El Ayuntamiento de Trento ha emprendido una iniciativa para proteger y salvaguardar los frescos de la fachada del Palacio Geremia, con el fin de garantizar su conservación y mejorar su legibilidad, habida cuenta de su valor histórico y de la importancia de esta decoración en el contexto urbano del centro histórico de Trento.
Las pinturas murales evocan la visita del emperador Maximiliano de Habsburgo a Trento en octubre de 1501, y también representan episodios legendarios de la Roma republicana: entre ellos, Marco Curcio arrojándose a caballo a una sima para salvar a su patria, y Mucio Escevola poniendo la mano en el fuego ante el rey enemigo Porsenna. En conjunto, los frescos constituyen un valioso ejemplo de la “ciudad pintada”, expresión significativa no sólo de la historia, sino también de la identidad cultural de la ciudad.
En 2024, se encargó a un restaurador especializado en patrimonio cultural la elaboración de un plan de nuevas investigaciones en profundidad, necesarias y preparatorias de las nuevas obras de restauración de la fachada. Este estudio técnico incluirá análisis de laboratorio específicos para cartografiar el estado de conservación de la obra, ofreciendo una comparación actualizada con fuentes de archivo y datos ya conocidos o detectables mediante observación directa. Sólo al final de esta fase será posible planificar los trabajos de restauración, que se desarrollarán de acuerdo con la Superintendencia del Patrimonio Cultural.
En la actualidad, la fachada presenta diversos fenómenos de deterioro, causados principalmente por la escorrentía del agua de lluvia. Otros deterioros son causados por el agua de condensación que, al combinarse con las partículas de polvo atmosférico, genera películas opacas y oscurecedoras. Antes de la restauración de 1986, por ejemplo, la superficie estaba enturbiada por una pátina de suciedad amarillenta, presumiblemente causada por un fijador utilizado anteriormente.
El nuevo proyecto deberá, por tanto, profundizar en el estudio de los fenómenos de degradación, analizando tanto su alcance como sus características. En concreto, será necesario: detectar y cartografiar las zonas en las que se produzcan desprendimientos o desintegraciones de la película pictórica y del enlucido; realizar análisis de laboratorio encaminados a identificar posibles agentes biológicos, como hongos y bacterias, capaces de dañar las superficies mediante acciones mecánicas (hifas, talos) o procesos bioquímicos; verificar el estado actual de la decoración, documentando la presencia de repintes y materiales de consolidación aplicados a lo largo del tiempo.
Una parte crucial de la investigación se dedicará a evaluar la eficacia y durabilidad de los productos utilizados en restauraciones pasadas, con especial atención a su reversibilidad e interacción con los repintes estratificados a lo largo de los años. Este estudio en profundidad será fundamental para perfilar una estrategia de intervención adecuada, capaz de distinguir entre añadidos posteriores y elementos originales. Uno de los principales retos del proyecto es encontrar un equilibrio entre la mejora estética de la fachada, mediante posibles reintegraciones pictóricas, y la necesidad de protegerla de la intemperie, manteniéndose lo más fiel posible a la autenticidad de la obra original.
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Trento, se pone en marcha un plan para salvar los frescos del Palacio Geremia |
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