano en el Permanente de Milán en 1926. En esos años entabló una amistad decisiva con Mario Sironi, cuyo retrato pintó en 1928.

Al mismo tiempo, Pratelli se dedicó a la enseñanza: entre 1924 y 1934, aproximadamente, dirigió la Escuela de Artes Aplicadas del Castello Sforzesco de Milán. En 1925, junto con Sironi, Sarfatti, Funi y Carrà, propuso la creación de un Consejo Superior de Arte Moderno, testimonio de su activa participación en los debates culturales de la época. Fue nombrado secretario de la Unión Fascista de Bellas Artes en Milán en 1927, y al año siguiente en Lombardía. Estuvo presente en la Bienal de Brera con las obras Giulia y Laura y Paese toscano, y participó en la Bienal de Venecia en 1928, 1930, 1932 y 1934. También expuso en la I Quadriennale en 1931 y en la Exposición de Pintura Italiana Contemporánea del Museo de Baltimore.

En 1932, con motivo del décimo aniversario de la Marcha sobre Roma, Pratelli comisarió tres salas de la Exposición de la Revolución Fascista en el Palazzo delle Esposizioni de Roma. Poco después, sin embargo, se produjo un cambio radical: en 1935 abandonó Milán y se trasladó definitivamente a Roma, dedicándose al cine como guionista y director. Alejado de las exposiciones y de la enseñanza, se mantuvo sin embargo fiel a su investigación artística, que retomó de forma más continuada en la segunda mitad de los años cincuenta.

La exposición del CMC restituye ampliamente esta parábola humana y profesional, poniendo de relieve la heterogeneidad de los lenguajes empleados: Pratelli experimentó con diferentes técnicas, del óleo al temple, de la acuarela al carboncillo, de la cerámica al tapiz, manteniendo siempre una refinada calidad de línea, una elegante linealidad y una gama cromática sobria pero incisiva. Un elemento constante es la presencia de la naturaleza, que aparece incluso donde no es el tema central, convirtiéndose en una fuerza invisible pero perceptible. A veces se manifiesta en paisajes, otras en el clima o en interiores domésticos, siempre con un valor simbólico.

En la década de 1930, Pratelli comenzó a alejarse gradualmente del lenguaje del Novecento italiano para abrazar una visión más intimista y narrativa. Obras como Estate (1930) y La favola del bosco (1931) marcan un punto de inflexión hacia un realismo mágico, en el que la naturaleza y la vida cotidiana se funden en atmósferas suspendidas, propias de los cuentos de hadas. Tras un periodo de silencio, las obras de los años cincuenta y sesenta se centran en temas familiares e íntimos, como en El gato sobre la estufa(1957) y La caja de las cosas olvidadas (1967), en las que la artista parece refugiarse en los pequeños detalles de la memoria y el hogar.

“Merece ser conocida por la intensidad de muchas de sus obras, pero también por el esprit de finesse que la atraviesa”, afirma el comisario en relación con la pintura de Pratelli. “Sus delicados colores, sus refinadas composiciones de figuras, sus temas confidenciales, sus paisajes urbanos y sus paisajes sin adjetivos, toda su trayectoria estilística, en definitiva, desde el Simbolismo al Futurismo pasando por el ’Novecento’, a lo que hay que añadir sus últimas décadas que fueron de todo menos seniles, son demasiado valiosos para ser relegados a la Caja de las Cosas Olvidadas, como tituló el artista un cuadro de 1967, que es también una metáfora transparente de su historia expresiva”.

Completa el proyecto expositivo la monografía editada por Elena Pontiggia y publicada por Silvana Editoriale, la más completa dedicada a Pratelli. El volumen recoge más de un centenar de láminas en color y numerosos documentos, entre ellos correspondencia inédita con artistas, críticos y amigos, trazando con precisión el perfil de un autor recogido pero decisivo, capaz de atravesar épocas y estilos sin perder nunca su propia voz. La exposición también es posible gracias al apoyo de la Fundación Massimo y Sonia Cirulli, que ha concedido importantes préstamos de obras. Una ocasión única para redescubrir a un artista cuya obra atravesó y reflejó las tensiones y los sueños del siglo XX italiano.

Esodo Pratelli La favola del bosco (1931; óleo sobre lienzo, 95,5 x 125,5 cm)
Esodo Pratelli, El cuento del bosque (1931; óleo sobre lienzo, 95,5 x 125,5 cm)
Esodo Pratelli, Lago de Lugano, Porlezza (1921; óleo sobre lienzo, 36 x 30 cm)
Esodo Pratelli, Lago de Lugano, Porlezza (1921; óleo sobre lienzo, 36 x 30 cm)

Esodo Pratelli, un protagonista del siglo XX expuesto en el Centro Cultural de Milán
Esodo Pratelli, un protagonista del siglo XX expuesto en el Centro Cultural de Milán


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