La Pinacoteca Ambrosiana de Milán y el Museo e Real Bosco di Capodimonte de Nápoles: dos ciudades y dos instituciones museísticas se encuentran en un único proyecto compartido, Colapso clásico, del artista Nicola Samorì. No se trata de la clásica fórmula de “doble exposición”, sino de una única operación cultural, concebida desde el principio para desarrollarse en dos sedes distintas, pero puestas en diálogo entre sí.
La exposición, comisariada por Demetrio Paparoni junto con Alberto Rocca (Director de la Pinacoteca Ambrosiana) y Eike Schmidt (Director del Museo e Real Bosco di Capodimonte), podrá visitarse del 28 de noviembre de 2025 al 13 de enero de 2026 en Milán, y del 29 de noviembre de 2025 al 1 de marzo de 2026 en Nápoles.
La gran exposición individual dedicada a Samorì une simbólicamente el Norte y el Sur, poniendo en escena un conjunto de contrastes que pretenden invitar a reflexionar tanto sobre el sentido del arte como sobre la experiencia humana: materia e ilusión, silencio y ritmo, creación y ruina, presencia y memoria, ausencia y futuro, cuerpo y espíritu. Capodimonte, en particular, celebra con esta exposición la reapertura de sus salas restauradas. Las dos instituciones se convierten así en polos complementarios de la historia artística italiana, acogiendo una reflexión compartida sobre la tradición, su vitalidad y la posibilidad de ponerla en tensión con la mirada contemporánea.
A través de más de cincuenta obras de Samorì, yuxtapuestas a obras maestras seleccionadas de las colecciones permanentes de los dos museos, Colapso clásico pretende crear una estrecha confrontación entre la historia del arte y sus reescrituras. En el centro, el tema del arte clásico y sus continuas metamorfosis, en un único proyecto aunque articulado en dos lugares distintos.
En la Pinacoteca Ambrosiana el centro de atención será un imponente cuadro creado especialmente por Samorì (500 x 1000 cm), colocado junto al famoso cartón preparatorio de La Escuela de Atenas de Rafael. La exposición continuará en la Biblioteca Ambrosiana, en el pasillo con el monumento funerario a Gastón de Foix de Bambaia y en la Cripta.
En las salas de la Biblioteca, el artista desarrollará el tema de las vanitas con naturalezas muertas pintadas sobre mármol y cobre, inspiradas en los jarrones de flores de Jan Brueghel el Viejo y en los dibujos de Leonardo del Codex Atlanticus. El hilo conductor de la catalogación y la selección une estas obras, creando un diálogo sorprendente entre el Jarrón de flores con joya y conchas de Brueghel y La Escuela de Atenas: dos universos construidos por yuxtaposición de elementos, florales o humanos, unidos en un mismo espacio a pesar de pertenecer a épocas diferentes.
Una sección entera estará dedicada al escultor renacentista Agostino Busti, conocido como Bambaia. Sus altorrelieves conservados en la Ambrosiana son, de hecho, la raíz natural de los “mármoles vaciados” de Samorì, del mismo modo que fueron fuente de inspiración para los cuerpos vaciados de Adolfo Wildt, a su vez guía de los tajos de Fontana, artista fundamental para el lenguaje pictórico de Samorì.
La Cripta del Santo Sepulcro, por su parte, acogerá esculturas verticales de madera, imágenes sagradas que se entrelazan con la densa trama de las columnas de mármol que jalonan el espacio románico.
En Capodimonte, el recorrido expositivo adoptará la forma de una escenografía compleja y estratificada: casi cuarenta obras de Samorì dialogarán con pinturas de Bruegel, Pontormo, Parmigianino, Ribera y El Greco procedentes de la colección del museo. En la Sala Causa, las obras se situarán en fondos arquitectónicos que guiarán al visitante a través de una progresión de luces y colores: desde los tonos muy claros que introducen la Virgen del Velo de Sebastiano del Piombo, hasta la oscuridad total que envuelve la Parábola de los ciegos de Bruegel y su reinterpretación por Samorì (200 x 500 cm), realizada con un juego de superposiciones y sustracciones desarrollado también con herramientas de inteligencia artificial.
Sin embargo, el corazón palpitante del proyecto reside en el barroco napolitano. La piel -entendida como superficie pictórica y como metáfora del cuerpo- se convierte en protagonista de un itinerario que va desde el Desollamiento de Marsias (en las versiones de José de Ribera y Luca Giordano) a laAntea de Parmigianino, hasta reinterpretaciones contemporáneas en las que Samorì despelleja el propio cuadro, dejando al descubierto sus entrañas.
Para la ocasión, se publicará un catálogo de más de trescientas páginas, con ensayos de los comisarios y contribuciones del escritor Antonio Moresco y del teólogo y crítico de arte Friedhelm Mennekes.
“Samorì aborda la tradición visual occidental a través de un proceso de excavación y reescritura”, afirma Demetrio Paparoni. “Éstas no sustituyen el gesto del artista, sino que lo amplifican. Su obra, además de por su estructura formal, atrae por su profundidad conceptual, que transforma cada acto de reescritura en un desafío que desestabiliza la aparente inmutabilidad de lo clásico. En un momento en que la tradición corre el peligro de ser reducida a una superficie consoladora o, por el contrario, rechazada como una forma obsoleta, Colapso Clásico propone una alternativa radical: el patrimonio como campo de tensión, lugar de conflicto productivo, espacio crítico para el entrenamiento de la mirada”.
“Con convicción proponemos, en los espacios centenarios de la Pinacoteca Ambrosiana, la exposición de Nicola Samorì, un artista que dialoga con los maestros del pasado a través de obras poderosas e inquietantes”, afirma Alberto Rocca. “En un entretejido de belleza y laceración, sus visiones - cicatrices y heridas que son excavaciones en el cuerpo humano - se enfrentan al patrimonio renacentista y barroco de nuestra colección. Un encuentro que renueva la vocación de la Ambrosiana: preservar la memoria e inspirar el presente”.
“La gran exposición individual de Nicola Samorì en las dos sedes de Nápoles y Milán une simbólicamente el Sur y el Norte de Italia”, afirma Eike Schmidt. “Las obras expuestas proponen una serie de antinomias, invitando al espectador a meditar sobre la esencia del arte visual y, al mismo tiempo, sobre la existencia humana: la antítesis entre materia e ilusión, silencio y ritmo, creación y ruina, presencia y pasado, ausencia y futuro, cuerpo y espíritu”. El Museo de Capodimonte se enorgullece de reabrir sus salas de exposición, totalmente restauradas, con este importante acontecimiento".
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En Milán y Nápoles una gran exposición de Nicola Samorì, en una confrontación entre la historia del arte y sus reescrituras |
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