El mundo de los museos atraviesa una fase de profunda redefinición que afecta a los fundamentos mismos de la institución, empezando por la gestión y elcrecimiento de sus colecciones. En este contexto se inscribe la presentación del libro titulado Acquisizioni museali: etica, pratiche e visioni (Adquisiciones museísticas: ética, prácticas y visiones), editado por Valeria Arrabito e Ilaria Navarro, en el marco de la colaboración entre ICOM Italia y la Región de Lombardía. La obra, que se ilustrará al público el 17 de diciembre de 2025 en el Palazzo Lombardia de Milán, no se limita a ofrecer un manual técnico, sino que pretende ofrecer una mirada amplia y multidisciplinar sobre lo que significa hoy, para un museo, decidir acoger un nuevo bien en sus colecciones. La publicación nace de la necesidad de sistematizar las reflexiones surgidas durante una serie de webinars celebrados el pasado mes de diciembre, respondiendo a la necesidad de los profesionales del sector de disponer de herramientas actualizadas para orientarse en un panorama cada vez más complejo en términos legales, administrativos y éticos.
El punto de partida de la encuesta es puramente teórico y se refiere a la propia evolución del concepto de museo. Como se señala en el texto, la definición de museo aprobada por el ICOM en Praga en 2022 ha introducido cambios semánticos que reflejan una nueva visión de la relación entre institución y patrimonio. Frente a la anterior redacción de 2007, que utilizaba el término “adquiere”, la nueva definición opta por el verbo “colecciona”. Esta variación léxica no es un mero ejercicio de estilo, sino que implica un cambio de paradigma: mientras que la adquisición se refiere a un acto formal de transferencia de propiedad, el coleccionismo evoca un proceso cultural más amplio, dinámico y relacional, que no se limita a la posesión material, sino que incluye la investigación, la interpretación y el diálogo con las comunidades. Las colecciones ya no se consideran depósitos estáticos de objetos, sino organismos vivos que evolucionan en relación con las transformaciones de la sociedad.
Esta perspectiva exige que los museos tengan políticas de adquisición claras y estructuradas. Ya no se trata de acumular objetos, sino de seleccionar conscientemente lo que es funcional para la misión de la institución. Ilaria Navarro subraya que la redacción de un documento de política de adquisiciones es ahora una norma exigida también por los Niveles Uniformes de Calidad del Sistema Nacional de Museos italiano. Este documento debe responder a cuestiones cruciales: qué coleccionar, pero sobre todo qué no coleccionar, para evitar duplicaciones y garantizar la sostenibilidad de la gestión a largo plazo. El riesgo de la llamada “sobrecolección”, es decir, la acumulación incontrolada que satura espacios y recursos, es una amenaza real para la funcionalidad científica de los museos. En este sentido, la aceptación de donaciones y legados, a menudo considerados un recurso de coste cero, puede convertirse en una carga insostenible si se vincula a cláusulas rígidas, como la obligación de exposición permanente, que limitan la libertad curatorial y la capacidad de actualizar los itinerarios expositivos.
El marco normativo italiano en el que se mueven estas dinámicas se esboza con precisión en el libro. Gabriele Torelli recuerda cómo los museos públicos italianos prestan un servicio público esencial y cómo los bienes que custodian pertenecen al patrimonio cultural del Estado, condición que determina su inalienabilidad absoluta, salvo raras excepciones autorizadas. Este estatuto jurídico garantiza una mayor protección del patrimonio, sustrayéndolo a la lógica del mercado y asegurando su disfrute colectivo. Sin embargo, las colecciones públicas no sólo se incrementan mediante donaciones o compras directas. El ordenamiento jurídico prevé instrumentos de protección específicos que permiten al Estado intervenir en las compras de patrimonio cultural. Paola Strada ilustra el mecanismo de tanteo, mediante el cual el Ministerio de Cultura puede ocupar el lugar del comprador privado en una compraventa de bienes catalogados, pagando el mismo precio acordado. Aún más incisiva es la institución de la expropiación forzosa, que puede ejercerse cuando un objeto se presenta a las Oficinas de Exportación para salir del territorio nacional: en este caso, el Estado puede bloquear la exportación comprando el objeto para sus propias colecciones, si reconoce su interés cultural preeminente.
La dinámica de adquisición estatal se apoya en la labor de órganos consultivos como el Comité Técnico y Científico de Bellas Artes. Caterina Bon Valsassina relata ejemplos concretos de intervenciones realizadas en el trienio 2022-2025, que han permitido garantizar el patrimonio público de obras importantes, a menudo destinadas a colmar lagunas específicas de los museos nacionales. Entre los casos citados figuran la expropiación forzosa de obras de Maria Lai o de paneles antiguos como el de Giovan di Piermatteo Boccati, destinado a la Galleria Nazionale delle Marche. Estas intervenciones demuestran cómo la protección no es una mera acción defensiva, sino que puede convertirse en una estrategia activa de enriquecimiento del patrimonio público, combinando las necesidades de conservación con las de valorización.
