Gallerie dell'Accademia di Venezia, la despedida de Paola Marini: el balance es positivo


Paola Marini deja la Gallerie dell'Accademia de Venecia. Su dirección ha sido positiva: en la editorial, un equilibrio general.

En una carta enviada esta mañana a sus contactos, Paola Marini, directora de las Gallerie dell’Accademia de Venecia, se despedía del museo, de su consejo de administración, de su comité científico, de sus colegas, de sus colaboradores y, por supuesto, del público: Marini tendrá que renunciar a la dirección del instituto veneciano mañana, 31 de octubre, por límite de edad, dejando así vacante el puesto, en un momento en que el museo está muy necesitado de un guía. De hecho, el traslado de los depósitos de la antigua iglesia de San Gregorio (que albergará el nuevo Museo de Arte Oriental) a la nueva ubicación de la iglesia de la Cruz en la Giudecca sigue su curso, hay nuevas exposiciones por organizar (ayer mismo se publicó una decisión que indica el procedimiento para identificar a un operador cultural al que se confiará la coproducción de la gran exposición sobre Leonardo da Vinci prevista del 19 de abril al 14 de julio de 2019), están las renovaciones de la librería y la taquilla y la de la cafetería. Y está, sobre todo, la cuestión de la remodelación de la primera planta del museo, que sólo podrá completarse cuando el edificio que alberga las Galerías (el gran complejo monumental de Santa Maria della Carità) esté totalmente restaurado: la situación, en resumen, es complicada, y no se espera un plazo breve para el nombramiento del nuevo director.

Mientras tanto, es posible hacer balance de la dirección de Paola Marini, que sólo puede ser positivo, por varias razones. En su carta de despedida, la directora escribe que en los últimos tres años el museo ha restablecido “profundos lazos con la comunidad de la ciudad” y relanzado “su papel internacional como faro de la pintura veneciana”. Es difícil culpar a la historiadora del arte veronesa, que antes de trasladarse a las Gallerie dell’Accademia contaba con una larga experiencia en su ciudad natal, tras haber sido directora de los Musei Civici di Verona (experiencia durante la cual, además, tuvo que lidiar con el dramático episodio del robo del Museo di Castelvecchio): al igual que los museos de Verona eran y son instituciones muy sentidas por los ciudadanos, lo mismo puede decirse ahora de la institución de la capital veneciana. Se han emprendido numerosas iniciativas para acercar a los venecianos a su museo: pensemos en particular en las exposiciones, casi todas centradas en el patrimonio local y organizadas en torno a las obras maestras de la colección.



En cuanto a las grandes exposiciones, cabe destacar la dedicada a AldoManuzio (Aldo Manuzio. Il Rinascimento di Venezia), la monográfica sobre Michele Giambono que trajo a la ciudad catorce de sus cuadros (ciertamente pequeña en número de obras, pero grande en importancia) y la suntuosa exposición del bicentenario(Canova, Hayez, Cicognara. Laúltima gloria de Venecia), que devolvió a Venecia gran parte de las obras creadas a principios del siglo XIX para el llamado "Homenaje de las Provincias Venecianas", y que, sobre todo, fue capaz de establecer una profunda reflexión sobre la importancia de la coexistencia del arte antiguo y contemporáneo para la formación del sentido cívico de los ciudadanos llamados a visitar el museo. También es imposible no mencionar la gran exposición sobre el joven Tintoretto, en cartel hasta el 6 de enero del próximo año y capaz de generar un prolongado eco internacional, no sólo porque se centra en un artista de nombre altisonante, sino también porque se trata de una muestra original y de gran alcance que ha atraído obras de medio mundo para profundizar en la formación del gran artista del siglo XVI. Además, la Gallerie dell’Accademia ha puesto en marcha un animado programa de actos más específicos, pequeños eventos “de enfoque” similares a los Diálogos de la Pinacoteca di Brera (y, por otra parte, la Gallerie ha colaborado activamente con Brera para la realización de exposiciones) o los Raccontami una storia (dell’arte) del Palazzo Reale de Génova, destinados sobre todo a presentar al público las nuevas adquisiciones.

Paola Marini
Paola Marini


La primera sala de las Galerías de la Academia, en la antigua sala capitular de la Scuola Grande della Carità
La primera sala de las Gallerie dell’Accademia, en la antigua sala capitular de la Scuola Grande della Carità


La Tempestad de Giorgione, quizá la obra maestra más famosa de las Galerías de la Academia
La Tempestad de Giorgione, quizá la obra maestra más famosa de las Galerías de la Academia.

