Alarma por el futuro de los historiadores del arte: la CISDA insta a las instituciones a tomar medidas


El Comitato Idonei Storici dell'Arte vuelve a plantear la cuestión del deterioro de la profesión, en medio del estancamiento de las clasificaciones, la escasez de personal, la crisis de la formación especializada y una relación cada vez más frágil entre el Ministerio de Cultura y las universidades.

El CISDA, Comitato Idonei Storici dell’Arte (Comité de Historiadores del Arte), sigue cuestionándose las razones profundas del progresivo declive de la figura del historiador del arte en Italia. El punto de partida fue un reciente discurso de Federico Giannini dedicado al trabajo en la cultura, cuyo contenido ofreció al Comité una nueva oportunidad para reflexionar sobre el estado de un sector considerado crucial para Italia , pero cada vez más marcado por la fragilidad estructural, las controvertidas opciones políticas y el malestar profesional generalizado. CISDA llevaba tiempo trabajando en un documento dedicado a la relación con las universidades, pero la publicación el 10 de noviembre de la nueva Orden Profesional del Ministerio de Cultura, que fue retirada tan sólo dos días después, dio urgencia a la redacción del texto. El debate posterior puso aún más de manifiesto una crisis que ya es evidente.

Según los datos comunicados por la Comisión, a día de hoy el Ministerio de Cultura ya tiene disponibles, y por tanto presentes en el presupuesto, más de 600 plazas de Funcionarios de Área de la 3ª escala, mientras que la vacante sectorial es de 2.019. El déficit global de personal en el departamento, por otra parte, es de 6.721 efectivos, frente a una dotación orgánica de 19.184. Números que, leídos junto con la situación de las oposiciones, contribuyen a dibujar un panorama alarmante. Las preguntas parlamentarias presentadas en los últimos meses por Su Señoría Valentina Grippo, de Azione, y por Su Señoría Irene Manzi y Andrea Casu, del Partito Democratico, ponían de relieve cómo se tardarían al menos dos años en completar las nuevas oposiciones anunciadas en agosto pero aún no publicadas. El Ministerio sólo dispone actualmente de una lista activa, la de MiC 518 historiadores del arte, y no puede basarse en listas de otras administraciones. Las contrataciones realizadas en los últimos meses en el Área de Funcionarios apenas cubren la rotación derivada de las jubilaciones, mientras que las oficinas centrales y periféricas siguen sufriendo un déficit estructural de profesionales de la cultura. Esto lleva, en opinión de la CISDA, a preguntarse una vez más por las razones que impiden la plena absorción del escalafón de historiadores e historiadoras del arte.

Ministerio de Cultura. Foto: Ventanas al Arte
Ministerio de Cultura. Foto: Finestre Sull’Arte

La situación se complica aún más con la Circular nº 133, emitida el 10 de noviembre por la Dirección General de Recursos Humanos y Organización y posteriormente anulada el día 12. En el documento, relativo al régimen profesional del personal no directivo, se señalaba el máster como nuevo requisito único para el acceso a los concursos de funcionarios, eliminando de hecho el valor de la formación especializada superior. Para la CISDA, esta elección, aunque posteriormente fue retirada, revela un nudo más profundo, que define como una amarga convicción: los historiadores y los historiadores del arte se encuentran en el centro de un problema político y cultural de larga duración, que ha empobrecido progresivamente su papel, su reconocimiento y su dignidad profesional.

A la luz de estas cuestiones críticas, el CISDA invita al mundo universitario, a la CUNSTA -Consejo Universitario Nacional de Historia del Arte- y a las asociaciones profesionales “a llevar a cabo”, reza el comunicado, “una reflexión seria sobre el papel y la condición laboral de los licenciados y postgraduados en el sector del patrimonio cultural”. Una petición, ésta, que viene ’desde abajo’ para dar voz a los expertos que experimentan a diario en su piel los efectos de una devaluación incipiente’. Esta contradicción parece agravarse por las políticas y opciones administrativas que, a lo largo de los años, han reducido progresivamente el peso de las profesiones culturales. Los datos comunicados por el Comité son elocuentes: Italia ocupa el puesto 21 en Europa en cuanto al número de trabajadores y trabajadoras de la cultura, que asciende al 3,5% del total de empleados, un porcentaje inferior a la media de la UE, que es del 3,8%. Casi el 70% de los historiadores del arte, arqueólogos, archiveros y bibliotecarios ganan entre cuatro y ocho euros netos por hora, mientras que el 32% trabaja mediante IVA o servicios ocasionales. La precariedad, por tanto, sigue siendo la norma, confirmando un sistema que lucha por garantizar la estabilidad y el reconocimiento.

