Esther Stocker en Tenuta Dello Scompiglio: una investigación visual sobre el concepto de error


Del 17 de mayo al 28 de septiembre de 2025, Tenuta Dello Scompiglio (Lucca) acoge Análisis del error, una exposición individual de la artista austriaca Esther Stocker, comisariada por Ángel Moya García. Un proyecto ambiental y pictórico que explora el fracaso como matriz de conocimiento.

Del 17 de mayo al 28 de septiembre de 2025, los espacios de la Tenuta Dello Scompiglio de Vorno (Capannori, Lucca) acogerán Análisis del error, una exposición personal de Esther Stocker (Silandro, 1974) comisariada por Ángel Moya García. La muestra se inscribe en una trayectoria coherente con la investigación de la artista austriaca, que desde hace años indaga en la tensión entre orden y desorden, estructura y desviación, sistema y ruptura. En esta ocasión, el eje temático es el concepto de error, entendido no como un fallo estéril o una marca negativa, sino como una posibilidad, una desviación fructífera, una oportunidad para activar nuevas dinámicas de pensamiento y percepción.

El término error se explora en su sentido más amplio: como desviación de una norma, como desviación de un código, como forma de libertad que escapa al control. Un error puede ser la violación de una norma, el fracaso de un plan o el efecto de un proceso cognitivo que produce resultados inesperados. La exposición se desarrolla a partir de este concepto, que se convierte en motor de investigación y forma visual. Esther Stocker, conocida por su riguroso vocabulario visual basado en geometrías en blanco y negro, toma su propio lenguaje formal y lo lleva más allá, desarticulándolo mediante anomalías, distorsiones y desajustes que socavan su aparente coherencia.

Esther Stocker, Prospettiva comune MAXXI y Atac Roma, Metrostazione Vittorio Emanuele, Roma. Foto: Costantino Artino
Esther Stocker, vista de la instalación Ambienti 1956-2010, Environments by Woman Artists II (Roma, MAXXI). Foto: cortesía de MAXXI Roma

La instalación consta de dos ambientes distintos pero complementarios. El primero alberga una serie de pinturas en las que surgen elementos de perturbación visual: interferencias mínimas, dislocaciones perceptivas, irregularidades apenas perceptibles que rompen la simetría y desplazan el centro de visión. Se trata de una anticipación de la instalación del espacio principal, donde una gran cuadrícula de cinta adhesiva negra sobre fondo blanco invade la sala. Las líneas ortogonales, que a primera vista parecen seguir un orden lógico, generan en cambio un sistema inestable, en el que la progresiva pérdida de definición altera la lectura del espacio y obliga al espectador a renegociar continuamente su posición. El visitante se encuentra inmerso en una retícula que simula un orden absoluto, pero que en realidad está atravesada por desviaciones mínimas, por incertidumbres formales que desencadenan un cortocircuito entre la expectativa y la realidad. La construcción visual de Stocker se presenta como un sistema cerrado, pero sometido continuamente a fuerzas centrífugas que lo abren, lo desestabilizan, lo hacen vivo. El proyecto se configura así como una reflexión sobre la relación entre norma y desorden, regla y libertad. La cuadrícula de líneas negras es el contenedor aparente de una racionalidad matemática, pero su perfección es ilusoria. Cada imperfección, cada variación perceptiva representa una alteración consciente, una posibilidad interpretativa, una manifestación de lo inesperado. La exposición cuestiona la idea misma de objetividad, proponiendo una lectura subjetiva de los sistemas visuales. El error, lejos de ser un defecto, es lo que permite al pensamiento expandirse, crear nuevos vínculos, aprender. En las obras pictóricas, el gesto se vuelve más recogido pero no menos incisivo. También aquí Stocker introduce desviaciones visuales, signos que socavan la coherencia del módulo repetido. Las variaciones aparecen como ligeras fracturas en una lógica que se supone inalterable. El artista juega con la tensión entre lo que se espera y lo que se escapa, entre la regularidad del sistema y su crisis. La pintura se convierte entonces en una síntesis concentrada, un lugar donde el error no se oculta sino que se pone de relieve, expuesto en su función generadora.

Toda la exposición se desarrolla como un diálogo entre racionalidad e intuición. Las geometrías, aparentemente frías y calculadas, son atravesadas por un impulso que las humaniza, que las hace falibles. Matemáticas y arte se encuentran en un terreno común: el de la experimentación. La precisión se acepta sólo para ser superada, la lógica se abre a la ambigüedad, la objetividad se enfrenta a la duda. La exposición propone un modelo perceptivo no lineal, no estable, sino dinámico, abierto, disponible a la contradicción. El error se convierte así en un campo de observación privilegiado para comprender los límites de las categorías interpretativas tradicionales.

Esther Stocker, Prospettiva comune MAXXI y Atac Roma, Metrostazione Vittorio Emanuele, Roma. Foto: Costantino Artino
Esther Stocker, Perspectiva conjunta MAXXI y Atac Roma, Metrostation Vittorio Emanuele, Roma. Foto: Costantino Artino
Esther Stocker,
Esther Stocker, Espacio ilimitado (2013; República Checa, Galería de Arte Moderno de Roudnice nad Labem). Foto: Zdenek Porcal

“En mis pinturas, esculturas e instalaciones”, dice la artista, “intento describir la ambigüedad y la incertidumbre del sistema. Utilizo la precisión de u sistema para investigar el propio sistema. Intento liberar y abandonar nuestros modos de ver asociados al reconocimiento de las formas y que nos distinguen unos de otros, a veces inconscientemente.”

Notas sobre la artista

Esther Stocker, nacida en Silandro en 1974, vive y trabaja en Viena. Su práctica artística se desarrolla principalmente a través de pinturas e instalaciones, dos lenguajes fuertemente interconectados, ambos enraizados en una estética abstracta y geométrica. Sus instalaciones pueden considerarse extensiones tridimensionales de las pinturas: entornos construidos utilizando exclusivamente el negro, el gris y el blanco, en los que la pintura adquiere una forma espacial, en la frontera entre la escultura y la arquitectura. El artista cuestiona constantemente la percepción del espacio, abordándolo con una mirada crítica, contemporánea y social. En el centro de su proceso creativo se encuentra una rigurosa elaboración matemática, que constituye la base teórica de su método. El núcleo de su investigación gira en torno a la pregunta “¿Cómo es que un sistema perfecto es en realidad imperfecto?”. Las estructuras que construye se basan en módulos geométricos repetitivos que generan un orden visual sólo aparentemente estable, al que se introducen interferencias, disonancias y anomalías que alteran su ritmo. Es precisamente en esta tensión entre regla y desviación donde el artista desencadena un efecto de sorpresa, desplazando el equilibrio óptico y rompiendo la dimensión del plano con la intención de provocar una desviación perceptiva y emocional.

Esther Stocker
Esther Stocker

Esther Stocker en Tenuta Dello Scompiglio: una investigación visual sobre el concepto de error
Esther Stocker en Tenuta Dello Scompiglio: una investigación visual sobre el concepto de error


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