EE.UU., polémica en San Francisco por una estatua gigante instalada sin consulta pública


Con trece metros de altura y 14 toneladas de peso, la escultura "R-Evolution" aparece de repente en una céntrica plaza de San Francisco, encendiendo el debate entre quienes la ven como una obra emancipadora y quienes la consideran una grotesca imposición en una ciudad en crisis.

En San Francisco, a pocos pasos del paseo marítimodel Embarcadero, una nueva presencia ha tomado forma entre la indiferencia de las instituciones y el asombro de los ciudadanos: una estatua de 45 pies de altura, o unos 13,7 metros, que representa a una mujer completamente desnuda con los brazos en alto y el pecho en movimiento. La obra, titulada R-Evolution, creada por el artista Marco Cochrane (Venecia, 1962), pesa más de 32.000 libras, o unas 14,5 toneladas, y apareció en abril en la céntrica plaza del Embarcadero, sin ningún debate público. ¿La razón? Toda la operación fue financiada por entidades privadas, eludiendo así los procedimientos habituales de consulta cívica.

No es la primera vez que R-Evolution causa polémica. La obra se presentó por primera vez en 2015 en Burning Man, el evento de arte y performance que se celebra cada año en el desierto de Nevada. En un principio estaba previsto trasladarla de forma permanente a Union Square, en el centro de Nueva York, pero su colocación se desechó debido a su excesivo peso, que se consideró insostenible para la estructura del lugar. Desde entonces, la escultura ha estado esperando un nuevo destino, hasta que se tomó la decisión de llevarla a San Francisco, en una zona que ya sufría la transformación urbana, la gentrificación y el descenso de asistencia debido a la pandemia.

La estatua R-Evolution de Marco Cochrane se expone en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane expuesta en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane se expone en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane expuesta en San Francisco

“El arte público es una parte vital de la identidad cultural de San Francisco, pues encarna el espíritu diverso y creativo de la ciudad”, declaró Ralph Remington, director de asuntos culturales del departamento, en un comunicado de prensa. Según él, la instalación pretende reflejar el espíritu de la ciudad de “unir a la gente, activar el espacio público y potenciar el poder del arte para estimular la conversación, inspirar la conexión y revitalizar nuestro paisaje urbano compartido”.

A diferencia de muchas instalaciones de arte público, R-Evolution no estaba sujeta a la aprobación del ayuntamiento ni de los ciudadanos. El Departamento de Ocio y Parques de San Francisco explicó que la colocación de la estatua responde al objetivo de “activar el espacio urbano”, con la intención de estimular una nueva frecuentación de la plaza tanto por residentes como por turistas. El proyecto, de hecho, forma parte de una iniciativa más amplia de 300.000 dólares promovida por la Asociación de Artes de San Francisco, apoyada por la Fundación Sijbrandij y realizada con la producción de la organización artística Building 180, dirigida por mujeres. Según los organizadores, la presencia de la escultura debe ser un símbolo de empoderamiento femenino y una invitación a reflexionar sobre el cuerpo y la relación entre género y poder. Cochrane explicó que la intención es “cambiar las perspectivas sobre género y poder”, mostrando una figura femenina no cosificada, sino atrapada en un momento de simple respiración. La obra se inspira en la performer Deja Solis, cuya pose natural y sin tensiones sería el corazón expresivo del proyecto. Un detalle tecnológico acentúa el efecto: durante una hora al día, entre las 17:00 y las 18:00, el pecho de la estatua sube y baja lentamente gracias a un mecanismo electrónico integrado, simulando la respiración de la mujer.

“Con esta pieza”, escribió Cochrane sobre la escultura en su sitio web, “la modelo Deja Solis explora y expresa cómo se siente cuando puede estar sola... una persona completa... una mujer, irradiando su energía al mundo en calma... simplemente respirando”.

A pesar de las intenciones declaradas, la acogida del público distó mucho de ser unánime. Muchos ciudadanos se declararon sorprendidos, cuando no molestos, por la colocación de la estatua y la falta de participación de la comunidad.

“¿Quién ha financiado esta estupidez?”, comentó un internauta en uno de los muchos hilos abiertos en las redes sociales, donde la imagen de la estatua se abrió paso rápidamente por la red. Las críticas se centraron tanto en el carácter explícito de la representación como en su significado político y social.

“Preferiría tener otro aseo público de 1,7 millones de dólares. Ya sabes, algo más práctico”, añadió alguien. “Ahora tienes que caminar entre sus piernas para ir del Ferry Building al Embarcadero”, continuó otro.

La estatua R-Evolution de Marco Cochrane se expone en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane expuesta en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane se expone en San Francisco
La estatua R-Evolution de Marco Cochrane expuesta en San Francisco

Algunos observadores han cuestionado que la obra pueda servir realmente de emblema feminista, señalando que el autor es un hombre y que el proyecto se llevó a cabo sin consultar a organizaciones de género ni a colectivos locales de mujeres. Además, según Court House News, la presencia de R-Evolution provocó el desalojo temporal de artistas callejeros y vendedores locales, que utilizaban la Plaza del Embarcadero como espacio de trabajo y exposición. Una acción que reavivó el debate sobre la transformación del espacio público en un contexto urbano ya marcado por las tensiones relacionadas con la gentrificación y el desplazamiento.

No es la primera vez que San Francisco se encuentra en el centro de la polémica sobre el uso del espacio urbano: la ciudad, antaño considerada un bastión progresista e integrador, se enfrenta ahora a numerosos retos relacionados con la gestión del centro histórico, la pérdida de habitantes y la crisis económica desencadenada por la pandemia. Según datos recientes, más de un tercio de los edificios de oficinas del centro de la ciudad están actualmente vacíos. El tráfico peatonal, que antaño caracterizaba la zona, está en franco declive, y las autoridades municipales buscan nuevas estrategias para devolver la vida al núcleo urbano. En este contexto, la decisión de instalar una estatua monumental puede leerse como un intento de responder a esta crisis, pero el método adoptado (carente de transparencia y confrontación) ha planteado cuestiones de legitimidad y representación. El artista Marco Cochrane defendió la iniciativa hablando de una visión artística nacida de la necesidad de mostrar el cuerpo femenino de una forma diferente a la que suelen proponer los medios de comunicación y la cultura de masas. Sin embargo, las dimensiones desmesuradas y la desnudez total de la obra terminaron por acentuar la brecha entre intenciones y percepciones, planteando interrogantes sobre la capacidad real del arte público para representar de forma compartida los valores de una comunidad.

EE.UU., polémica en San Francisco por una estatua gigante instalada sin consulta pública
EE.UU., polémica en San Francisco por una estatua gigante instalada sin consulta pública


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