Del 20 de septiembre de 2025 al 8 de marzo de 2026, el Kunstmuseum de Basilea acoge una gran exposición dedicada a los fantasmas. Con más de 160 obras y objetos creados a lo largo de los últimos 250 años, Fantasmas. Visualizar lo sobrenatural, comisariada por Eva Reifert, explora la imaginería visual asociada a las apariciones fantasmales, que se desarrolló especialmente en el siglo XIX en Occidente, cuando la ciencia, el espiritismo y los medios de comunicación populares comenzaron a entrelazarse, dejando una profunda huella en el arte.
A menudo recordado como la era de la racionalidad, la tecnología y el progreso científico, el siglo XIX fue en realidad también una época en la que floreció la creencia en los fantasmas. En la segunda mitad del siglo, las presencias espectrales se convirtieron en herramientas para investigar los límites inexplorados de la psique, abriendo nuevas vías en la vida interior. El Romanticismo alimentó el deseo de asombro y espectáculo, combinando la creencia en los espíritus con innovaciones en las técnicas de ilusión, como el famoso efecto teatral Pepper’s Ghost.
La fotografía, inventada en torno a 1830, desempeñó un papel fundamental y propició el auge de la llamada fotografía de espíritus. Figuras como William H. Mumler en Estados Unidos y William Hope en Inglaterra produjeron imágenes que parecían restituir la presencia de los muertos, reforzando la idea de una vida después de la muerte e influyendo en el aspecto visual atribuido a los fantasmas hasta nuestros días. No menos famoso fue el “barón de los fantasmas” de Múnich, Albert von Schrenck-Notzing, un parapsicólogo que combinaba la fotografía con un enfoque casi científico, documentando las manifestaciones sobrenaturales de sus sesiones de espiritismo. El escritor Thomas Mann también participó en ellas como testigo.
Si la fotografía de espíritus es uno de los temas clave de la exposición, otro tanto se dedica a los dibujos, escritos e imágenes creados por médiums espirituales, prueba del contacto directo con el mundo de los espíritus. La exposición también aborda el tema de los lugares habitados por fantasmas, analizando la conexión entre las presencias fantasmales y los estados de angustia psicológica.
La exposición se centra en la evolución de la cultura occidental en el siglo XIX, pero también se extiende al siglo XX, mostrando cómo los artistas siguieron inspirándose en las narraciones espectrales y su potencial visual, a menudo fuera de las bellas artes en sentido estricto.
La exposición se ha realizado con la contribución de dos destacados asesores: Andreas Fischer, del IGPP (Instituto de Áreas Fronterizas de Psicología y Salud Mental), con sede en Friburgo, experto en fotografía de espíritus y fenómenos de materialización, y la historiadora del arte británica Susan Owens, autora de The Ghost: A Cultural History (2017), quien calificó a los fantasmas como “las sombras de la humanidad”. Por ello, el proyecto se centra exclusivamente en los fantasmas, dejando de lado figuras como los ángeles, los demonios o los espíritus de la naturaleza, para enfatizar en cambio su valor poético, su poder evocador y su función metafórica a la hora de afrontar los dilemas del presente.
Es precisamente esta capacidad de los fantasmas para seguir interactuando con el imaginario colectivo y el inconsciente cultural lo que explica su poder perdurable. La escenografía, diseñada por Alicja Jelen y Clemens Müller, del estudio Please don’t touch (Dortmund), está concebida para amplificar las percepciones, favoreciendo las experiencias inmersivas y las atmósferas suspendidas.
Cientos de millones de personas en todo el mundo creen en los fantasmas, y esta creencia colectiva tiene sus raíces en una larga historia. Aunque los avances de la ciencia y la tecnología parecen no dejar espacio para lo sobrenatural, aún hoy la mayoría de la gente mantiene una actitud que oscila entre el escepticismo y la creencia.
Hablar de fantasmas y espíritus no sólo significa retomar sus representaciones tradicionales o recordar los experimentos del siglo XIX que intentaron dar una definición racional a lo invisible. Esta exposición quiere dejar claro que los fantasmas son ante todo metáforas del retorno de lo que la razón no puede borrar por completo: nos recuerdan que, incluso en una época dominada por la tecnología, sigue habiendo misterios existenciales que ninguna ciencia puede resolver, en primer lugar la muerte.
Pero los fantasmas no son sólo encarnaciones del miedo o de lo inexplicable. También son figuras de la memoria, testigos de lo que alguien quisiera olvidar. Recuerdan ausencias que siguen configurando el presente, dan voz a lo que ha sido silenciado pero resurge bajo otras formas. Nos recuerdan que el ideal ilustrado de un mundo enteramente racional y gobernable nunca ha sido plenamente realizable: gran parte de la experiencia humana -tanto en la psique individual como en la política, la sociedad y la cultura- se mueve según lógicas que eluden la razón.
De hecho, el presente está habitado por los fantasmas del pasado: violencia que queda impune, traumas que paralizan, acontecimientos que se niegan a permanecer enterrados. Pensemos en los fantasmas de las historias coloniales que siguen marcando la vida contemporánea, o en los espectros de las crisis económicas que resurgen en los debates políticos.
Sin embargo, los fantasmas no sólo pertenecen a la oscuridad. Tanto en el arte como en la imaginación, van del horror a la comedia, de la melancolía a la frivolidad. No es casualidad que el Fantasmino de Tony Oursler haya sido elegido como emblema de la exposición: una figura a la vez lúdica e inquietante. Un símbolo que nos recuerda cómo los fantasmas también pueden invitarnos a jugar, a inventar nuevas presencias, a cuestionar certezas.
Los fantasmas nos hablan de lo que queda inacabado y sin resolver, de lo que permanece abierto a la interpretación. Al fin y al cabo, siempre son también espejos de su tiempo, encarnaciones del zeitgeist. Como escribe Susan Owens, “los fantasmas son espejos de la época. Reflejan nuestras preocupaciones, siguen la corriente de las tendencias culturales y reflejan el estado de ánimo de cada época”.
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Una gran exposición dedicada a los fantasmas llega al Kunstmuseum de Basilea |
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