Diabolik comenta el robo en el Louvre: No fui yo... esta vez


El sensacional robo de joyas en el Louvre el 19 de octubre provocó reacciones irónicas en Internet. Entre los posts virales hay uno de la página oficial de Diabolik, que interviene sobre el incidente con una frase que se ha convertido en emblemática: "No fui yo... esta vez".

“No he sido yo... esta vez”. Con esta frase, acompañada de una imagen del famoso ladrón enmascarado frente a la Pirámide del Louvre iluminada de azul, la página oficial de Diabolik en Instagram comentaba uno de los episodios más sonados de las últimas semanas: el robo de varias piezas de las joyas de la corona francesa que tuvo lugar en el Museo del Louvre de París el pasado 19 de octubre. El texto que acompaña a la imagen, publicada en diabolikofficial, reza simplemente “Esta vez no ha sido él”. Una referencia directa a la imaginería del personaje creado en 1962 por Angela y Luciana Giussani, símbolo del robo perfecto y de la inteligencia criminal, pero también una forma irónica y comedida de entrar en la corriente de reacciones sociales que, en pocas horas, han convertido la historia en un fenómeno viral. El robo se produjo el 19 de octubre, en el interior de uno de los museos más visitados del mundo. Según el Ministerio del Interior francés, un grupo de ladrones experimentados actuó con rapidez y coordinación, sin recurrir a la violencia, y consiguió robar unas joyas preciosas de valor histórico.

Diabolik
Diabolik en un grafito en Roma, Quarticciolo. Foto: Wikimedia Commons - Nicholas Gemini

Los tres o cuatro autores del robo tenían como objetivo la Galerie d’Apollon, situada en la parte sur del museo y que alberga la colección de las joyas de la corona francesa. Esta sección, una de las más espectaculares y vigiladas del Louvre, alberga diademas, coronas y ornamentos que pertenecieron a Napoleón, Napoleón III y sus esposas. Entre las joyas robadas se encuentran: la tiara y el collar de la parure de las reinas María Amelia y Hortensia, un par de pendientes de la misma parure, el collar y los pendientes de esmeraldas de la parure de María Luisa, un broche relicario y dos piezas de la de la emperatriz Eugenia; la tiara, que se encontró rota y muy deteriorada, y el gran lazo del corpiño. En un comunicado de prensa del 21 de octubre, el Museo del Louvre confirmó también que el valor estimado de los daños causados por el robo de las joyas ascendía a 88 millones de euros.

La acción de los ladrones, llevada a cabo en silencio y sin fanfarria, se aleja de la imaginería cinematográfica que suele acompañar a los robos de obras de arte. Nada de escenas de acción, ni de carreras contrarreloj al estilo del Código Da Vinci o Lupin: según las reconstrucciones, los ladrones planearon cada detalle con precisión, moviéndose con rapidez y sin dejar huellas evidentes. Y si las noticias oficiales se mantuvieron sobrias, la reacción de la web adoptó tonos decididamente diferentes. Pocas horas después de difundirse la noticia, las redes sociales se poblaron de memes, chistes y parodias que reinterpretaban el incidente en clave irónica.

El collar de esmeraldas y los pendientes de la parure de María Luisa © RMN - Grand Palais (Musée du Louvre) ©Jean-Gilles Berizzi
El collar de esmeraldas y los pendientes de la parure de María Luisa © RMN - Grand Palais (Musée du Louvre) ©Jean-Gilles Berizzi
Tiara de la emperatriz Eugenia © 2015 GrandPalaisRmn (musée du Louvre)_Stéphane Maréchalle
La tiara de la emperatriz Eugenia © 2015 GrandPalaisRmn (Musée du Louvre) ©Stéphane Maréchalle

Una de las imágenes más compartidas muestra la yuxtaposición entre una escena de la serie Lupin, y el vídeo de la escalera utilizada para robar las joyas, acompañada del texto “Cómo me imagino el robo / cómo fue realmente”. Otro contenido viral presentaba al cómico Checco Zalone como el “nuevo guardia de seguridad del Louvre”, mientras que numerosos usuarios evocaban el ambiente del dibujo animado de Disney Robin Hood, asociando la historia con el caballero ladrón que roba a los ricos con ironía y astucia. Tampoco faltaron las referencias al mercado online, con imágenes que simulaban poner “a la venta” joyas robadas en plataformas como Vinted, según recoge la revista Open.

La respuesta de Diabolik encaja perfectamente en este contexto digital, vinculando el lenguaje de la crónica al de la cultura pop. El post de Diabolik puso así de manifiesto cómo arte y noticia pueden coexistir en el espacio social a través de una narrativa visual inmediata y reconocible. Varios influencers también participaron en la conversación, contribuyendo a la difusión viral del tema. Entre ellos, Davide Damiani realizó un vídeo paródico en el que se hace pasar por un enviado frente al museo, relatando lo sucedido. Todos estos contenidos contribuyeron a desplazar la atención del plano de la crónica al del imaginario común, donde la realidad se reinterpreta inmediatamente con ironía.

Mientras tanto, el Louvre y las autoridades francesas mantienen la máxima confidencialidad sobre la investigación. Los investigadores reconstruyen la dinámica del robo e intentan identificar a los responsables. La historia del robo en el Louvre, leída a través de la lente de la web, muestra cómo los acontecimientos relacionados con el patrimonio artístico ya no quedan confinados a las páginas de los telediarios o los boletines oficiales. Se convierten en materia viva de interpretación colectiva, objeto de ironía, reinterpretación visual y lenguaje participativo. Y en esta nueva dimensión de la cultura digital, incluso un ladrón de papel y tinta como Diabolik puede volver a convertirse en protagonista involuntario de una historia real.

Diabolik comenta el robo en el Louvre: No fui yo... esta vez
Diabolik comenta el robo en el Louvre: No fui yo... esta vez


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