En el marco de las celebraciones de su bicentenario, la National Gallery de Londres anunció la adquisición de un extraordinario y misterioso retablo del Renacimiento septentrional, fechado hacia 1510, que no se exponía al público desde hacía más de sesenta años. La obra, una Virgen con el Niño y los santos Luis y Margarita, de autor desconocido, fue adquirida a una colección privada a través de una negociación confidencial intermediada por la casa de subastas Sotheby’s, por un valor total de 16,4 millones de libras, gracias al apoyo de los Amigos Americanos de la National Gallery.
El retablo se presentará oficialmente al público a partir del 10 de mayo de 2025, con motivo de la inauguración de la nueva ala de Sainsbury’s, como parte del gran proyecto expositivo CC Land: The Wonder of Art, la remodelación más ambiciosa de las colecciones del museo hasta la fecha.
En el centro del cuadro se encuentra la Virgen entronizada con el Niño, rodeada de dos ángeles músicos, San Luis de Francia y Santa Margarita, que se levanta intacta del caparazón roto del dragón que se la tragó. Los detalles iconográficos son numerosos y sorprendentes: uno de los ángeles toca una curiosa arpa de boca, instrumento inusual en el contexto celestial, mientras que el otro sostiene un libro abierto grabado con los versos del himno mariano Ave Regina Caelorum. La notación musical, sin embargo, parece imaginaria, signo de licencia poética más que de transcripción litúrgica.
En el fondo se vislumbran refinados elementos arquitectónicos, así como presencias singulares y fuera de lo común: destaca la escena esculpida en un capitel, en la que un niño travieso enseña el trasero. Un detalle irónico que contrasta con el aura sacra de la obra y da fe de la libertad inventiva del autor anónimo. No menos significativos son los elementos más oscuros, como los peldaños desnudos y las cabezas de clavos que prefiguran simbólicamente el futuro sacrificio de Cristo.
La atribución de la obra sigue siendo incierta y discutida. El cuadro presenta características estilísticas que han suscitado dudas entre los historiadores del arte sobre su origen geográfico: algunas pistas sugieren una mano holandesa, mientras que otras parecen inclinarse por una escuela francesa. El soporte de roble del Báltico, material empleado con mayor frecuencia por los artistas de los Países Bajos, parece reforzar la hipótesis nórdica. Sin embargo, la representación de los volúmenes, la monumentalidad de las figuras y el uso dramático de la luz y las sombras sugieren también la tradición pictórica francesa de la época, en particular la obra del maestro de Moulins, Jean Hey.
No faltan las comparaciones con autores conocidos: la composición general, la presencia de elementos fantásticos y la excentricidad de las expresiones recuerdan la producción temprana de Jan Gossaert, activo en las primeras décadas del siglo XVI y ya presente en las colecciones de la National Gallery con laAdoración de los Magos. Otras posibles referencias son la meticulosidad de Jan van Eyck y la intensidad emocional de Hugo van der Goes, así como los aspectos narrativos y plásticos típicos de la pintura francesa de finales del siglo XV.
La pintura fue documentada por primera vez en 1602 en el priorato urbano de Drongen, cerca de Gante, en la actual Bélgica, circunstancia que apoya aún más la hipótesis flamenca. Los análisis dendrocronológicos del panel de madera confirman que el soporte fue tallado en un roble talado después de 1483. Además, la representación de la cadena de la Orden de San Miguel llevada por San Luis, todavía con los nudos dobles “aiguillettes” que sólo se modificarían en 1516 bajo Francisco I, permite datar el cuadro en una fecha anterior a ese año.
Sin embargo, la identidad del autor sigue siendo desconocida, circunstancia que desafía así la (muy) mala costumbre de vincular el valor de una obra al nombre de su creador. Precisamente en este anonimato reside una de las cualidades más intrigantes de la obra: muestra cómo, a finales de la Edad Media y en el Renacimiento, el gran arte también podía manifestarse fuera de los circuitos conocidos del mecenazgo oficial y de los grandes talleres.
Para la National Gallery, esta adquisición representa un momento importante en las celebraciones del bicentenario del museo, que tendrá lugar entre 2024 y 2025. La Virgen y el Niño con los santos Luis y Margarita se une a una lista de importantes incorporaciones a la colección londinense que han tenido lugar en los últimos meses: entre ellas, Después de la audiencia, de Sir Lawrence Alma-Tadema, LaEucaristía, de Nicolas Poussin, y Espejo de cuerpo entero, de Eva Gonzalès. La entrada del retablo anónimo refuerza así la vocación enciclopédica e integradora de la National Gallery, que sigue ampliando sus fondos acogiendo obras del más alto calibre artístico, independientemente de la fama del autor. Con esta obra, el museo londinense no sólo devuelve así a la luz una obra maestra olvidada durante más de sesenta años, sino que invita al público a redescubrir la maravilla del arte como experiencia viva, más allá de firmas y nombres.
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Londres, la National Gallery adquiere un misterioso retablo del Renacimiento septentrional |
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