Un descubrimiento arqueológico procedente de Israel marca un hito importante en la historia de la evolución humana: un equipo internacional de investigadores dela Universidad de Tel Aviv y del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés ha identificado, en efecto, el fósil de un niño que vivió hace unos 140.000 años en la cueva de Skhul, en el monte Carmelo, lo que revela la prueba más antigua del mundo del mestizaje entre homo sapiens y neandertales. Este hallazgo retrotrae en más de 100.000 años las interacciones entre ambas poblaciones y aporta nuevas pruebas de los vínculos biológicos y sociales que las unían.
El niño, cuya edad se estima en unos cinco años, muestra rasgos morfológicos pertenecientes a ambos grupos humanos, un hecho que hasta ahora se consideraba imposible porque Neanderthal y Homo sapiens se consideraban especies distintas hasta hace poco. Los estudiosos señalaron que el esqueleto representa el resultado de una infiltración genética continua de neandertales locales dentro de la población de Homo sapiens, lo que indica que los contactos entre ambos grupos fueron regulares y prolongados a lo largo del tiempo.
El equipo dirigido por el profesor Israel Hershkovitz, de la Facultad Gray de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Tel Aviv, junto con Anne Dambricourt-Malassé, del CNRS, llevó a cabo un análisis morfológico detallado del esqueleto mediante microtomografías computarizadas del cráneo y la mandíbula, tomadas en el Instituto de Antropología Familiar Shmunis de la Universidad de Tel Aviv. “Este descubrimiento -explican- revela que el fósil humano más antiguo del mundo presenta rasgos morfológicos de estos dos grupos humanos, que hasta hace poco se consideraban dos especies distintas”. El estudio demuestra que el esqueleto del niño de cinco años es el resultado de una infiltración genética continua de la población neandertal local -y la más antigua- en la población de Homo sapiens". Los datos recogidos por los científicos permitieron crear modelos tridimensionales precisos, incluidas estructuras internas invisibles como el oído, y comparar las características anatómicas con las de distintas poblaciones de homínidos. Para estudiar la red de vasos sanguíneos alrededor del cerebro, los investigadores también reconstruyeron digitalmente el interior del cráneo, obteniendo información hasta ahora inédita sobre la fisiología y las conexiones entre Homo sapiens y neandertales.
El descubrimiento en la cueva de Skhul representa la primera prueba científica concreta de interacciones biológicas y sociales entre ambas poblaciones en el territorio del actual Israel. Durante décadas se creyó que los neandertales estaban confinados en Europa y que sólo emigraron a Levante hace unos 70.000 años, tras las glaciaciones. Sin embargo, estudios anteriores, sobre todo los de 2021 publicados en la revista Science, ya habían demostrado la presencia de neandertales arcaicos en Israel hace unos 400.000 años, pertenecientes a un grupo apodado"Homo de Nesher Ramla", en referencia al yacimiento cercano a la fábrica de Nesher Ramla donde se habían descubierto fósiles similares. Estos individuos habían estado en contacto con los primeros Homo sapiens que salieron de África hace unos 200.000 años.
“Los estudios genéticos realizados en la última década han demostrado que estos dos grupos intercambiaron genes”, explica el profesor Hershkovitz. "Incluso hoy, 40.000 años después de la desaparición de los últimos neandertales, parte de nuestro genoma -entre el 2% y el 6%- es de origen neandertal. Pero estos intercambios genéticos tuvieron lugar mucho más tarde, hace entre 60.000 y 40.000 años. Aquí, sin embargo, estamos hablando de un fósil humano de 140.000 años de antigüedad. En nuestro estudio, demostramos que el cráneo del niño, que en su forma general se asemeja al del Homo sapiens -especialmente en la curvatura de la bóveda craneal- tiene, sin embargo, un sistema de circulación intracraneal, una mandíbula y una estructura del oído interno típicos de los neandertales.
El niño de la cueva de Skhul representa el fósil humano más antiguo del mundo que muestra rasgos morfológicos de ambas poblaciones. Su descubrimiento atestigua unas relaciones sociales y biológicas que duraron milenios, antes de que los neandertales locales fueran absorbidos gradualmente por la población de Homo sapiens, de forma similar a lo que ocurrió con los neandertales europeos. Estas pruebas confirman que el mestizaje entre las dos especies no fue un hecho aislado, sino un fenómeno generalizado y constante, con implicaciones fundamentales para comprender nuestra historia evolutiva. “El fósil que estudiamos es la prueba física más antigua conocida del mestizaje entre neandertales y Homo sapiens”, concluye Hershkovitz. “En 1998 se descubrió en Portugal el esqueleto de un niño que mostraba rasgos de ambos grupos. Pero ese esqueleto, apodado ’el niño del valle de Lapedo’, tenía 28.000 años, más de 100.000 años después del niño de Skhul. Tradicionalmente, los antropólogos han atribuido los fósiles hallados en la cueva de Skhul, junto con los de la cueva de Qafzeh, cerca de Nazaret, a un grupo primitivo de Homo sapiens. El estudio actual revela que al menos algunos de los fósiles de la cueva de Skhul son el resultado de una infiltración genética continua de la población neandertal local -y más antigua- en la población de Homo sapiens”.
Los autores del estudio señalan también que el análisis en profundidad del esqueleto permite observar no sólo rasgos craneales y mandibulares, sino también detalles anatómicos invisibles, lo que abre nuevas perspectivas sobre el desarrollo y la fisiología de los primeros humanos modernos. El trabajo, publicado en la revista L’Anthropologie, pretende servir de base para revisar las hipótesis sobre la evolución de los neandertales y las primeras poblaciones de Homo sapiens.
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Descubrimiento en el Monte Carmelo del cruce más antiguo conocido entre Homo Sapiens y Neandertales |
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