La Virgen de la Paz de Pinturicchio y el arte textil dialogan en el Museo Diocesano de Brescia


En el Museo Diocesano de Brescia, una reflexión simbólica a través del diálogo entre la gran pintura renacentista y el arte textil: la Virgen de la Paz de Pinturicchio y fieles reproducciones de las telas que visten los personajes del cuadro realizadas por la Fondazione Lisio Arte della Seta.

El Museo Diocesano de Brescia propone una reflexión simbólica a través del diálogo entre la gran pintura renacentista y el arte textil. Esto sucede con Adoremus, una de las citas más esperadas del calendario expositivo del museo que, en su quinta edición, trae por primera vez a Brescia, del 3 de diciembre de 2025 al 8 de marzo de 2026, una obra maestra de Bernardino di Betto, conocido como Pinturicchio: La Virgen de la Paz (hacia 1490). Una de las obras más representativas del pintor, encarna ya desde su título el espíritu del Adoremus, que pretende ofrecer un mensaje de recogimiento y esperanza en contraste con un presente atravesado por la crisis y el desconcierto.

La exposición, que se extiende por cuatro salas y está concebida como un viaje sinestésico que combina la visión y la experiencia táctil, encuentra su punto culminante en la pintura del maestro umbro. Gracias a la colaboración con la Fondazione Arte della Seta Lisio de Florencia, se presentan junto a la obra el ejemplar en seda de la túnica que envuelve al Niño en el cuadro y una veintena de muestras, entre sedas, terciopelos, damascos, brocados, de los tejidos que visten los personajes representados.

La Virgen de la Paz de Pinturicchio

Fechada entre 1488 y 1489 y procedente del MARec, Museo de Arte Recuperado de la Archidiócesis de Camerino y San Severino Marche, la obra manifiesta la gracia luminosa y el equilibrio típicos del Renacimiento umbro. La escena es compleja, rica en presencias que la diferencian de las habituales Madonas con Niño. La Virgen, sentada y apenas girada, con la cabeza ligeramente reclinada, viste suntuosos ropajes caracterizados por finos bordados de oro y un fajín de brocado de seda multicolor, adornado con una bellota en el extremo. El Niño, sentado en el regazo de su madre sobre un cojín cubierto de damasco, mira hacia abajo mientras bendice y sostiene un globo de cristal. Detrás de ellos, dos ángeles cierran el espacio intermedio y guían la mirada hacia el paisaje del fondo: una campiña parcialmente montañosa iluminada por el sol naciente, con una ciudad fortificada encaramada en una ladera.

El comisionado, Libero Bartelli, un canónigo rico e influyente que donó la obra a su ciudad natal entre 1488 y 1489, también aparece en la escena. Retratado de perfil en el primer plano a la derecha, el prelado muestra una actitud despreocupada y confiada, con un ojo abierto y una ceja arqueada. Los rasgos fisonómicos, como la nariz aguileña, los labios apretados, los puerros levantados y las venas hinchadas del cuello y la frente, revelan la habilidad del pintor para captar la delicadeza humana del individuo.

La formación de miniaturista de Pinturicchio resplandece en su elección de colores brillantes y artificiales, desde los tonos verdes vegetales al cerúleo, pasando por el oro, utilizado generosamente. Su pasión por la orfebrería aflora también en la placa grabada de la túnica del Niño, donde aparece una sirena-esfinge alada, elemento que acentúa el carácter de cuento de hadas y casi mágico del conjunto.

Pinturicchio, Virgen de la Paz (1488 - 1489; óleo sobre tabla; MARec, Museo de Arte Recuperado Archidiócesis de Camerino y San Severino Marche). Foto: Filippo Ribola/Last Reporters
Pinturicchio, Virgen de la Paz (1488 - 1489; óleo sobre tabla; MARec, Museo de Arte Recuperado Archidiócesis de Camerino y San Severino Marche). Foto: Filippo Ribola/Last Reporters

Tejidos preciosos

Con motivo de la exposición, el histórico taller de sastrería de la Fondazione Lisio Arte della Seta realizó fieles reproducciones de los tejidos (sedas, bordados, telas preciosas) que lucían los personajes del cuadro. En el lenguaje de Pinturicchio, la indumentaria se convierte en vehículo teológico: materiales y ornamentos se convierten en doctrina visual. La variedad de los objetos presentados restituye el mundo material del Renacimiento y el significado simbólico del vestido como signo de lo divino.

