Renace el Jardín Romántico del Palacio Real de Nápoles


Ha concluido la restauración del Jardín Romántico del Palacio Real, que puede visitarse con antelación gracias a la iniciativa "Esperando la primavera". Las obras, iniciadas en 2024, recuperan la legibilidad histórica, el equilibrio botánico y nuevas infraestructuras con vistas a la reapertura en 2026.

El Jardín Romántico del Palacio Real de Nápoles avanza hacia una nueva fase de su historia gracias a un articulado proyecto de restauración de sus estructuras arquitectónicas, botánicas y vegetales. La restauración, que comenzó en septiembre de 2024 y está a punto de concluir, representa una intervención de gran importancia para todo el conjunto monumental, devolviendo legibilidad al diseño de los siglos XIX y XX y sacando a la luz los valores históricos que han caracterizado a lo largo de los siglos este espacio, concebido como lugar de experimentación botánica y como parte integrante de la historia del palacio.

A la espera de la reapertura definitiva, prevista para principios de 2026, un programa de visitas guiadas extraordinarias permitió a ciudadanos y visitantes observar la obra ya terminada y seguir, a través de las palabras de sus responsables, las etapas de su recuperación. La iniciativa, denominada Esperando la primavera, ofreció la oportunidad de explorar el progreso de las obras acompañados por el director de la restauración, el arquitecto paisajista Marco Ferrari, que ilustró la complejidad del camino emprendido para devolver la integridad al jardín, con un enfoque filológico destinado a integrar historia, naturaleza y sostenibilidad.

Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real

El jardín se cerró al público en septiembre de 2024 para permitir el inicio de los amplios trabajos de restauración. Las actividades consistieron en la reordenación de los componentes vegetales, las plantas y los elementos arquitectónicos, con el fin de reconstruir una imagen fiel a las estratificaciones históricas que se han ido superponiendo a lo largo de las décadas. La exploración de la obra también tuvo que tener en cuenta el calendario de la naturaleza: los trabajos de plantación de las alfombras de césped y de plantación de las nuevas plantas se suspendieron durante los meses más cálidos, intervalo necesario para garantizar el correcto arraigo de las especies botánicas seleccionadas, y se reanudaron a mediados de septiembre.

Uno de los aspectos más significativos de la restauración se refiere a la recomposición de la antigua colección botánica, que se logró mediante la plantación de nuevos árboles, arbustos y plantas herbáceas. La selección se basó en listas del siglo XIX elaboradas por Friedrich Dehnhardt, jardinero botánico al servicio de Fernando II de Borbón y autor del proyecto del jardín en la década de 1840. La operación requirió un delicado trabajo de adaptación a las cambiantes condiciones ambientales, al tiempo que se intentaba respetar la coherencia histórica del trazado original y recuperar el auténtico espíritu botánico que caracterizaba al jardín.

Entre las intervenciones más complejas se encontraba el rescate del monumental Pinus canariensis, un ejemplar histórico cuyas raíces, compactadas por el paso del tiempo, era necesario liberar para garantizar su estabilidad. Al mismo tiempo, fue necesario consolidar una sección de la fachada de piedra neobarroca que daba a la avenida recta del siglo XX. La estructura se hundía precisamente por la presión ejercida por las raíces de uno de los históricos Ficus magnolioides del jardín, también un valioso ejemplar. Así pues, la restauración debía conciliar la protección de dos bienes, uno arbóreo y otro arquitectónico, que coexistían desde hacía más de un siglo. La solución identificada pasaba por la creación de un nuevo espacio para las raíces aéreas del Ficus en la avenida, a fin de garantizar la estabilidad del árbol sin dañar el muro de piedra vesubiana y travertino de Trani diseñado por Camillo Guerra en la primera mitad del siglo XX.

Otro capítulo central de la restauración ha sido la remodelación de los caminos del jardín, una intervención destinada a mejorar la accesibilidad y el disfrute del complejo museístico. Se eliminó el pavimento asfáltico de la avenida neobarroca que discurre perpendicular a la entrada de la Biblioteca Nacional y se crearon nuevas superficies de toba cocciopesto, seleccionadas para garantizar una mejor permeabilidad y una gestión más eficaz del agua de lluvia. La cuestión del drenaje resultó esencial en un momento en que las exigencias del cambio climático requieren soluciones técnicas que garanticen la sostenibilidad y la durabilidad.

Paralelamente a la finalización de la restauración del jardín, se inició una nueva obra en la puerta monumental que delimita la zona a lo largo de la Via San Carlo. Se trata de una intervención destinada a recuperar uno de los elementos más reconocibles del perímetro histórico del jardín. En las láminas de la obra se han estampado las palabras AverCura, una elección que pretende llamar la atención del público sobre la importancia del patrimonio cultural y el valor del cuidado como práctica colectiva.

El proyecto también puede contarse a través de los números que definen la escala de la intervención. El Jardín Romántico ocupa una superficie total de 14.400 metros cuadrados. De ellos, 2.750 metros cuadrados se pavimentaron con toba cocciopesto, mientras que 3.150 metros cuadrados se dedicaron a superficies de césped. En total, se emplearon 350 días de trabajo y se plantaron más de cuatro mil plantas: veinte árboles y palmeras, mil trescientos arbustos y tres mil gramíneas. Una transformación que devuelve al jardín su complejidad botánica y su historia estratificada.

Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real
Nápoles, Jardín Romántico del Palacio Real

En la ejecución de las obras intervinieron diversos sujetos. La restauración de los caminos, la adaptación del componente vegetal y las obras verdes corrieron a cargo de DiElle Impianti de Sant’Egidio del Monte Albino y Jardín Real de Pozzuoli. Las plantas fueron suministradas y plantadas por Batù S.r.l. de Nápoles, mientras que la restauración de la puerta monumental se confió a Nicolì S.p.A. de Lequile.

La arquitecta Almerinda Padricelli, responsable del proyecto, destaca “la importancia de restaurar no sólo la vegetación, sino también las infraestructuras e instalaciones, para ofrecer a los visitantes el disfrute seguro de un lugar que conecta no sólo los espacios museísticos del Palacio Real, sino también los de la Biblioteca Nacional y el Teatro San Carlo en el conjunto monumental”.

“La intervención se analizó y diseñó tras dos años de estudios, investigaciones y encuestas, con el objetivo de enriquecer el patrimonio vegetal y recuperar el valor del coleccionismo botánico”, explica el arquitecto Marco Ferrari. “Además de la pavimentación y la plantación, las obras afectaron a los ejemplares arbóreos existentes, tanto con podas destinadas a reequilibrar el porte y el tamaño de las plantas, como con algunas talas para dar seguridad a la zona tras los estudios de diagnóstico y fitostatica”.

“Las intervenciones, que ascienden a más de 900.000 euros, forman parte del Plan Estratégico Grandes Proyectos Patrimonio Cultural, financiado por el Ministerio de Cultura”, subraya la directora delegada del Palacio Real de Nápoles, Tiziana D’Angelo. “Hoy hemos querido abrir las puertas de las obras para que los visitantes puedan ver la complejidad de la restauración de cerca de una hectárea y media, que representa una verdadera joya, un pulmón verde en el centro de la ciudad, pero también y sobre todo un lugar de cultura que hay que preservar y respetar.”

Renace el Jardín Romántico del Palacio Real de Nápoles
Renace el Jardín Romántico del Palacio Real de Nápoles


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