El Louvre ha empezado a traducir en acciones concretas las promesas realizadas en las semanas posteriores al sensacional robo que sufrió uno de los lugares emblemáticos del patrimonio cultural francés el pasado mes de octubre. El martes 23 de diciembre, trabajadores especializados instalaron barras metálicas en las ventanas de la Galería de Apolo, el espacio que albergaba las joyas de la corona robadas y que fue objetivo de los ladrones durante un asalto a plena luz del día.
La operación tuvo lugar de madrugada, cuando un equipo de técnicos intervino en el balcón exterior de la galería. Una grúa levantó una gran reja metálica y la fijó a las altas ventanas francesas que dan al exterior, las mismas por las que los ladrones habían irrumpido en el museo. La instalación de las rejas fue una de las medidas de emergencia decididas inmediatamente después del robo, según explicó a la Agence France-Presse el director adjunto del Louvre, Francis Steinbock.
Según Steinbock, la intervención forma parte de un conjunto de decisiones tomadas para responder a las cuestiones críticas surgidas tras el robo y tranquilizar a las instituciones y a la opinión pública sobre la capacidad del museo para proteger sus colecciones. “Nos habíamos comprometido a hacerlo antes de finales de año”, declaró el director adjunto, subrayando que la reinstalación de las rejas estaba prevista en los plazos previstos. Steinbock también señaló que actualmente se está debatiendo el aseguramiento de otras ventanas del complejo, lo que sugiere que la intervención en la Galerie d’Apollon podría no seguir siendo un caso aislado.
La decisión de reinstalar las rejas también tiene un valor simbólico, ya que marca el regreso a las soluciones de protección que se habían adoptado en el pasado. La directora del Louvre, Laurence des Cars, recordó la semana pasada, durante una comparecencia ante los legisladores franceses, que entre 2003 y 2004 se había retirado una reja similar durante la renovación de la Galería d’Apollon. En aquella ocasión, el objetivo había sido realzar la apertura arquitectónica y la luminosidad de la galería, sacrificando al mismo tiempo un elemento de seguridad que ahora ha resultado crucial. Des Cars aseguró que la reja estaría reinstalada antes de Navidad, compromiso que el museo ha cumplido.
La instalación de las rejas es la última de una serie de medidas aplicadas en los últimos meses, en los que las normas de seguridad del museo más visitado del mundo han sido objeto de un minucioso escrutinio. De hecho, el robo del 19 de octubre suscitó dudas sobre la vulnerabilidad de uno de los sitios culturales más vigilados de Francia.
Para el Louvre, sin embargo, el reto es especialmente delicado. El museo debe conciliar la necesidad de proteger obras y tesoros de valor incalculable con la de garantizar la accesibilidad y la experiencia estética de los visitantes. La reinstalación de las rejas, retiradas hace 20 años en nombre de una mayor apertura visual, atestigua un cambio de prioridades impuesto por los acontecimientos. El robo de octubre demostró que incluso una institución con recursos y conocimientos extraordinarios puede ser vulnerable, y que la seguridad sigue siendo un frágil equilibrio entre la prevención, la tecnología y el factor humano.
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| El Louvre instala rejas en la ventana por la que entraron los ladrones |
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