Tras cincuenta años cerrada al público, la iglesia de Santa Caterina dei Funari de Roma , una de las más bellas de la ciudad, vuelve por fin a ser accesible gracias a los esfuerzos del ASP Istituto Romano di San Michele y su presidente Giovanni Libanori. La reapertura, el pasado 25 de noviembre, devolvió a Roma un lugar de gran valor histórico, artístico y espiritual.
La iglesia de Santa Caterina dei Funari se alza entre la Via dei Funari y la Via Michelangelo Caetani, en el corazón del tejido histórico de la ciudad. Sus orígenes medievales se entrelazan con el trazado arquitectónico del Renacimiento tardío definido entre finales del siglo XVI y las primeras décadas del siglo siguiente. Dedicada a Santa Catalina de Alejandría, figura central de la espiritualidad cristiana, la iglesia conserva obras de gran valor de algunos de los protagonistas del arte romano del Renacimiento tardío. Entre ellos figuran Marcello Venusti, colaborador e intérprete del lenguaje de Miguel Ángel, Girolamo Muziano, uno de los mayores representantes de la pintura de la Contrarreforma, y Annibale Carracci, que, precisamente entre Roma y Bolonia, desarrolló un estilo capaz de fusionar naturalismo y clasicismo. Lienzos, frescos y decoraciones forman un corpus unificado que hace de Santa Caterina dei Funari un pequeño tesoro de arte, en el que las instancias espirituales se funden con una refinada investigación pictórica.
La reapertura después de medio siglo adquiere un significado que va más allá de la recuperación de un monumento, ya que devuelve a la comunidad un lugar de culto y reunión que, por motivos de conservación y estructurales, había permanecido inaccesible para varias generaciones. De este modo, el complejo vuelve a ser un espacio vivo, destinado a la oración, la visita y la contemplación, y vuelve a formar parte del itinerario cultural y religioso de la ciudad. Muchos ciudadanos romanos nunca han tenido la oportunidad de cruzar su umbral, y redescubrirlo hoy significa recuperar una pieza esencial de la memoria urbana.
El presidente de la ASP San Michele, Giovanni Libanori, subrayó el profundo significado de este momento, calificando la reapertura de regalo para la ciudad. En sus palabras, restaurar un lugar de tal valor artístico y espiritual equivale a reactivar una parte preciosa de la identidad colectiva. Libanori también expresó un agradecimiento especial a Don Paolo Nicolini, Rector de la Iglesia de Santa Caterina dei Funari, reconociendo el papel fundamental que desempeñó en el camino que condujo a la reapertura. La colaboración institucional y pastoral hizo posible la realización de una obra que combina la protección del patrimonio, el cuidado del espacio sagrado y la responsabilidad hacia la comunidad.
La reapertura de la iglesia forma parte de un proceso más amplio de valorización promovido por el ASP Istituto Romano di San Michele, que en los últimos años ha puesto en marcha un proyecto sistemático de protección del patrimonio histórico y artístico. Como recuerda Libanori, este resultado representa una etapa de un compromiso destinado a prolongarse en el tiempo, con el fin de devolver a la comunidad espacios y testimonios de gran relevancia cultural y espiritual. El papel de la AEP se confirma así como esencial en la salvaguardia de un patrimonio muy difundido que cuenta la historia de la ciudad y de sus instituciones religiosas, asistenciales y culturales.
El retorno de Santa Caterina dei Funari al público no es sólo una operación de recuperación arquitectónica, sino una acción que implica identidad, memoria y comunidad. Este lugar, situado en una de las zonas más estratificadas de la ciudad, representa una pieza importante en la comprensión del tejido histórico romano, en el que los signos del Renacimiento se superponen a las preexistencias medievales y a las transformaciones de los siglos posteriores. La reapertura, guiada por el deseo de valorizar un bien común, representa un acto concreto de protección y una invitación a redescubrir una parte importante de la historia romana.
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| Roma, la iglesia de Santa Caterina dei Funari reabre después de cincuenta años |
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