Trump quiere unirse a los cuatro presidentes del Monte Rushmore


En Estados Unidos vuelve a debatirse la posibilidad de añadir la figura de Donald Trump al Monte Rushmore, el icónico monumento con los rostros de Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln. Entre limitaciones técnicas y cuestiones filosóficas, la propuesta sigue siendo controvertida y técnicamente problemática.

Un clip muestra una cámara moviéndose lentamente sobre una fotografía del Monte Rushmore, la escultura monumental situada en las Colinas Negras de Dakota del Sur, que desde 1941 representa los rostros de cuatro presidentes estadounidenses: George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. Al final, un gráfico muestra un rostro imaginario añadido, el de Donald J. Trump. La imagen resume una idea que periódicamente viene a la mente: insertar un nuevo presidente en el famoso monumento tallado en la roca. Desde su finalización, el Monte Rushmore nunca ha visto añadidos a las caras originales, sin embargo, con el regreso de Trump a la Casa Blanca, el tema ha resurgido.

Durante su primer mandato, Trump ya había expresado a Kristi Noem, entonces congresista por Dakota del Sur y ahora secretaria de Seguridad Nacional, su deseo de ser esculpido en la montaña. Noem le había regalado una maqueta del monumento con su rostro esculpido, como para sellar un futuro proyecto. El pasado enero, una congresista de Florida presentó una propuesta legislativa que exigía al Secretario de Interior que procediera a tallar la figura del presidente Trump en el monte Rushmore. A pesar de ello, el proyecto de ley, asignado al Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes, aún no ha salido adelante.

Donald Trump. Crédito de la foto
Donald Trump. Foto: Gage Skidmore

El secretario de Interior , Doug Burgum, en una entrevista el pasado marzo con Lara Trump, la nuera del presidente, declaró que “definitivamente hay espacio” para la incorporación de un nuevo rostro, lo que sugiere una apertura hacia esta posibilidad. En realidad, las autoridades que gestionan el monumento Mount Rushmore, administrado por el Servicio de Parques Nacionales, han precisado que la escultura se considera terminada y que no hay espacio disponible para nuevas tallas. Según una nota oficial, de hecho, se ha examinado cuidadosamente la zona esculpida y no se ha encontrado ninguna superficie adecuada para una nueva figura.

La discusión, que sigue abierta, gira en torno a dos aspectos fundamentales, según resume el New York Times en un artículo de John Branch y Jeremy White: uno filosófico y otro técnico-geológico. En el plano cultural, el Monte Rushmore es un símbolo reconocido de la excelencia americana y un monumento dedicado a los presidentes que han marcado la historia de Estados Unidos. La elección de las cuatro caras esculpidas, obra del escultor Gutzon Borglum, que dirigió el proyecto durante catorce años a partir de 1927, fue cuidadosamente meditada por él mismo. Por ello, la adición de un rostro más plantea interrogantes sobre el significado y el respeto de la intención original.

Monte Rushmore. Foto: Uniq Trek
Monte Rushmore. Foto: Uniq Trek

Geológicamente, el monte Rushmore es una estructura frágil y compleja. Borglum seleccionó la cara sudeste de la roca por su solidez y su buena iluminación natural. Se extrajeron unas 500.000 toneladas de roca con dinamita para esculpir las caras, pero la montaña tiene muchas grietas y fragilidades que limitaron drásticamente la superficie útil. La cara de Washington, la primera esculpida, se encuentra a unos seis metros por debajo de la superficie original, mientras que la de Roosevelt alcanza los 23 metros de profundidad. Los numerosos cambios en el diseño original dan fe de las dificultades encontradas: por ejemplo, la cara de Jefferson fue desplazada varias veces debido a fracturas en la roca. Las fotografías de primer plano muestran claramente la fragilidad de la roca, por lo que resultaba casi imposible añadir otra cara sin comprometer la estabilidad del monumento. Borglum llegó a la conclusión de que el espacio útil sólo podía albergar cuatro caras de unos 18 metros de altura, todas enmarcadas por una piedra ya imperfecta y desgastada por la intemperie.

En realidad, la idea de enriquecer el monte Rushmore con nuevas caras no es nueva. Antes de Borglum, el historiador Doane Robinson había imaginado una serie de esculturas que representaran a héroes del Oeste como Wild Bill Hickok y Sacagawea en las agujas de las Colinas Negras, pero Borglum prefirió rendir homenaje a los cuatro primeros presidentes que fundaron y dirigieron Estados Unidos durante los primeros 150 años.

A punto de cumplirse el 250 aniversario del nacimiento de Estados Unidos, el monte Rushmore sigue siendo un monumento emblemático, pero también un campo de batalla entre quienes quieren preservar su integridad y quienes abogan por una actualización simbólica. Dan Wenk, antiguo superintendente del monumento de 1985 a 2001, describió la idea de añadir nuevas caras como algo similar a alterar una obra de arte clásica, como laÚltima Cena de Leonardo da Vinci. Aunque las opiniones más tradicionales rechazan el cambio, Wenk reconoce que ciertas ideas ya no son tabú hoy en día.

El Monte Rushmore durante la construcción
El Monte Rushmore durante su construcción

También se ha discutido a lo largo de los años si figuras como Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy o Ronald Reagan, pero la propuesta nunca pasó de la fase especulativa. El interés actual por incluir en este caso a Donald Trump, calificado recientemente por algunos historiadores como uno de los peores presidentes de la historia de Estados Unidos, destaca como una provocación, pero también como una cuestión que algunos componentes políticos se están planteando seriamente. A diferencia de los presidentes ya esculpidos en granito, cuyo reconocimiento histórico es casi unánime, Trump representa un caso divisivo, pero no se puede descartar a priori que, explotando su estilo subversivo, pueda promover una iniciativa de este tipo. Desde un punto de vista práctico, sin embargo, la realidad geológica es un obstáculo insalvable. Como señala Wenk, "afortunadamente, la realidad de la roca está de nuestro lado.

Cada año, unos 2,5 millones de personas visitan el Monte Rushmore y contemplan las caras esculpidas en piedra, tratando de imaginar dónde podría añadirse una quinta cara. Sin embargo, muchos geólogos y eruditos siguen confirmando que la hazaña no es factible, tanto por razones estructurales como por respeto a la historia del monumento. El debate sigue abierto, pero la montaña, al menos por ahora, conserva su forma.

Trump quiere unirse a los cuatro presidentes del Monte Rushmore
Trump quiere unirse a los cuatro presidentes del Monte Rushmore


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