En los últimos tres años, los fondos de las Galerías de la Academia se han enriquecido con obras de excepcional calidad. Ha llegado una Parábola del invitado de boda de Bernardo Strozzi, un Autorretrato en forma de asombro de Pietro Bellotti, dieciocho estudios preparatorios para la Destrucción del Templo de Jerusalén de Francesco Hayez y, sobre todo, ha llegado la Esperanza de Giorgio Vasari, testimonio excepcional de la estancia del artista de Arezzo en Venecia y obra que formó parte del techo del Palacio Corner Spinelli, desmembrado en el siglo XVIII y luego dispersado: El cuadro ha podido reunirse con los demás del mismo ciclo ya presentes en la colección al completar la reconstrucción del techo, que el museo llevaba años intentando terminar. Otro capítulo de primera importancia es el de las nuevas salas (un proyecto, sin embargo, iniciado con mérito por el anterior director, Giulio Manieri Elia, que permaneció en las Galerías como conservador de las colecciones): En enero de 2016 se inauguró el Ala Palladiana, siete salas que se sumaron a las cinco ya abiertas en 2015 y que enriquecieron el itinerario dedicado al arte veneciano de los siglos XVIII y XIX, garantizando una exposición moderna y atractiva de varias obras maestras de indiscutible valor, como la Destrucción del Templo de Jerusalén de Hayez, cuyos dibujos fueron adquiridos. Cabe destacar que estos resultados también fueron posibles gracias al apoyo de particulares, y en la provechosa relación entre los sectores público y privado, las Gallerie dell’Accademia representan una de las puntas de lanza de todo el país: Asociaciones como Venetian Heritage, Venice in Peril Fund, Save Venice y Venice Foundation han colaborado activamente con el museo ofreciendo importantes ayudas para restauraciones, reordenaciones y adquisiciones e implicando a empresas (ejemplos virtuosos son la restauración de las pinturas veronesas apoyada por Venetian Heritage y Bulgari, o la compra de la Speranza de Giorgio Vasari, que también fue posible gracias a la colaboración de Venetian Heritage y Venice in Peril Fund). La Gallerie dell’Accademia, desde este punto de vista, representa por tanto un modelo a valorar e imitar.

En cuanto al número de visitantes, las Galerías han experimentado un notable aumento de visitantes en comparación con el período de las caídas más conspicuas (2014-2015), registrando 316.995 visitantes en 2017, frente a 311.645 en 2016, 286.821 en 2015 y 272.191 en 2014. Por supuesto, todavía estamos muy lejos de los primeros años de la década de 2000, cuando las Galerías registraron casi cuatrocientos mil visitantes (el récord se estableció en 2004, cuando entraron en el museo 383.361 visitantes), hasta el punto de que el aumento de visitantes es uno de los principales objetivos fijados para las Galerías por el Ministerio de Patrimonio Cultural, pero es probable que las cifras aumenten considerablemente (parte del aumento se deberá a las grandes exposiciones actualmente en curso y en proyecto). Sin embargo, la gestión de Paola Marini ha batido un récord, el de la recaudación, que en 2017, por primera vez desde que el Mibac recoge estadísticas de los museos, superó los dos millones de euros: el año pasado las Galerías ingresaron 2.293.146 euros, frente a los 1.390.473 de 2016 y los 1.960.487 del anterior récord, establecido en 2008. Números que sitúan a las Galerías en el puesto 23 entre los museos estatales italianos más visitados. Ampliando el espectro del análisis, las Gallerie dell’Accademia estarían en el podio de los museos más visitados de Venecia: aparte del Palacio Ducal, que goza de una posición favorable (y que cuenta con más de un millón de visitantes cada año), las Galerías tienen números similares a los del Museo Correr, al que llegaron 337.648 visitantes en 2016. Siguiendo hablando de visitantes, es necesario un breve apunte sobre las aperturas nocturnas: es una herramienta que las Galerías han utilizado a menudo, pero el ministerio debería tomar medidas para incentivarla y hacerla estructural para todos los museos.

Las Galerías siguen siendo una obra en construcción. Como se mencionaba al principio de este artículo, las prioridades del museo siguen estando en proyecto, pero el hecho es que el principal problema, que Paola Marini ha señalado en repetidas ocasiones, es la falta crónica de personal (especialmente de personal administrativo, así como de personal de recepción), que en una entrevista concedida al Gazzettino el año pasado la directora estimó en un 45% del total de personal que permitiría a las Galerías funcionar con la mayor eficacia posible. Se trata de un problema que, como se ha denunciado repetidamente en las páginas de este periódico, afecta a todo el sistema del patrimonio cultural italiano, y contra el que poco pueden hacer los directores de los museos (y hasta ahora no parece haber, haciendo caso omiso de los anuncios, una voluntad seria de resolverlo). Al margen de los problemas que, todo hay que decirlo, superan al museo, cabe esperar que el sucesor de Paola Marini sea capaz de seguir los pasos de quienes han estado al frente en los últimos años: parece pleonástico precisarlo, pero dadas ciertas declaraciones de políticos, tal vez nunca esté de más reiterarlo), que, sin embargo, estén animados por una sólida y acertada visión de gestión, en la línea de lo que sucede en los grandes museos extranjeros.


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