El busto de Luis XIV esculpido por Bernini vuelve a exponerse en Versalles


Por primera vez, el famoso busto del Rey Sol esculpido por Gian Lorenzo Bernini podrá verse de cerca, en el centro de una exposición que relata su génesis, su contexto histórico y su legado visual. Una oportunidad para descubrir la obra desde cerca.

Del 3 de junio al 28 de septiembre de 2025, el Palacio de Versalles dedica una exposición excepcional a uno de sus tesoros más famosos: el busto de Luis XIV esculpido en 1665 por Gian Lorenzo Bernini. Titulada Le génie et la majesté: Louis XIV par Le Bernin - El genio y la majestad: Luis XIV según Bernini, la exposición, comisariada por Lionel Arsac, conservador del patrimonio del Palacio de Versalles, ofrece la rara oportunidad de contemplar de cerca una obra maestra que ha estado en el centro de la escena artística francesa durante siglos, pero que suele verse de lejos, situada en lo alto del suntuoso Salón de Diana.

La restauración en curso de dicha sala ha hecho posible una solución museográfica temporal que se convierte en una oportunidad para dialogar de cerca con la obra. Instalada en los pisos de la Dauphine, la exposición devuelve el busto a la vista, permitiendo al visitante captar como nunca antes su energía, su refinamiento y su fuerza plástica. También reconstruye todo el contexto histórico y cultural en el que se concibió el retrato, ofreciendo una visión privilegiada de uno de los momentos más importantes de la diplomacia artística europea del siglo XVII.

En 1665, Gian Lorenzo Bernini se encontraba en la cima de su carrera. Considerado el artista más célebre de Europa, su talento es hoy reconocido por todas las cortes más prestigiosas del continente. Su fama no se limita únicamente a la escultura, sino que se extiende a todo el arte de su época, desde la pintura hasta el diseño arquitectónico. Cuando Luis XIV, conocido por su amor a las artes y su deseo de resaltar la magnificencia de su reinado, le invitó a París, fue un acontecimiento sin precedentes. La visita de Bernini no es sólo un encuentro entre dos gigantes de la historia del arte, sino que también adquiere una connotación diplomática: el Papa Alejandro VII concede la autorización para el viaje, dando así a la empresa un significado institucional. El viaje de Bernini a París está envuelto en un halo de gran expectación. Era el único viaje que el artista realizaría fuera de Italia, un gesto que atestiguaba el increíble prestigio y la influencia internacional de que gozaba. Llegado a París el 2 de junio de 1665, Bernini se puso inmediatamente manos a la obra, aceptando el encargo de un retrato en mármol del rey, que le fue confiado personalmente por Luis XIV el 20 de junio. El 5 de octubre del mismo año, tras meses de intenso trabajo, la obra fue finalmente presentada.

Chantelou relata la emoción del artista en ese preciso momento: “Dijo a Su Ma[jes]te que la obra estaba terminada, que deseaba que fuese de mayor excelencia por haber trabajado en ella con tanto amor, [......] y al terminar estas palabras, que pronunció mal, se echó a llorar de tal manera, que le fue imposible hablar más, y se retiró, tratándole el Roy de la manera más honesta del mundo”.

Gian Lorenzo Bernini, Luis XIV, Rey de Francia (1665; mármol blanco; Versalles, Castillo de Versalles) © Castillo de Versalles, C. Fouin
Gian Lorenzo Bernini, Luis XIV, Rey de Francia (1665; mármol blanco; Versalles, Castillo de Versalles) © Castillo de Versalles, C. Fouin

El proceso creativo y la relación con el Rey

El proceso creativo que condujo a la creación del busto de Luis XIV es una fascinante historia de dedicación y pasión. Bernini comenzó su trabajo observando al soberano durante sus actividades cotidianas, como cuando recibía consejeros o jugaba con su corte. No hay poses formales, sino un estudio continuo de los gestos y movimientos del rey, lo que permite al escultor captar la esencia de su modelo sin forzar nunca su naturalidad. Bernini también se sirvió de bocetos y de un modelo de arcilla, mientras que el trabajo sobre el mármol comenzó con la ayuda de Giulio Cartari, su ayudante. Durante las sesiones, que duraban semanas, Bernini ejecutaba cada detalle del rostro del rey, incluso aquellos que no siempre gustaban a Luis XIV.

El vínculo entre Bernini y Luis XIV es un ejemplo extraordinario de cooperación entre artista y mecenas. Aunque el rey suele odiar las sesiones de pose, acepta las peticiones del artista, incluso preocupándose por su salud. Durante las sesiones, muestra interés por cada detalle del busto, admirando el trabajo del cabello y el cuello de encaje veneciano, pero también preguntando por el parecido del retrato, como cuando se preocupa por la nariz, preguntando si se ha reproducido con realismo. Esta interacción entre los dos hombres, cada uno consciente de la importancia del otro, contribuyó a definir la imagen de Luis XIV y un nuevo concepto de realeza, una majestuosidad reflejada en la pose y la expresión del soberano.

Gian Lorenzo Bernini, Luis XIV, Rey de Francia (1665; mármol blanco; Versalles, Castillo de Versalles) © Castillo de Versalles, C. Fouin
Gian Lorenzo Bernini, Luis XIV, Rey de Francia (1665; mármol blanco; Versalles, Castillo de Versalles) © Castillo de Versalles, C. Fouin

Una obra emblemática

El busto de Luis XIV se convirtió rápidamente en una de las imágenes más emblemáticas del reinado del Rey Sol. La obra no sólo inmortaliza el aspecto físico del soberano, sino que también representa una idea de la realeza nunca antes vista. Su postura orgullosa y su expresión majestuosa simbolizan el poder y la autoridad incuestionable de Luis XIV. Una vez terminado, el busto se expuso primero en el Louvre, luego en las Tullerías y finalmente se colocó en el palacio de Versalles, en el Salón de Diana, donde ha permanecido inalterado desde entonces. Su posición privilegiada, a la salida de la escalera de los Embajadores, subraya su importancia simbólica: el rey recibía así a los visitantes más ilustres, que pasaban por delante de su imagen y se encontraban inmediatamente ante la grandeza y el poder del soberano.

La exposición que se celebrará en 2025 en el Palacio de Versalles representa una oportunidad para admirar el busto de Luis XIV desde una perspectiva completamente nueva. Habitualmente expuesto en altura y a distancia del público, el busto se mostrará por fin de cerca, permitiendo a los visitantes observar cada detalle tal y como lo hubiera deseado el escultor. La exposición se instalará en el piso de la Delfina y estará dividida en dos salas: la primera presentará el viaje diplomático de Bernini a Francia, centrándose en los protagonistas que acompañaron al artista durante su estancia en París; la segunda sala explorará su obra a través de la comparación entre el barroco italiano y el clasicismo francés, un diálogo que marcará también el reinado de Luis XV. Obras procedentes de colecciones públicas y privadas, francesas y extranjeras, acompañarán al público en un recorrido que explora el contexto histórico y artístico que condujo a la creación de uno de los retratos más extraordinarios de la historia de la escultura. La exposición, diseñada por Antoine Fontaine, ofrecerá una nueva y profunda interpretación de una de las obras maestras más famosas del siglo XVII, en un diálogo con la historia, el arte y el poder del Rey Sol.

El busto de Luis XIV esculpido por Bernini vuelve a exponerse en Versalles
El busto de Luis XIV esculpido por Bernini vuelve a exponerse en Versalles


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