Dios Padre viste ropa antigua, símbolo de eternidad: el manto de lana verde (un palio o himatión) forrado de encarnadina y decorado con motivos dorados recuerda la nueva vida, la alegría y la realeza celestial; la túnica azul representa la trascendencia. La Virgen, por su parte, viste túnica de lana roja y el tradicional maphorion del mismo material; la blusa y el velo de lino, blancos y muy finos, remiten a la pureza y la humildad, mientras que el forro de seda del manto evoca la luz divina. El ceñidor, decorado al estilo perugino, alude al nacimiento virginal.

Los ángeles visten sedas bordadas con motivos de palmeta e inscripciones pseudocúficas, combinando elementos de la iconografía religiosa y las vestiduras litúrgicas. El donante, Liberato Bartelli, viste un lucco de paño de lana rojo sobre una casaca oscura y una camisa blanca: una prenda regulada por las leyes suntuarias que comunica rango, devoción e identidad eclesiástica.

Túnica del Divino Infante: dalmática y palio de la Virgen de la Paz de Pinturicchio (seda (dalmática y palio/himación); seda (bordado); vidrio, cuentas de vidrio y metal dorado (joyas); muestra de tejido 60 x 40 cm; Sartoria Storica - Fondazione Arte della Seta Lisio, Florencia, 2025). Foto: Filippo Ribola/Last Reporters
Túnica del Divino Infante: dalmática y palio de la Virgen de la Paz de Pinturicchio (seda (dalmática y palio/himación); seda (bordado); vidrio, cuentas de vidrio y metal dorado (joyería); muestra de tejido 60 x 40 cm; Sartoria Storica - Fondazione Arte della Seta Lisio, Florencia, 2025). Foto: Filippo Ribola/Last Reporters
Bordado a mano con motivo de sirena (seda (tejido); seda (bordado); muestra de tejido 20 x 20 cm; Sartoria Storica - Fondazione Arte della Seta Lisio, Florencia, 2025) Foto: Filippo Ribola/Last Reporters
Bordado a mano con motivo de sirena (seda (tejido); seda (bordado); muestra de tejido 20 x 20 cm; Sartoria Storica - Fondazione Arte della Seta Lisio, Florencia, 2025). Foto: Filippo Ribola/Last Reporters

El Niño está envuelto en una dalmática de seda blanca bordada en oro y un palio de seda azul: la seda y el oro, símbolos de pureza y gloria, subrayan su doble naturaleza humana y divina. El conjunto recuerda explícitamente la tradición bizantina, evidente en el palio, manto que evoca el renacimiento espiritual y el desprendimiento de los bienes terrenales, y en el azul, color de la trascendencia y de la luz divina, asociado a los iconos de Cristo Pantocrátor. Bajo el palio, la dalmática blanca alude a la pureza, la alegría, la resurrección y la dignidad imperial. El bordado de palmeta evoca los motivos ceremoniales imperiales; las perlas y los apliques preciosos remiten a las riquezas del Reino de los Cielos. Sobre los hombros aparecen orlas bordadas con broches adornados con zafiros, que evocan a Christus Sapientia.

Destaca el bordado del escote: una figura alada en forma de sirena que sostiene racimos en forma de sarmientos, símbolo del descenso de Cristo a los infiernos y de su victoria sobre la muerte, Cristo saliendo del “mar” transfigurado el Sábado Santo.

La Virgen de la Paz de Pinturicchio y el arte textil dialogan en el Museo Diocesano de Brescia
La Virgen de la Paz de Pinturicchio y el arte textil dialogan en el Museo Diocesano de Brescia


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