El Comité recuerda que “la formación superior de los funcionarios se estableció en 1901, cuando Adolfo Venturi, Inspector General de Antigüedades y Bellas Artes, fundó la Escuela de Altos Estudios de Historia del Arte Medieval y Moderno en la Universidad de la Sapienza de Roma, al mismo tiempo que la primera cátedra de Historia del Arte en Italia. La visión era ambiciosa: formar profesionales para el patrimonio cultural público, personas con sentido cívico y una sólida formación. Acceder a las Superintendencias (creadas formalmente en 1907), formar parte de organismos ministeriales especializados, desempeñar tareas de vigilancia territorial y cuidar monumentos se consideraban los resultados naturales y las salidas privilegiadas de la formación, preferibles incluso a la enseñanza universitaria. Todo esto corre el riesgo de convertirse en un recuerdo lejano. Las Escuelas de Especialización en Patrimonio Histórico-Artístico (E.E.S.P.A.), herederas directas de una excelente tradición, corren el peligro constante -y lo que ha ocurrido lo demuestra- de verse disminuidas hasta el punto de convertirse en apéndices insignificantes, vestigios superfluos carentes de atractivo y de validez”.

Para el CISDA, es necesario, por tanto, recomponer la relación entre el Ministerio de Cultura y las universidades, a fin de restablecer un camino común que permita la búsqueda de la excelencia que ambas instituciones deben garantizar, en consonancia con el artículo 9 de la Constitución. Para ello, el Comité reclama “un posicionamiento claro por parte de las universidades para volver a situar en el centro del sistema de protección y conservación un conocimiento auténtico de nuestra riqueza cultural, que contrarreste las derivas mercantilizadoras y a menudo innecesariamente espectacularizadoras a las que a menudo se ve sometida. Para redefinir nuestro presente y, a través del estudio y la preservación del pasado, diseñar nuestro futuro”.

“Pensamos también”, añade CISDA, “que es urgente retomar el diálogo entre las universidades y el Ministerio de Cultura, también en referencia al mencionado Libro de Ordenación Profesional del personal del MiC, para elevar el nivel de ambas instituciones. En el actual Mansiónato, por ejemplo, hay nuevas figuras en el área de Oficiales, como el Registrador y el Numismático, para las que sólo se exige un máster, a pesar de que son perfiles que requieren un altísimo grado de especialización sectorial. En nuestra opinión, sería necesaria una titulación de tercer nivel. También es imprescindible iniciar una reflexión sobre la Alta Profesionalidad. Por último, es importante destacar que entre los objetivos del CISDA, además de la completa absorción del escalafón MiC 518, está el de sentar las bases de una futura asociación profesional que defina y promueva de forma estable y eficaz los intereses profesionales de los Historiadores e Historiadoras del Arte, mediante el establecimiento de la categoría profesional MiC 518.Historiadores del Arte, mediante el establecimiento de la categoría profesional de Historiadores del Arte, calcada de la de Arquitectos y Restauradores, así como la creación de un código ATECO que identifique inequívocamente sus tareas y funciones”.

En conclusión, la CISDA pide al Ministro de Cultura, Alessandro Giuli, respuestas ciertas sobre la prórroga de la lista de clasificación de los Historiadores del Arte, que expira en mayo de 2026, y sobre la ampliación de la plantilla, que actualmente sólo prevé 455 puestos dedicados a la categoría en todas las oficinas del Ministerio. Según los datos citados por la Comisión, a pesar de las contrataciones más recientes, las carencias siguen siendo importantes, y la no inclusión en la lista de los 211 candidatos idóneos restantes no parece justificada. Por lo tanto, la CISDA considera necesario proceder a la absorción completa de la lista de clasificación, aprovechando los recursos previstos en el Decreto del Primer Ministro de 7 de agosto de 2025, con el fin de satisfacer una demanda de competencias que considera inaplazable.

Alarma por el futuro de los historiadores del arte: la CISDA insta a las instituciones a tomar medidas
Alarma por el futuro de los historiadores del arte: la CISDA insta a las instituciones a tomar medidas


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