El estadio de la ciudad de Terni, construido en 1969 y bautizado con el nombre del motociclista Libero Liberati, es el centro de un acalorado debate sobre su futuro y la conservación de algunas obras de albañilería de importancia histórica. Desde 1975, las paredes interiores del estadio albergan murales creados por los jóvenes exiliados chilenos de la Brigada Pablo Neruda, que llegaron a Terni huyendo del régimen de Pinochet. Las obras, que constituyen un verdadero patrimonio histórico y artístico, dan testimonio de la lucha contra la dictadura chilena y de los valores de solidaridad y acogida que caracterizaron la hospitalidad de la ciudad hacia los refugiados políticos.
En los últimos meses, el llamado proyecto Estadio-Clínica, que prevé lademolición de la estructura actual y la construcción deun nuevo estadio junto con un centro de salud, ha encendido un debate público e institucional. Una de las principales cuestiones críticas se refiere al destino de los murales: el proyecto prevé su eliminación, con su posible conservación y reubicación en una plaza adyacente al nuevo estadio. La cuestión ha movilizado a asociaciones culturales y deportivas, que han subrayado la importancia de preservar la integridad de las obras y su valor simbólico, histórico y artístico.
El 29 de agosto de 2025, Arci Terni, Il Pettirosso Aps, Sentieri Partigiani, Anpi Terni, Cgil Terni, Asd Gramsci Terni y los grupos de la curva este del Estadio Liberati, Vecchio Stampo y Brigata Gagarin, enviaron un informe oficial a la Superintendencia de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de Umbría, pidiéndole que tomara medidas para proteger, recuperar y conservar adecuadamente los murales. “No son meras decoraciones murales, sino un legado de los exiliados chilenos [...], un testimonio vivo de lucha contra la dictadura, de solidaridad y de acogida. Su pérdida o puesta en peligro representaría un daño irreparable desde el punto de vista histórico, artístico y civil”, subrayan las asociaciones en su comunicado.
Las asociaciones pidieron a la Superintendencia que verifique formalmente el interés cultural de los murales y que asuma un papel activo en las operaciones de traslado, restauración y reubicación, garantizando que se coloquen en lugares accesibles y adecuados, sin comprometer su legibilidad histórica. También exigieron que el proceso se documentara exhaustivamente, tanto histórica como científicamente, con el fin de preservar la memoria de los acontecimientos políticos y sociales que rodearon la creación de las obras.
Al mismo tiempo, nació un comité espontáneo llamado “Salviamo il Liberati” (Salvemos el estadio Liberati), que solicitó formalmente al ayuntamiento de Terni y al Ternana Calcio que suspendieran cualquier acción para retirar los murales de las esquinas sur y este. El comité ha motivado la petición con la necesidad de certidumbre respecto al proyecto del Stadio-Clinica, que, por el momento, aún no ha visto el inicio formal de los trámites para la construcción de la nueva instalación deportiva.
A nivel institucional, el asunto ha aterrizado en el Parlamento. El 9 de septiembre de 2025, en el marco de la XIX Legislatura, la eurodiputada Elisabetta Piccolotti presentó unapregunta escrita al Ministro de Cultura y al Ministro de Deporte y Juventud (Acta de Cámara 4/05831, sesión nº 526). En ella, Piccolotti subraya la importancia histórica de los murales de la Brigada Pablo Neruda e insta a los ministros a tomar todas las medidas necesarias para que se reconozca oficialmente su valor cultural. También pide que las obras no se retiren hasta que se confirme la construcción del nuevo estadio, y que cualquier operación de retirada, conservación y reubicación se confíe exclusivamente al Departamento de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje de Umbría.
El asunto refleja así las tensiones entre el desarrollo urbano y la protección del patrimonio cultural. La construcción de un nuevo estadio, considerada necesaria por algunas partes por razones infraestructurales y deportivas, se enfrenta a la necesidad de proteger un patrimonio de importancia histórica, artística y civil. El resultado de la cuestión tendrá implicaciones no sólo para la comunidad de Terni, sino también para la memoria colectiva vinculada a los exiliados chilenos y al testimonio de su lucha contra el régimen de Pinochet.
Las asociaciones y el comité han subrayado en repetidas ocasiones que el valor de los murales va más allá de la mera decoración estética: representan un documento visual y social de acogida y compromiso cívico, un trozo de historia local que atestigua cómo una ciudad italiana ofreció refugio a quienes huían de la persecución política. Su protección y valorización, según los activistas, no pueden subordinarse exclusivamente a lógicas de desarrollo infraestructural o comercial. Desde el informe a la Superintendencia hasta la movilización del comité Salviamo il Liberati, pasando por la pregunta parlamentaria, se perfila un panorama complejo en el que la conservación de los murales se convierte en una cuestión central del debate público. Aunque la Superintendencia aún no se ha pronunciado definitivamente, se le pide que vele por que cualquier intervención no comprometa la integridad de las obras, preservando su legibilidad y su valor histórico, de acuerdo con las peticiones de las asociaciones y del diputado Piccolotti.
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Terni, el futuro de los murales históricos del Estadio Liberati en entredicho |
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