Del 13 de diciembre de 2025 al 15 de marzo de 2026, la Galleria d’Arte Contemporanea Osvaldo Licini de Ascoli Piceno acogerá L’anno del Serpente (El año de la serpiente), una exposición individual de Paola Angelini, artista ganadora de la quinta edición del Premio Osvaldo Licini de Fainplast. El proyecto expositivo está presentado por la Associazione Arte Contemporanea Picena, Fainplast y el Ayuntamiento de Ascoli Piceno, y comisariado por Alessandro Zechini. La inauguración está prevista para el 13 de diciembre de 2025 a las 18.00 horas. El Premio Osvaldo Licini de Fainplast es un galardón dedicado a la pintura italiana contemporánea y fue creado con el objetivo de identificar y apoyar la investigación más actual, premiando las prácticas capaces de renovar el lenguaje de la pintura. En este contexto se inscribe la obra de Paola Angelini, seleccionada por su investigación que aborda el medio pictórico como espacio de transformación y verificación existencial.
La exposición toma forma a partir de un acontecimiento biográfico central en la trayectoria de la artista: la pérdida de su padre, figura de referencia en su vida privada y en su constante confrontación con la pintura. La exposición está íntegramente dedicada a él y se desarrolla como el cruce de una fractura, entendida como punto de paso entre un antes y un después. El lapso temporal evocado es el de un año marcado por profundos cambios, en el que la pintura se convierte en el instrumento a través del cual medir la ausencia y redefinir la propia orientación. El título The Year of the Snake recuerda Year of the Snake, una canción de Arcade Fire inspirada en el calendario chino, que el artista escucha en el estudio como una especie de ritual diario. La referencia musical acompaña a la idea de umbral y cambio, un momento en el que lo nuevo redibuja el perímetro de la existencia y la pintura cambia de dirección, abriendo una reflexión sobre cómo renacer dentro de la carencia.
Angelini concibe la exposición como un cuerpo pictórico en capas, más cercano a una sucesión de botes salvavidas que a un desembarco definitivo. La práctica procede por acumulación de signos, elementos e imágenes que retornan de forma recursiva: cabezas, ángeles, lunas, figuras y paisajes construyen un léxico personal en el que conviven sueño, memoria y presencia. La exposición se divide en tres capas, comparables a las fases de construcción de un cuadro: imprimación, boceto y acabado. En la primera capa emergen los vínculos emocionales y artísticos, donde el retrato y el símbolo tienden a solaparse. Obras como What is Orange? Why, an Orange, just an Orange! funcionan como dispositivos temporales que recurren a un archivo familiar, presentando dos figuras frente al espectador, suspendidas entre una intensa luz naranja y una iluminación uniforme, percibida como externa a la escena. Dentro de la misma sección, algunos retratos del artista establecen un diálogo con dos retratos históricos de Nanny, figura central en el imaginario de Osvaldo Licini, construyendo una red de referencias cruzadas en la que la distinción entre el espectador y lo visto parece inestable.
La segunda capa, identificada como boceto, representa la parte más experimental del proyecto. En esta fase, Angelini sólo acepta un control parcial sobre el resultado de las imágenes y permite que la pintura se expanda en el espacio físico. La obra Dove andiamo? (¿Adónde vamos?), que se extiende por toda una pared, hace explícita la cuestión del camino a seguir. Abstracción y figuración se alternan e intercambian papeles, dando una sensación de búsqueda abierta, sin un camino definitivo. En la pared del fondo, dibujos realizados in situ unen el gesto a la idea de elevación: la marca del carboncillo, frágil y directa, hace visible su recorrido, como si el movimiento del cuerpo siguiera presente. En la misma sala, se expone una pequeña obra de Giovanna Garzoni, miniaturista ascolana del siglo XVII: una calavera que dialoga a modo de memento mori con Dove andiamo?, insertando una reflexión sobre el final dentro de un proceso de transformación.
La última capa, el acabado, alberga cinco grandes cuadros exentos, caracterizados por una fuerte verticalidad. Se trata de cuerpos pictóricos que representan capas de memoria y cambio. Cada obra presenta una construcción autónoma, con diferentes atmósferas y densidad de signo. Las superficies irregulares, atravesadas por superposiciones cromáticas y grafismos, alternan zonas luminosas y presencias lunares en un diálogo continuo entre temas y paisajes. La luna, junto con los ángeles y las fracturas de la materia pictórica, vuelve a aparecer como elemento conductor, recordando una tensión constante entre la aspiración a la elevación y el peso de la materia, en resonancia con la lección de Licini. En uno de los cuadros, marcado por verdes profundos y rosas vivos, una mirada vigilante emerge entre rostros de ojos cerrados, mientras un ángel en vuelo intenta retener una cabeza seguida como un rastro por el verde de la naturaleza; en el suelo, una especie de balsa recoge el rostro de Leopardi, poeta querido tanto por Licini como por Angelini. En conjunto, la superposición de signos y formas define la arquitectura conceptual de la exposición. Desde el imprimátur de las figuras que interpelan al espectador, pasando por el boceto como espacio de investigación e intento de fuga, hasta el final confiado a los cinco cuadros autoportantes, el recorrido devuelve un cruce de ausencia y memoria. El cuadro se convierte así en el lugar de un paseo no lineal, en el que la mirada se mueve entre fragmentos de un futuro interrumpido, aceptando la pérdida y la incertidumbre. En este espacio, la luz de la luna pone de relieve la coincidencia entre fragilidad y fuerza como dato estructural de la experiencia y la práctica pictórica de Paola Angelini.
Paola Angelini, nacida en San Benedetto del Tronto en 1983, se formó en la Academia de Bellas Artes de Florencia, donde obtuvo un diploma en Pintura en 2010. En 2011 participó en el taller de Artes Visuales de la IUAV de Venecia dirigido por Bjarne Melgaard y, ese mismo año, expuso en el Pabellón de Noruega de la 54ª Bienal de Venecia en la muestra Baton Sinister. En 2017, completó sus estudios obteniendo un Máster en Bellas Artes en el Conservatorio KASK de Gante (Bélgica).
Paralelamente a su formación, Angelini desarrolla su investigación a través de programas de residencia: en 2014 y 2016 fue artista residente en el Nordic Artists’ Centre Dale en Noruega y en 2016 también participó en el programa Bevilacqua La Masa en Venecia. Su obra se ha presentado en numerosas exposiciones individuales y colectivas en Italia y en el extranjero, comoForme del tempo en el Museo Palazzo Pretorio de Prato y La conquista dello spazio en Spazio K de la Galleria Nazionale delle Marche de Urbino (2017), Iconoclash en el Museo di Castelvecchio de Verona (2017),Rethinking Media en Brandstrup Galleri de Oslo (2018), Babel of Bric à Brac en BGE Gallery, Stavanger (2019), SplendorSolisal Museo Ca’ Pesaro, Venecia (2021), Black Morning en Lyles & King Gallery, Nueva York (2022), The Diver en la Fondazione Coppola de Vicenza (2023), Became a sun on the left side of the moon en la BGE Contemporary Art Projects de Stavanger (2024) e Image outside of time en la Kwai Fung Hin Art Gallery de Hong Kong.
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| Paola Angelini en Ascoli Piceno: "El año de la serpiente" en la Galería Licini |
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