Tras casi quince años de ausencia, la escultura Prato88 de Mauro Staccioli (Volterra, 1937 - 2018) está a punto de volver a su lugar original en el Centro de Arte Contemporáneo Luigi Pecci de Prato. Así lo ha anunciado esta mañana el propio museo en sus canales sociales. La obra, símbolo de la estrecha relación entre el museo y el territorio, había sido donada por Elda Franchi Pecci, en memoria de su marido Enrico Pecci, el día de la inauguración del Centro en 1988, y había asumido inmediatamente un papel icónico en el paisaje urbano de la ciudad.
El gran proyecto de reinstalación se encuentra ahora en su fase final: las obras, iniciadas con el objetivo de devolver a la comunidad uno de los signos más reconocibles de la presencia del museo en la zona, están casi terminadas. En breve, Prato88 volverá así a formar parte integrante de la vida cotidiana de la ciudad, reproponiendo la relación visual y simbólica que ha caracterizado la entrada del Pecci durante más de veinte años.
La obra, uno de los testimonios más significativos de la poética de Mauro Staccioli, encarna la voluntad del artista de crear esculturas concebidas no como elementos aislados, sino como intervenciones capaces de dialogar directamente con el espacio circundante. Prato88 fue concebida específicamente para el Centro Pecci y su emplazamiento urbano, fusionando en un único signo plástico la monumentalidad de la forma y la ligereza de la relación con el entorno.
La retirada de la obra, que tuvo lugar hace casi quince años con motivo de las obras de ampliación del museo basadas en un proyecto del arquitecto holandés Maurice Nio y finalizadas en 2016, había dejado un vacío no solo físico sino también simbólico. El regreso de la escultura marca así un momento de recomposición del paisaje cultural de Prato, una circunstancia que devuelve a la ciudad un elemento que forma parte de su memoria reciente.
El proyecto de reinstalación, que también dará a la escultura una nueva ubicación (será diagonal con respecto a la entrada del museo y se concibió tras un debate entre el Centro Pecci y el Archivo Staccioli), requirió una compleja fase de preparación en la que se restauró la obra y se verificó estructuralmente para garantizar su estabilidad y durabilidad. De hecho, la obra es una gran media luna metálica con revestimiento de cemento, fijada a un zócalo subterráneo. Al mismo tiempo, se realizaron obras de adaptación de la zona de ubicación para poder alojar la escultura respetando tanto los requisitos técnicos como el diseño original concebido por Staccioli. La restauración costó 220.000 euros.
Mauro Staccioli, nacido en Volterra en 1937 y fallecido en 2018, fue uno de los escultores italianos más apreciados internacionalmente. Su investigación artística siempre se centró en la relación entre la escultura y el espacio, con intervenciones que, si bien tienen un fuerte valor formal, no se imponen de manera autorreferencial, sino que buscan un diálogo constante con el contexto en el que se insertan. Prato88 es un ejemplo emblemático de este planteamiento: una forma clara y esencial que se integra en el tejido urbano, transformándolo y haciéndolo reconocible.
Con la finalización de las obras prevista en breve, el Centro Pecci se prepara para dar oficialmente la bienvenida a la escultura, devolviéndole una presencia que con los años se ha convertido en parte integrante de la memoria visual colectiva. La espera está a punto de terminar: Prato88 está a punto de volver a casa.
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La escultura "Prato88" de Mauro Staccioli vuelve al Centro Pecci después de quince años |
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