El libro ofrece también una interesante comparación con el sistema museístico estadounidense, avanzada por Giuditta Giardini, que pone de relieve profundas diferencias estructurales. Mientras que en Italia prevalece el paradigma público y la inalienabilidad de los bienes, en Estados Unidos los museos son principalmente organizaciones privadas sin ánimo de lucro, que funcionan gracias a un sistema fiscal que incentiva las donaciones mediante importantes deducciones. Una de las diferencias más marcadas se refiere a la práctica del “deaccessioning”, es decir, la posibilidad que tienen los museos estadounidenses de vender obras de sus colecciones. Aunque está regulada por estrictos códigos éticos que exigen que los ingresos se reinviertan en nuevas adquisiciones o en el cuidado de las colecciones, esta práctica es sustancialmente ajena a la tradición jurídica italiana, donde el patrimonio museístico público se considera inalienable. Sin embargo, el sistema estadounidense también presta gran atención a la procedencia de las obras, adoptando normas estrictas para evitar la adquisición de bienes traficados ilegalmente o expoliados, en consonancia con los convenios internacionales.
La dimensión ética atraviesa transversalmente todas las contribuciones del libro. Luca Zamparo y Adele Maresca Compagna insisten en la importancia de la "diligencia debida", es decir, el deber de realizar comprobaciones exhaustivas sobre la historia y la procedencia de cada objeto antes de adquirirlo. Los museos no pueden correr el riesgo de convertirse en cómplices involuntarios de tráficos ilícitos o excavaciones clandestinas. El Código Deontológico del ICOM es una brújula fundamental a este respecto, al establecer que no se debe adquirir ningún objeto si no se está seguro de la validez de su título y de la licitud de su procedencia. Este rigor ético se extiende también a la relación con el mercado del arte. Valeria Arrabito analiza cómo la entrada de una obra en un museo legitima su valor no sólo cultural sino también económico, creando una interdependencia entre instituciones públicas y dinámicas comerciales que debe gestionarse con suma cautela y transparencia para evitar conflictos de intereses.
El libro dedica también un amplio espacio al análisis del contexto territorial de Lombardía, ofreciendo una perspectiva histórica de las políticas culturales regionales. Pietro Petraroia reconstruye el periodo comprendido entre 1995 y 2000, caracterizado por la consejería de Marzio Tremaglia, durante el cual la Región de Lombardía llevó a cabo una política de adquisiciones “antimuseos”. El objetivo no era constituir una colección regional centralizada, sino salvar de la dispersión patrimonios significativos y confiarlos después a instituciones locales, fundaciones o museos cívicos que ya operaban en el territorio. Ejemplos emblemáticos de esta estrategia son la compra de la colección de maquetas de diseño de Giovanni Sacchi, depositada en la Trienal de Milán, o el rescate del archivo fotográfico de Federico Patellani. Una obra emblemática de esta temporada es el Retrato de Giulio Romano, de Tiziano Vecellio, elegido como imagen de portada del libro: adquirido en 1996 con una aportación de la Fondazione Cariplo, el cuadro estaba destinado al Museo Civico di Palazzo Te de Mantua, devolviendo al territorio una obra maestra ligada a su historia.
Entrando en los detalles de las realidades locales, Laura Aldovini presenta el caso de los Museos Cívicos de Pavía, cuyas colecciones son el resultado de una larga historia de legados y donaciones, empezando por la fundada por el marqués Luigi Malaspina en el siglo XIX. Sin embargo, la gestión de las donaciones no está exenta de problemas. La autora cita ejemplos como la donación Morone en 2000, que aportó al museo obras maestras de los siglos XIX y XX pero con la limitación de una exposición específica, o la más compleja donación Strozzi, que requirió años de estudio para verificar la procedencia de las obras, algunas de las cuales resultaron ser de origen ilícito y fueron devueltas. Estos casos muestran cómo la adquisición nunca es un acto neutro, sino que conlleva responsabilidades de gestión, conservación y verificación que pesan sobre la institución durante décadas.
Por último, el libro destaca el papel de la documentación como soporte indispensable de las políticas museísticas. Valeria Arrabito y Maria Elisa Nobili ilustran la función de los centros de documentación, como el CEDOM del ICOM Italia, alojado en la Biblioteca “Marzio Tremaglia” de la Región de Lombardía. Estos archivos especializados recogen la memoria histórica de las instituciones y prácticas museísticas, ofreciendo un valioso material para la formación de operadores y para la investigación científica. Incluso la propia Biblioteca Tremaglia, tal y como la describen Donadini, Guzzetti y Ogliari, ha sido objeto de una reciente reorganización para potenciar su papel como centro de referencia de estudios bibliotecarios y archivísticos, lo que confirma el compromiso de la Región no sólo con la protección de los objetos, sino también con la preservación del conocimiento que los rodea.
Museum Acquisitions: Ethics, Practices and Visions es, por tanto, un texto fundamental para comprender la complejidad del trabajo museístico contemporáneo. A través del entrelazamiento de teoría, análisis jurídico y casos prácticos, el volumen demuestra cómo el acto de adquisición no es una simple operación administrativa de incremento patrimonial, sino una elección cultural precisa que define la identidad del museo y su relación con la sociedad. Tanto si se trata de adquirir una obra maestra del Renacimiento como de salvar un archivo empresarial, cada nueva incorporación a la colección representa una asunción de responsabilidad ante las generaciones futuras, que exige competencia, transparencia y una rigurosa visión ética. El museo, por tanto, no es un contenedor pasivo, sino un sujeto activo que, a través de sus elecciones coleccionistas, construye la memoria colectiva e interpreta las transformaciones del presente.
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