El Memorial Antimafia de Portella della Ginestra: una página escrita en la historia de la protección


El 3 de mayo se escribió en Palermo una página de la historia de la protección del patrimonio cultural de Sicilia y de toda la nación: se anunció el inicio de la declaración de interés cultural del Memorial de la Portella della Ginestra.

El 3 de mayo, en la sala Pier Santi Mattarella del Ars, la Asamblea Regional de Sicilia, en Palermo, se escribió una página en la historia de la protección del patrimonio cultural de Sicilia. Y de toda la nación. Durante la conferencia El Memorial Portella della Ginestra. Necessità ’civica’ di un restauro, del escritor, se anunció el inicio de la “declaración de interés cultural” del Memorial de la Portella della Ginestra, situado en el territorio de Piana degli Albanesi, en la zona de Palermo. El acontecimiento entra en la historia por derecho, como decíamos, porque el reconocimiento de los requisitos de protección del lugar, invocado durante tantos años en el pasado, sólo ahora, por fin, se ha producido gracias a la comisaria de Palermo Selima Giuliano, hija de Boris, jefe de la Brigada Volante de Palermo, asesinado por Cosa Nostra en 1979, el mismo año en que se iniciaron las obras.

El respeto por la historia y los valores superó las divisiones ideológicas y políticas. La conferencia fue testigo de una rara convergencia de todas las alineaciones políticas en el Ars y obtuvo el patrocinio de las más altas instituciones, la presidencia de la Región de Sicilia, el Ars y tres Departamentos (Patrimonio Cultural, Turismo y Actividades Productivas). En la misma mesa también participan la CGIL, Legambiente y la Asociación Portella della Ginestra, que representa a las familias de las víctimas que perdieron la vida el 1 de mayo de 1947, en la que es la madre de todas las masacres del comienzo de la historia republicana. El comité directivo se debe a la alcaldesa de Piana degli Albanesi Rosario Petta, organizadora también del acto.

Tras 43 años de espera, en menos de dos meses se ha conseguido poner en marcha el enlace de la obra; comprometer públicamente al concejal de Patrimonio Cultural Francesco Scarpinato en la restauración y a la Comisión Regional Antimafia en un reconocimiento más, el de “bien simbólico de toda la nación”, en palabras de su presidente Antonello Cracolici, que intervino en la conferencia.

Memorial de Portella della Ginestra. Foto: Davide Mauro
Memorial de Portella della Ginestra. Foto: Davide Mauro
Memorial de Portella della Ginestra
Memorial de Portella della Ginestra. Foto: Davide Mauro
Memorial de Portella della Ginestra
Monumento conmemorativo de Portella della Ginestra. Foto: Rino Porrovecchio

El Memorial antimafia y antiheroico

El Memorial es una obra de compromiso civil realizada entre 1979 y 1980 por Ettore de Conciliis, artista ecléctico de Avellino, promoción del 41, con la colaboración del pintor Rocco Falciano y del arquitecto Giorgio Stockel. Se construyó en la meseta situada entre el monte Pizzuto y la carretera provincial a San Giuseppe Jato, más abajo, donde tuvo lugar la matanza perpetrada por el bandido Salvatore Giuliano y sus hombres. El 1 de mayo de 1947, unos dos mil obreros, en su mayoría campesinos y jornaleros con sus familias, se habían reunido allí para celebrar el Día del Trabajador, manifestarse contra el latifundismo y a favor de la ocupación de las tierras incultas. Los indefensos pagaron con sangre (11 muertos y 27 heridos graves) el éxito en las elecciones sicilianas de abril anterior del Bloque Popular con el 30% de los votos. Mientras, en el plano internacional, se registraba la rápida evolución anticomunista de la política exterior estadounidense.

“El valor identitario de la instalación”, escribe la Superintendencia, "se ve reforzado también por la elección del artista de implicar a toda la comunidad, empezando por el diseño y siguiendo por la realización, recurriendo a artesanos locales para la composición de los elementos y la elaboración de los materiales, deliberadamente seleccionados respetando las características del lugar. Un diálogo con la población, comprometido en mantener vivo el recuerdo del trágico suceso, que De Conciliis restableció con la misma atención en las fases preparatorias de la Conferencia de Palermo.

Desde el punto de vista histórico-artístico, el Memorial representa también la primera obra de land art en Sicilia, precediendo al Cretto in Gibellina de Burri (iniciado entre 1984 y 1989), y una de las primeras obras en Italia. Es un Stonehenge del siglo XX. Pocos lugares emanan una sacralidad tan secular. Emocionante y desestabilizador al mismo tiempo. De Conciliis susurra a la posteridad, y basta con unos pocos gestos, como si hubiera marcado en el suelo con tiza la escena del crimen: la trayectoria de los disparos indicada por el camino que conduce al recinto del Memorial y las siluetas de los caídos con bloques de piedra que se asemejan a menhires. Una primera piedra que reproduce el contorno de la montaña lleva la fecha de la masacre; el “Sasso di Barbato” está dedicado al socialista italoalbanés Nicola Barbato, fundador y líder de los Fasci Obreros Sicilianos; otras dos llevan versos en lengua vernácula del poeta campesino Ignazio Buttitta y los nombres de las víctimas; y al final del camino se alza la estela conmemorativa del trágico suceso (Mazza, 2022).

Memorial de Portella della Ginestra
Monumento conmemorativo de Portella della Ginestra. Foto: Rino Porrovecchio
Memorial de Portella della Ginestra
Monumento conmemorativo de Portella della Ginestra. Foto: Davide Mauro
Memorial de Portella della Ginestra
Monumento conmemorativo de Portella della Ginestra. Foto: Regione Siciliana

¿Cómo es posible vincular una obra que tiene menos de 70 años y cuyo autor vive?

Puede ser interesante entender, también para otros casos en Italia, cómo ha sido posible declarar bien cultural una obra que no cumple los requisitos de tener 70 años y cuyo autor ya no vive, consiguiendo un objetivo esperado durante 43 años, tantos como ha habido desde la creación del Memorial. Como expliqué en una entrevista concedida a la CGIL, en la que conté cómo nació la idea del proyecto de restauración conservadora del Memorial, desde el primer encuentro con Ettore De Conciliis para una exposición individual que yo había comisariado en 2021 en Venecia hasta la cita delaño siguiente en Portella della Ginestra, el detonante fue la constatación del estado conservador del lugar por parte de su propio autor, que corría el riesgo de comprometer la lectura de los significados metafóricos que atribuía al Memorial. Después de más de cuarenta años, los signos causados por la intemperie y el asentamiento del suelo eran evidentes. Era urgente actuar. Así lo pusimos de manifiesto en la primera conferencia de sensibilización celebrada el 3 de febrero en el Museo Regional de Mesina, en presencia del propio De Conciliis. Pero para hacerlo bien, no se podía ignorar la implicación de la Superintendencia.

Quería entender si había margen para reconocer los requisitos necesarios para la protección, dado que, a diferencia de lo que exige la normativa, se trataba de una obra creada hacía menos de setenta años y cuyo autor aún vivía. Luego estaba la coyuntura histórica, como decíamos, de que Selima Giuliano es la jefa de la Superintendencia de Palermo. Me reuní con ella, con su equipo, el 7 de marzo. Inmediatamente se identificó la “ventana” que concede el Código del Patrimonio Cultural: la restricción del Art. 10, apartado 3, letra d), que establece que “los bienes inmuebles y muebles, pertenezcan a quien pertenezcan, que presenten un interés particular por su referencia a la historia política, militar, literaria, artística, científica, técnica, industrial y cultural en general, o como testimonio de la identidad y la historia de instituciones públicas, colectivas o religiosas”.

Y aquí es necesaria una premisa general. Según el Código, para que un bien cultural sea de interés cultural, debe haber sido objeto de una verificación de interés cultural o de una declaración de interés cultural. En el artículo 10 se establece una distinción fundamental entre los bienes culturales pertenecientes al público, para los que debe realizarse una verificación, y los bienes culturales pertenecientes al sector privado, para los que se requiere una declaración de interés cultural en virtud del artículo 13 (la denominada coacción), cuyo procedimiento se detalla a continuación en el artículo 14.

Por lo tanto, en general, la distinción entre los dos procedimientos, de comprobación y de declaración, se basa en la distinta naturaleza jurídica de los propietarios (poseedores o tenedores) de los bienes en cuestión. El artículo 10, co. 3, lett. d), en cambio, va más allá de esta distinción (“pertenezcan a quien pertenezcan”), permitiendo que uno (el Memorial) propiedad de un organismo público (el Ayuntamiento de Piana degli Albanesi) sea declarado bien cultural.

Por tanto, el reconocimiento del Memorial como bien cultural susceptible de protección se produjo necesariamente con una deminución: para reconocerlo por su interés artístico habría que haber esperado otros 27 años. En cambio, la declaración del interés cultural del Memorial, de acuerdo con la citada ley, fue posible para la Superintendencia, “tanto por su referencia a la historia como por ser un testimonio único de la identidad y la historia de las instituciones colectivas”. Se trata, en otras palabras, de un bien declarado de interés cultural “relacional”. Como algunos estadios públicos o velódromos. A efectos de protección, y con vistas a posteriores trabajos de conservación, nada cambia.

Sin embargo, el Memorial tiene su propio valor histórico-artístico relevante, al ser la primera obra de land art en Sicilia, con una amplia bibliografía que lo avala, incluyendo los nombres de críticos de la talla de Enrico Crispolti, Maurizio Marini, Claudio Strinati, Maurizio Calvesi, por citar sólo algunos.

El proyecto de las obras de conservación

Ya existe el anteproyecto del arquitecto Alessandro Di Blasi, con la valiosa dirección artística del propio Ettore De Conciliis. La ulterior contribución del redactor consistirá en ayudar a definir las opciones de método y las directrices en la lógica de la mínima intervención, principio rector de toda restauración, que debe serlo aún más en este caso debido a la especificidad de la obra en cuestión y al contexto medioambiental en el que se encuentra. Así, por ejemplo, hay que limitarse a las intervenciones indispensables para restituir al conjunto plástico su consistencia material y su forma, a fin de mantener intacta la legibilidad de los contenidos y mensajes que se desean transmitir a la posteridad: por eso es también un acto cívicamente necesario. Una piedra que pierde su verticalidad ve “alterada” su carga metafórica de esa tensión hacia el cielo, que es una promesa de “resurrección” de los ideales por los que perdieron la vida personas indefensas. Pero para restaurar esa verticalidad no hay que optar por soluciones invasivas, aunque camufladas. Y, de nuevo, incluso la socavación natural de un peñasco recién tallado para sugerir un perfil antropomórfico o la idea de un burro sacrificado debilita el acto artístico que intervino sobre ese elemento natural para hacerle adoptar esa forma concreta. En cambio, los musgos y líquenes no tienen por qué eliminarse, ya que son un signo de la interacción de la naturaleza con la obra de land art, que se caracteriza precisamente por esa relación directa con ella.

El proyecto incluirá también la puesta en valor y el uso del monumento: baste decir que el lugar carece por completo de señalización, de leyendas (en italiano e inglés, pero también en arbëreshe, la lengua de la minoría etnolingüística albanesa de Piana degli Albanesi) y de iluminación específica para una visita incluso nocturna.


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